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YeonJun merecía una declaración dulce, eso era seguro.

SooBin aún estaba tomándose su tiempo, porque no sabía exactamente con qué iniciar. Deseaba que fuese algo especial, algo tan único como la dulce personalidad del mayor.

Nuevamente estaba juntándose con el pequeño grupo; los cinco disfrutaban momentos juntos y salían a divertirse. Al mismo tiempo los tres menores se encargaban de darle consejos para lo que planeaba que fuese su hermosa declaración de amor.

SooBin había echo todo lo que le dijeron; había conseguido unas hermosas rosas, había comprado una caja de chocolates y se había puesto su mejor ropa en busca de verse formal para la ocasión. Escondió los regalos en una bolsa y salió junto a YeonJun y BeomGyu de su casa para poder llegar a la escuela.

El plan era perfecto e infalible: durante el receso le pediría a YeonJun hablar con él, los dos irían hacia el jardín de la escuela y cuando estuviesen ahí SooBin daría un pequeño discurso sobre sus sentimientos, antes de darle los dos regalos al mayor y esperar su respuesta. La simple idea de YeonJun mirándolo con las mejillas rojizas y poniéndose de puntitas para besarlo hizo que las mariposas en su estómago revolotearan como locas.

Durante las horas dentro del salón de clases se la pasó nervioso, intentando calmar su agitado corazón mientras se preparaba para su pequeña confesión. Y cuando por fin la campana anunció el descansó se paró rápidamente de su lugar, llamando la atención de YeonJun de forma inmediata.

— ¿Podemos vernos en un rato en el jardín? — cuestionó con suavidad —, necesito decirte algo.

YeonJun asintió incrédulo, antes de que SooBin saliera a toda prisa hacia el lugar mencionado,  intentando prepararse mentalmente para lo que venía. Se quedó unos minutos dando vueltas dando vueltas en la acera, mientras acariciaba los pétalos de las bonitas flores que había comprado para el mayor.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — cuestionó una voz conocida y SooBin en automático se puso a la defensiva, sabiendo bien lo que podría venir.

— ¿Qué demonios quieres? — cuestionó hacia el dueño de todos sus problemas recientes: el chico que había expuesto a Kai y YeonJun —, ¿No te bastó ya con causar tantos problemas?

— Mmmm, déjame pensarlo~ — dijo el contrario, fingiendo una expresión de concentración —; no, la verdad no. Esperaba más.

SooBin frunció el ceño, intentando esconder las rosas y chocolates detrás de su espalda, cosa que fue notada por el chico.

— ¿Para quien son esas rosas? — preguntó con un tono de burla claro —, pensé que eras un homosexual enfermo como todo tu grupo de amigos.

Las mejillas de SooBin se pusieron rojas ante la vergüenza y el enojo de ser descubierto, lo que le sacó una risa burlona al contrario.

— ¿Así que si son para alguno de tus tontos amigos? — preguntó entre sus burlas —; veamos... ¿A cuál de todos los inadaptados vas a declararle tus tontos sentimientos?

El más alto no contestó, deseando no meterse en problemas. Estaba de muy buen humor hace unos momentos y no deseaba arruinar su estado de ánimo con una pelea.

— ¡Te estoy hablando! — gritó el sujeto, antes de empujarlo.

SooBin estaba distraído, lo que provocó que callera sobre su espalda, aplastando los regalos que tenía guardados ante el repentino golpe.

— Ow, parece que ya no podrás declararte — se burló el contrario con lástima fingida —; que lastima, quería ver esa tontería y grabarla.

El más alto, aún aturdido, intento levantarse del suelo, recibiendo otro empujón que lo hizo caer aún más duro. Antes de poder siquiera hacer algo más un ardor extraño llegó a sus ojos, como si el contrario le hubiese echado arena en el rostro y esta hubiese alcanzado a entrar en sus pupilas.

YeonJun Nonna [SooJun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora