Por los pelos

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La estela blanca y negra que significaba Mei entraba y salía de la casa de su padre. Sacaba a su progenitor y a sus empleados y los llevaba a un lugar seguro. Sylvia y yo esperábamos delante de la casa. También teníamos nuestros bio-trajes puestos.

Mei se detuvo delante de nosotros.

—<<Todo despejado>>.

Sylvia y yo le entregamos sus tekko-kagis. Los tres entramos a la casa.

Rou estaba sentado en la sala de estar, haciendo como que leía un libro. Sin contar las pálidas cicatrices, era guapo como Squidward Tentacles. Cualquiera que lo viera no creería que alguna vez estuvo quemado y desmembrado. Rou nos miró, cerró el libro, lo dejó sobre una mesita para café y se puso de pie.

—<<No tenemos que hacer esto>> —dijo Mei—. <<Por favor, renuncia a Xéno y responde por tus crímenes>>.

—Eso es algo que no haré, sea por mi cuenta o por causa de ustedes —dijo Rou—. Si este es su ultimátum, entonces yo también les daré uno: únanse a mí —dijo, mirando especialmente a Sylvia—. Tenemos la oportunidad de trabajar juntos para mejorar el mundo reduciendo el nivel de injusticias al mínimo. Por primera vez, la gente inocente tiene la oportunidad de caminar tranquila por la calle sin preocuparse por que alguien les arrebate la vida, sus recursos, bienes y a sus familias. Deberíamos estar planificando ahora nuestro primer golpe en lugar de enfrentarnos.

—Los paladines no son cómplices de terroristas y asesinos —dijo Sylvia—. Los paladines encierran o matan a la gente como tú.

—Lamento ser la primera excepción a las reglas —dijo Rou. Acto seguido, hizo un ademán, como si le dijera <<Ven a mí>>... Se nos quedó mirando un momento con sorpresa y después hizo otro ademán. Nada.

—¿Estabas intentando controlarme o algo? —preguntó Sylvia.

—Se suponía que ocurriría —dijo Rou.

—(La Mónada nos <<bendijo>> el mismo día en que nos revelaste tu secreto) —dije—. (¿Aún quieres pelear con nosotros?).

Rou se nos quedó mirando en silencio un momento. Hizo un ademán, como si quisiera elevar nuestros cuerpos en el aire con telequinesis. Nada.

—Esto será interesante —concluyó.

Mei fue la primera en atacar. Con su supervelocidad arremetió contra Rou. Rou detuvo ambos tekko-kagis con sus manos a costa de dejarse grandes cortes en estas. Sylvia y yo corrimos a atacarle. Rou pateó a Mei en el pecho y, acto seguido, nos disparó los trece tipos de rayos etéreos de energía elemental que existían desde sus dedos, ojos y boca. Eso no me lo esperé.

Nos mandó a volar a los tres al fondo de la habitación. Su cuerpo se cubrió con un bio-traje rojo como la carne. De su espalda salieron más brazos y algunos tentáculos. Sylvia y yo luchamos contra sus extremidades extras con nuestras armas. Mei dio una vuelta por la habitación y atacó el cuello de Rou... Sus cuchillas rebotaron contra la superficie de su primo. Debía estar usando la invulnerabilidad. ¿Acaso este tipo tenía todos los superpoderes del mundo a su disposición? Incluso tratándose de Xéno, no puedo evitar decir que este tipo estaba demasiado <<roto>>.

Usé telepatía para intentar distraerlo. Para mi sorpresa, luchó mucho para mantener el control. Mi collar o potenciaba mi poder o anulaba su propia telepatía, dejando su mente vulnerable. Creo que era la segunda opción. Sylvia y Mei atacaron a Rou con patadas a la cara y lo derribaron. Más brazos y tentáculos salieron del torso de Rou. A Mei la mandó a volar con puñetazos y a Sylvia con latigazos.

Dimitri de Simargel: Una Historia de ÍnsulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora