Hexside #2

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Espero que les guste~

Nota: ¡Muchas gracias a @KatsumyTakahashy por la portada nueva! Hunter se ve adorable :3

Gus solo tenia la intención de saludar a su amiga humana y quizás obtener un abrazo entusiasta de su ahora hermano menor antes de tener que ir a su siguiente clase pero se encontró con una escena que no esperaba.

-¿Qué paso?- parpadeo al ver a Luz sollozar dramáticamente, con su palisman luciendo triste en su hombro mientras intentaba secar las lágrimas ajenas y con su novia a su lado que le acariciaba la espalda mientras susurraba palabras de consuelo.

-¡Perdí a Hunter!- confesó con pena y tristeza.

-¿Cómo?- frunció ligeramente el ceño, ya pensando en que lugares podía estar el niño en esos momentos.

-¡Me distraje!- ahora sonaba avergonzada, cubriendo su rostro con vergüenza pero incluso así, se podía notar lo roja que se estaban tornando sus mejillas. Él la miro fijamente por unos segundos, moviendo lentamente la cabeza para fijar su vista en la bruja presente, ya pudiendo imaginar la situación cuando ella desvío la vista. -¡Darius va a matarme si se entera!- ninguno pudo discutir contra eso, era un hecho.

-Mejor...- respiro profundo, decidido a no comentar nada sobre la situación. No era la primera y estaba seguro que tampoco sería la última vez que esas dos funcionaban de distracción la una de la otra. -Mejor vamos a buscarlo antes de que encuentre problemas- Hunter y Luz no eran hermanos de sangre pero ambos tenían tanta suerte que casi parecían imanes de problemas.

Se separaron para poder cubrir más terreno pero a pesar de eso, revisar la escuela era un dolor de cabeza, porque era grande, con muchos salones, demasiados alumnos y para empeorar la situación, estaba seguro de que había muchos pasadizos secretos de los que solo había escuchado rumores. Así que si, tenían muchos lugares para buscar.

Gus fue primero al teatro aun cerrado, justo donde el rubio se había vivido escondido alguna vez, pero tuvo que seguir porque no estaba allí. Camino a paso rápido por enfrente de los salones, pudiendo escuchar el barullo de alumnos y profesores en plena clase, reviso los baños solo por seguridad pero aun nada.

Llego a un salón vacío y cuando acercó su mano a la puerta, dispuesto a echar un rápido vistazo, escucho algo venir del interior.

-¿Por qué se llama águila calva si esta cubierta de plumas?- se detuvo en seco al escuchar esa voz, pudiendo reconocerlo sin dificultad.

-¿Matty?- se suponía que su amigo debía ya estar en clase.

-Aquí dice que su nombre hace referencia al color de las plumas de su cabeza, las cuales son blancas a diferencia de las marrones qué cubren el resto de su cuerpo- esa voz llamo por completo su atención, sintiéndose repentinamente animado.

-¡Hunter!- se apresuró a abrir la puerta, una ola de alivio golpeando todo su ser al ver al niño rubio sentado en el suelo, completamente sano y salvo.

-Hola Gus- el menor levantó la vista de su libro, sonriendo mientras levantaba su mano en un gesto de saludo, Waffles haciendo un ligero sonido desde el cabello rubio.

-Augustus- el castaño hizo un gesto de saludo, sentado con tranquilidad al lado del niño.

-¿Estás bien? ¿Paso algo? ¿Tuviste problemas?- él se agachó frente a su hermanito, acunando su rostro para revisarlo, aunque ya era obvio que estaba bien. -¿Por qué no nos avisaste? ¿Siquiera tienes tu pergamino?-

-Estoy bien, estoy bien- Hunter rio logrando que el mayor lo soltara para que pudiera responder todo lo anterior. -Me aburrí, así que me fui para buscar donde leer mi libro...- señaló dicho objeto abierto sobre su regazo, la imagen de algo llamado "águila calva" y con mucha información llenando ambas páginas. -...pero me encontré con Matty...- Gus miro a su amigo ante el apodo, enarcando una ceja y recibiendo un bufido desinteresado. -...y dijo que podía hacer figuras de piedra- señaló y ahí es cuando el chico noto que, justo frente al par, había un par de estatuas de piedra. No eran muy grandes pero tampoco pequeñas pero si tenían mucho detalle. Eran aves, una notablemente más pequeña que la otra, con las alas acurrucadas contra su cuerpo y el pecho hinchado con orgullo, la más pequeña luciendo una cicatriz muy singular sobre uno de sus ojos.

-Es Flapjack...- su corazón se estremeció ante el recuerdo del cardenal rojo. -...y Waffles- sonrió ante el arrendajo, riendo al escucharlo canturrear con alegría al ser reconocido.

-¡Los son!- el rubio asintió, entusiasta.

-Una obra de arte, si puedo decirlo yo mismo- el castaño hizo un gesto teatral y exagerado, con una sonrisa creída en su rostro.

-Lo son- el constructor había mejorado mucho de la última vez que había visto sus habilidades con la magia. Sonrió con diversión ante tono rojizo que invadió las mejillas ajenas pero centro su atención en su razón para estar allí. -Tengo que llevarte de vuelta con Luz- recordó de repente, pudiendo imaginar el pánico de su amiga en aumento por el paso de los minutos.

-¿Por qué?- Hunter ladeo la cabeza con confusión, no parecía entender lo que había hecho.

-Porque te fuiste sin decirle a nadie...- fue sincero, sintiéndose un poco mal al ver como el menor bajaba la cabeza lentamente, avergonzado. -...y Luz está muy preocupada por ti- las orejas puntiagudas del niño bajaron, triste.

-Lo siento, estaba aburrido- murmuró, su dedo recorriendo la imagen del ave que había estado leyendo.

-Lo sé- estar con la pareja podía ser mucho, especialmente si se hundían demasiado en su propio mundo. Le había pasado. -¿Que hago con los figuras?- eran muy pesadas para estar en su mochila y no quería que se le cayeran si las llevaba en sus brazos.

-Puedo guardarlas- hablo Matt, llamando la atención del par. -Augustus y yo te la llevaremos a tu casa en estos días, ¿Qué te parece?- guiño un ojo, cómplice, y el mencionando no pudo evitar reír.

-¡Por supuesto!- acepto rápidamente. -Le diré a Darius y las pondremos en tu cuarto- eso ánimo al menor, quien asintió, cerrando su libro y poniéndose su mochila en su espalda, para luego dejarse alzar sin ninguna queja, contento con acariciar a su palisman, sin escuchar realmente la conversación entre el ilusionista y el constructor.

Luz empezó a llorar nuevamente apenas los vio, corriendo para acortar la distancia y arrebatando al niño de los brazos ajenos para poder aplastarlo en los suyos, sollozando palabras de alivio mientras el rubio se removía ligeramente.

Se pusieron de acuerdo y prometieron no decirle nada a Darius, sin querer enfrentar su ira por perder momentáneamente a su hijo.

Pequeño HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora