Nexus

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Yo, al igual que muchos avatares que se inmortalizaron antes, durante o después de la universidad, elegí trabajar de paladín. Si te preguntas qué es un <<paladín>>, es como un policía o guardaespaldas de élite, ya que puedo ser trabajador público o privado, teniendo siempre algo de poder dentro de la ley. Estoy interesado más en ser del ámbito privado, porque he oído que los trabajadores públicos casi siempre trabajan con la policía y se dejan someter por ella. Yo merecía algo más que ser la perra de alguien que, muy probablemente, sea menos poderoso que yo.

Quería empezar de nuevo en otro lugar. Nexus era mi meta. Todo el mundo sabía que ese nuevo país, que fue creado por las personas más ricas y poderosas del mundo, era famoso por regalar la nacionalidad nexusiana a cualquier avatar que quisiera mudarse y trabajar allí. Sobra decir que la mayoría de los avatares de Ínsula se fueron para allá sin dudarlo. Según tengo entendido, muchos avatares aspiran a Axis, la capital. Siempre hay vacantes porque... el riesgo de muerte es muy alto. Pero no dejé que eso me amedrentase. Estoy determinado a volverme un paladín de Axis.

Discutí mis intenciones con mi familia y ellos dudaron. Sabían que la vida de un avatar era demasiada violenta, y temían por mi seguridad. Agradecí su preocupación, pero afirmé que ese era el camino que quería recorrer. (Y si algo me pasaba, de todas formas estaba mi hermano menor para mantener vivo su linaje).

Hice el trámite por internet y ahorré lo suficiente para no pasar ninguna necesidad hasta que empezara a prepararme como paladín en una de sus academias.

Me despedí de mi familia en el aeropuerto bajo la promesa de que los visitaría durante mis primeras vacaciones del trabajo y subí al avión.

Fue uno de esos viajes en los que pasas más tiempos en los aeropuertos que en el viaje en sí. La Isla de Rusia no quedaba tan lejos de la Isla de Nexus, que siempre estaba cerca de la mayoría de los países <<importantes>>, justo en el centro del ovalado Archipiélago Mundial (el archipiélago casi parece un anillo de islas, en realidad, pero los atlas siempre lo ponen en la perspectiva ovalada para hacer de Nexus el <<Corazón del Mundo>>).

Antes de salir del aeropuerto, compré un mapa de Axis, y tras salir a la calle cubrí mi cuerpo con ectoplasma. Desplegué mis alas y fui a uno de los muchos asilos para avatares del país.

Los asilos son un camino fácil para acumular avatares extranjeros sin obligarlos a comprar una casa que no pueden pagar de inmediato. Te dan un cuarto y tres comidas al día. De seguro ya debes haberte hecho una idea de que los asilos son la estructura más abundante en el mundo moderno. El que me designaron se llama Asilo Hellingly (Calle OverBeast #667; me enorgullece el hecho de que esa dirección figurará en mi identificación de ciudadano nexusiano).

Aterricé delante del pequeño edificio y absorbí el ectoplasma. No liberé el espíritu de Simargel porque lo necesitaba unido al mío para usar mi telepatía.

Me presenté en recepción y confirmé mi identidad. Me dieron la llave de mi cuarto. Subí las escaleras y descansé un rato en mi <<acogedora cueva>> (demasiado pequeña y oscura, incluso con la luz prendida).

Mañana mismo tendría que ir a la Academia Pennhurst para hacer la entrevista y el papeleo para el próximo curso de capacitación para paladín.

Al atardecer, bajé al comedor. Todas las personas que estaban ahí eran avatares. Lo sabía por sus colores de ojos. Todos se eran eternamente jóvenes, ninguno tenía arrugas o canas. Eran hermosos e inmutables como los Elfos. Saludé a los demás inquilinos con la mano y luego me puse a explicar que era mudo con signos (si lo hacía con telepatía, iba a demorar mucho porque solo puedo interactuar con una mente a la vez). Uno que otro graciosillo me preguntó si era un supervillano infiltrado... Por más que deteste decir esto, lo entiendo. Me llamo Dimitri. Un nombre de villano ruso genérico. Incluso los mismos rusos se ríen de mí cuando se enteran que mi padre se llama Sergei, mi madre Svetlana y mi hermano Vladimir. Una familia entera de potenciales dobles agentes que solo existe para divertir al mundo...

Dimitri de Simargel: Una Historia de ÍnsulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora