Dulce apodo

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Enid esa noche le hizo un pequeño espacio en su cama y lo rodeó de una gran cantidad de peluches, haciendo así un nido de protección y ahí fue donde durmió el pequeño, esta mañana cuando amaneció, la rubia no pudo evitar sonreír mientras lo miraba jugar con uno de los peluches.

Había pasado un día desde que lo encontraron, la noche aparentemente fue bastante bien para ambos ya que afortunadamente para ellas el pequeño Louis no lloraba mucho.

Para el desayuno Enid se encargó de todo, por supuesto con la ayuda de Dedos, que se encargaba de vigilar al pequeño mientras la rubia preparaba lo necesario.

Merlina por otro lado salió temprano y sin desayunar para buscar información relacionada con el bebé.

Después de eso, el bebé necesitaba un baño, por lo que Enid estaba preocupada por limpiarlo antes de pensar en lo que haría después. Así que pensó que sería mejor salir y comprar algunas cosas con él antes de eso.

Comenzó a preparar todo para llevarlo consigo.

...

Merlina regresó, abrió la puerta, entró en el apartamento y rápidamente se dirigió hacia ellos.

Enid parecía ocupada tratando de acomodarlo.

"¿Qué estás haciendo, a dónde vas?", le preguntó Merlina a la rubia.

"Oh, hola, volviste", saludó sarcásticamente.

Merlina puso los ojos en blanco y respondió.

"Sí, ¿a dónde vas?", repitió.

"¿Descubriste algo?", preguntó ella, evadiendo su pregunta.

"No... Todavía estoy en eso", respondió mientras su mirada viajaba hacia el niño, quien sonrió rápidamente cuando lo miró durante mucho tiempo.

"Está bien"

"¿Me vas a decir a dónde vas y por qué te llevas a ese monstruo contigo?", preguntó mirándolo mientras este reía de nuevo.

La rubia se rió dulcemente y luego miró a la pelinegra.

"Aww... ¿Le acabas de dar un dulce apodo?"

Merlina parecía haberse despertado y habló rápidamente.

"¿Qué? Claro que no, no es dulce...", suspiró con las mejillas ardiendo.

Enid se dio cuenta y rió también. Ese pequeño gesto de Merlina hizo que las rubia también se sonrojaran un poco más.

"Sí, es... Pero como digas... Bueno este pequeño necesita un baño y por eso pensé en llevarlo conmigo, para comprarle algunas cosas necesarias para eso" respondió finalmente lo que quería escuchar la gótica.

"Bueno, creo que es mucho trabajo llevarlo en esa silla, así que ¿por qué no te quedas aquí y lo compraré por ti?", sugirió.

"¿En serio?", preguntó con aspecto emocionado.

"Por supuesto... No dejaré que te lleves al pequeño monstruo y es mucho mejor trabajo ir y hacerlo rápido"

"Está bien, entonces te esperaremos aquí...", sonrío juguetonamente tocando la nariz del pequeño.

Merlina sonrió al ver eso, se escondió rápidamente y caminó.

"Espera, ¿desayunaste?", la detuvo.

La gótica se volteó.

"No te preocupes, lo hice, volveré pronto", respondió y se fue.

...

Cuando Merlina salió, Enid con una sonrisa en su rostro, rápidamente tomó al pequeño en sus brazos.

"Entra aquí, pequeño", susurró tomándolo en sus brazos.

El niño comenzó a reír adorablemente mientras Dedos lo ayudaba a desabrocharlo de la silla. Y cuando lo tuvo completamente sus brazos le agradeció a su amigo.

"Gracias Dedos, eres de gran ayuda", este le hizo señas también en respuesta.

"Oh... Sí, sé que ya necesitas un baño, ¿verdad, lo sabes?", se rió mientras lo veía hacer muecas, lo que para ella era gracioso.

"Bueno, pronto te bañaré, te cambiaré y estarás muy fresco", susurró en sus gordas mejillas rojas.

El pequeño volvió soltar carcajadas. Luego se sentó con el en brazos y jugaron un poco.

Enid lo miro con adoración como si se tratara de alguno de sus hermanos, no sabía por qué pero sentía una extraña conexión con ese pequeño.

"Louis...", susurró, pronto esos hermosos y grandes ojos azules la miraba con atención. "Lamento mucho que no estés con tu madre, sé que algo pasó", terminó de decir mientras lo abrazaba con cuidado.

"Te cuidaremos bien, lo prometo", susurró después mientras besa esas mejillas.

El pequeño sonrió, sus sonrisas eran las más adorables y puras que había.

...

Merlina tomó un taxi hasta la ciudad y en el caminó pensó en llamar a sus padres y lo hizo, tal vez responderían algunas preguntas que quería hacer y también necesitaba más dinero, ya que tener un bebé no lo estaba poniendo fácil, necesitaban más que sus ahorros.

"¿Madre?", preguntó cuando respondieron a su llamada.

"Querida, no puedo creerlo... ¡Eres tú! ¿Por qué no los has llamado últimamente...?", preguntó preocupada. "¿Todavía estás enojada por lo que sucedió en la última llamada?"

"No, no, no madre, todo está bien, solo quería saludar y quería preguntarles algo a mi padre o a ti", respondió simplemente.

"Ah, qué bueno querida... Estamos aquí para lo que quieras, pregunta"

"Madre, ¿puedes darme información sobre los antiguos dueños del apartamento?" Merlina realmente tenía una duda e interés con esa cierta información.

"¿Por qué necesitas a eso querida?", preguntó su madre sin entender.

"Solo curiosidad... ¿Puedes o no?"

"Bueno, cariño, creo que no tengo esa información, pero si quieres puedes preguntarle a tu padre", respondió dulcemente.

"Sí, por favor"

"¡Mon cher, tu querida hija necesita hablar contigo!", gritó la mujer al otro lado del teléfono.

"Voy para allá cara mía", respondió la voz de tu padre.

Después de unos segundos su padre tomó el teléfono y Merlina pidió la información, sin preguntas y sin decir nada su padre se la dio.

"Gracias padre"

"De nada, mi tormenta... ¿Necesitas algo más?"

"Para ser exactos, sí"

"Dime"

"Necesito más dinero, los ahorros que tenemos no son suficientes..."

"Por supuesto mi tormenta, lo enviaré pronto"

Después de esa llamada, la pelinegra se apuró a caminar hacia las tiendas y encontró todo lo que necesitaba para regresar.















(...)

Holi, volví por aquí... ¿Te gusta?

𝐀 𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora