Helia
Me despierto con un zumbido en los oídos, mi cabello está todo mojado y ni hablar de mi ropa.
Abro los ojos lentamente recorriendo mi entorno,el lugar en el que me encuentro es un lugar sin mucha luz,casi nada la verdad. Apenas y se puede apreciar un tenue rayo de luz saliendo de algún lugar...
Sigo desorientada hasta el momento que decido levantarme es que me percato que estoy en un calabozo.
Huele demasiado a humedad...
aprieto mi mandíbula con demasiada fuerza y siento que mis dientes se me van a salir.
-¡Maldito lunático!-gritó con furia golpeando los barrotes-restriego mi rostro con desespero-¡Sácame de aquí o te vas a arrepentir de esto!.
Camino de un lado al otro mordiéndome las uñas en el proceso.
-¡Si no me sueltas ahora te juro que cuando logre salir te dejaré sin descendencia!-pateó los barrotes con toda la fuerza que puedo poseer.
Siento una presencia tras de mí y un escalofrío me recorre la columna vertebral.
-Quiero ver que lo intentes-me reta y es en ese momento que decido voltear a verlo.
Esa voz tan suave,profunda y penetrante al mismo tiempo.
Se cala en mis huesos hasta mi piel ocasionando que se me erize los vellos de la nuca haciéndome tragar con fuerza.Una sonrisa de suficiencia se cuela en sus labios,haciéndome saber que sabe todo lo que provoca en mi...
Maldito...
Da un paso dentro del calabozo.
Su sola presencia causa que mi cuerpo se estremezca.
Su capa danza en el suelo y el sonido al arrastrarse es relajante.
Sus ojos grises me estudian de arriba a abajo y puedo jurar que lo escuche tragar con dificultad.Carraspea.
Antes de volver a hablar.
-Helia,¿sabes porqué estás aquí?-pregunta mirándome esperando mi respuesta pacientemente mientras juega con el anillo de zafiros que trae en su dedo.
Asiento.
-Es obvio-resopló furiosa-¡Porqué un lunático me secuestró!.
Se recuesta en el colchón que hay en este basurero mientras trata de contener una sonrisa.
El maldito se divierte,se está divirtiendo de mi situación...
-¿Te divierte que esté aquí encerrada?-preguntó furiosa.
Me mira sin decir una sola palabra, nos mantenemos en silencio unos segundos,los segundos más largos que he sentido,trago con dificultad.
-No-responde-lo que me divierte es que no hayas entendido porque te he traído hasta aquí,Helia...cariño.
Warren:
En Firentia todos los firentianos han esperado con ansias su regreso.
Incluso mi padre el antiguo rey de esta nación.
Me han informado de Helia incluso antes de su existencia.Ella aun no sabe el alcance de su poder.
-¡Su Alteza!-grita un guardia.
-¿Qué esta pasando?-me levanto con brusquedad de mi trono oyendo el ruido proveniente de fuera del castillo.
-¡El pueblo esta furioso su majestad!
Escucho una muchedumbre exclamar:
-¡Traición!.
-¡Muerte!.
-¡Esta maldita!.
Eso fue lo ultimo que pude tolerar me levanto furioso de mi trono,mi cuerpo vibrando de la ira contenida.
El eco de los gritos y las acusaciones resuena en las paredes del castillo. Mi furia se convierte en una energía palpable, llenando el salón del trono con una tensión eléctrica. A lo lejos, los guardias luchan por contener a la multitud furiosa, pero la rabia del pueblo parece imparable.
—¡Traedla! —ordeno, mi voz retumbando en el salón.
Un guardia se apresura a obedecer, desapareciendo por el corredor. Mi mente trabaja frenéticamente. La situación es más grave de lo que imaginaba. La presencia de Helia ha encendido una llama de resentimiento en Fireolds, una llama que amenaza con consumirnos a todos.
Minutos después, los pasos apresurados de los guardias anuncian su regreso. Helia es empujada a la fuerza hasta el salón del trono, su mirada llena de desafío y su cuerpo tenso como un resorte. Sus ojos se encuentran con los míos y veo en ellos una mezcla de odio y confusión.
—Helia, tienes que entender —empiezo a decir, pero ella me interrumpe.
—¡No hay nada que entender! —grita—. ¡Eres un lunático y tu pueblo es igual de demente!
Un murmullo de desaprobación recorre la sala. El aire se llena de tensión, y sé que debo actuar rápido.
—¡Silencio! —exclamo con una autoridad que rara vez utilizo—. ¡Escuchadme todos!
La sala se queda en un silencio mortal. Los ojos de Helia se agrandan ligeramente, quizás sorprendida por el tono de mi voz.
—Helia no es nuestra enemiga —digo, cada palabra medida con cuidado—. Ella es la clave para salvar Firentia.
Un murmullo de incredulidad se eleva de la multitud. Antes de que alguien pueda replicar, un estruendo sacude el castillo. Las paredes tiemblan y el suelo vibra bajo nuestros pies. Un grito agudo corta el aire, y la puerta del salón se abre de golpe, dejando entrar una figura encapuchada.
—¡Warren! —la figura grita, su voz retumbando con una autoridad inconfundible—. ¡Helia no es quien crees que es!
La figura se quita la capucha, revelando el rostro de una mujer anciana, sus ojos brillantes con una sabiduría ancestral. El silencio se vuelve sepulcral.
—¡Madre! —exclamo, mi voz apenas un susurro.
La reina madre avanza hacia el centro del salón, su presencia llenando el espacio con una energía imponente.
—Helia es la descendiente de los antiguos guardianes de Firentia —declara, su voz resonando en cada rincón del salón—. Ella es la última esperanza de nuestra nación.
Los murmullos se detienen, la incredulidad se transforma en asombro. Los ojos de Helia se agrandan aún más, su confusión transformándose en una chispa de comprensión.
—Debemos protegerla —continúa mi madre—, pues su poder es lo único que puede salvarnos de la oscuridad que se avecina.
Un murmullo de aceptación recorre la sala. La muchedumbre empieza a disiparse, su ira sustituida por una mezcla de esperanza y temor. Helia me mira, sus ojos ahora llenos de preguntas.
—Helia —digo, mi voz suave—. Necesitamos tu ayuda. Firentia necesita tu ayuda.
Ella asiente lentamente, una determinación nueva brillando en sus ojos.
—Entonces, empecemos —responde con firmeza—. No voy a dejar que este lugar se hunda en la oscuridad.
La alianza inesperada entre nosotros está sellada. Y con ella, la esperanza renace en el corazón de Firentia
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Reina De Fuego [EN PROCESO]
FantasyEl es un vampiro. Ella vivió alejada de todo la mayor parte su vida. Hasta que un día su padre se enferma de gravedad. Revelando una verdad que cambiará toda su historía. Helia vive en un bosque junto con su padre,rodeada de la energía que la natura...