Casa Búho

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Espero que les guste~

-¡¿Cuánto más tardaran?!- Luz hizo un puchero, saltando sobre la punta de sus pies, impaciente y llena de energía nerviosa. Stringbean en sus hombros hizo un pequeño sonido, agitando ligeramente su cola y sonando como un sonajero, igual de emocionada al parecer.

-Gus dijo que estaban en camino- hablo Willow con los ojos fijos en su pergamino, mirando el último mensaje que su amigo le había mandado hace pocos minutos.

-Tienes que ser más paciente, Luz- Amity bufo, divertida al ver como su novia se removía contantemente, incapaz de quedarse quieta.

-¡Ya quiero verlo!- repitió, solo logrando que sus amigos soltaran una risa poco disimulada. Se había puesto eufórica apenas vio la foto y se había necesitado un esfuerzo de ambas chicas para evitar que corriera de cabeza hacia la cada del hombre que tenía la tutela del rubio.

-Yo también- la chica a su lado sonrío con cariño visible, acomodando de manera casi inconsciente sus anteojos. Fue raro recibir la primera foto del niño sentado y rodeado de un par de palismanes muy familiares pero saber quien era y escuchar la historia tras el sucesor fue algo que las sorprendió, aunque no del todo. Con la magia presente, todo podía suceder.

-¡Luz!- alzo la vista, justo a tiempo para ver al pequeño rubio que corría hacia ellos. Estaba despeinado, jadeando un poco y transpirado por la carrera pero todo eso era fácilmente ignorado por la enorme sonrisa y los ojos brillantes que la miraban fijamente, con felicidad fácil de notar.

-¡Hunter!- ella lo igualo, corriendo para acortar la distancia más rápido, su corazón derritiéndose por la manera en la que él reía y extendía sus pequeñas manos en un intento de alcanzarla lo más pronto posible. Engancho sus manos bajo los brazos ajenos para poder alzarlo, admirándolo de cerca por unos segundos antes de acercarlo del todo y abrazarlo con fuerza. Había cortas piernas rodeando su cintura y pequeñas manos aferradas a su ropa, su peso demasiado liviano y su cuerpo flaco pero se centro en la risa que sonaba cerca de su oído. Aflojaba su corazón, había sido difícil hacer reír a su amigo, principalmente porque no siempre parecía entender los chistes. -¡Que lindo!- estaba tan encantada como todos esperaban, arrullando en voz baja y soltando cumplidos que solo lograban hacer sonrojar al niño pero su sonrisa era grande y se reía mientras se aferraba a ella, así que no estaba siquiera molesto. -Hola Waffles- susurro al arrendajo que volaba frente a sus ojos.

-Hola Hunter- Willow decidió acercarse, sonriendo suavemente al niño, quien pareció si resaltarse un poco por su voz.

-Ca-Capitán...- y eso era divertido de ver. El rostro del niño tenía un tono de rojo, igual que la punta de sus orejas, resaltando demasiado por su pálida piel. -¡Hola Capitán!- pareció recuperarse, animándose mientras se enderezaba ligeramente y sonreía, su sonrojo un poco más claro ahora.

-Es tan adorable~- arrullo con encanto. El niño se removió, agradecido cuando su amiga lo bajo, solo para chillar cuando algo choco contra su rostro, restregándose con insistencia contra su mejilla.

-¡Stringbean!- su risa se volvió carcajada cuando de repente, había más palismanes a su alrededor, todos exigiendo efecto y atención. Los demás solo pudieron reír, enternecido, los palismanes siempre habían tenido un cariño por Hunter pero eso parecía multiplicarse ante su nueva situación. El niño camino, torpe, solo para chocar contra algo y caer de sentón, parpadeando con confusión.

-Hola rubia~- el niño alzó cómicamente la vista, casi cayendo en el proceso, retrocediendo un par de pasos solo para poder ver bien con quien había chocado.

-¡Dama Búho!- jadeo, Waffles volando solo para poder unirse a Owlbert, al parecer felices de verse entre ellos.

-Vaya, no estaban mintiendo- se agachó para estar a su altura, su sonrisa mostrando ese colmillo dorado que el niño siempre se pregunto de donde había sacado y los ojos heterocromáticos brillando con diversión, su cabello esponjado bien atada para mantenerse fuera de su rostro. -Ven aquí, chico- extendió tentativamente la única mano que tenía, sorprendida pero satisfecha cuando él no retrocedió ni se asustó, sino que avanzó para acercarse, sin quejarse cuando ella lo rodeo con su brazo y se enderezó, alzándolo. -Necesitamos darte de comer- comentó ante su poco peso. -¿Algo en mente?-

-¿Tienes panqueques?- preguntó con esperanza.

-No...- ella rio ante el puchero del niño. -...pero estoy segura de que Luz puede hacerte algunos-

-¡Traje los ingredientes!- la humana sonrió enormemente. -¡Panqueques!- corrió hacia dentro de la casa. Los demás también parecieron animarse, caminando a paso rápido para seguir a su amiga. Todos amaban los panqueques, un gusto adquirido luego de visitar el mundo humano.

-¡Panqueques!- el menor festejo, solo haciendo que la sonrisa de la bruja que lo sostenía creciera mientras empezaba a caminar. -Dama Búho...- hablo, mirando de reojo el garfio que reemplazaba la mano que ella había perdido. -...¿Sabias que los humanos tiene una historia donde aparece un hombre con un garfio? Lo llaman pirata, roba tesoros y navega por los mares con su gran barco- pareció darse cuenta de algo. -Como tu- rio. -Te gusta robar y tienes un garfio-

-¿En serio?- enarco una ceja, fingiendo sorpresa pero la verdad era que Luz se lo había comentado en el momento en el que vio lo que ahora estaba unido a su muñón. -Cuéntame más- tarareo, contenta de escuchar al niño divagar, un hábito que pareció quedarse con él incluso en su estado actual.

Era bueno verlo tan relajado y confiado, especialmente cuando antes él decidía evitarla como la peste. Que estuviera feliz de verla y dispuesto a divagar, eso era una gran mejora.

Pequeño HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora