Drabbles de Mayo | Drarry

11/05 ~ "Bajo la lluvia"

Draco encontró a Harry parado bajo la lluvia, fuera de su tienda de pociones. Los magos y brujas que pasaban le miraban de forma sospechosa, después de todo ¿Qué mago no sabría invocar un simple hechizo para protegerse de la lluvia?

-¿Qué haces aquí Potter? -Dijo Draco, pasando a su lado y abriendo la puerta del local.

-Vine por ti.

Cerró los ojos con fuerza, cuánto había deseado escuchar esas palabras un año atrás. Pero Harry siempre llegaba tarde, siempre.

Se dio la vuelta, enfrentándolo.

-No hay nada para ti Potter, vete con tu esposa y no vuelvas. -Dijo Draco, con la voz fría y expresión de hielo, la misma que su madre le había enseñado desde pequeño.

-Draco, por favor.

¿Acaso Harry siquiera le había mirado cuando Draco le pidió por favor que lo eligiera a él? No, no lo había hecho, se marchó de su casa una noche tirando en su cara una estúpida tarjeta de bodas, diciendo que tenía que hacer lo correcto.

Ahora podía irse bien a la mierda con su correcta vida y su correcta y ordinaria familia.

-Vete, si no te marchas en cinco minutos, llamaré a los aurores y créeme cuando digo que lo haré. -Dijo, sintiendo como la ira le burbujeaba en el estómago. -Aquí en Argentina no eres tan conocido Potter, los ingleses caen fatal.

Draco ingresó a su tienda dando un portazo.

Al final Potter se marchó, pero sabía que ese no sería el fin. Encima del mostrador tenía una copia del Profeta que Pansy le había enviado, en primera plana se encontraba la cara molesta de Ginevra Weasley, siendo acosada por muchos reporteros, con un título que le había hecho temblar el corazón: "Harry Potter abandona a su esposa en el altar"

Harry nunca sabría cuánto le había destruido la última noche que se vieron y que puso fin a su amorío. Si creía que bastaría con pedirle perdón para volver a estar juntos, se equivocaba.

Draco noto como las páginas del Profeta se humedecían.

-Maldito hijo de puta. -Tomó el periódico y lo rompió en mil pedazos, sin poder contener el llanto y el dolor que le atravesaba el cuerpo.

Al final, Draco lo aborrecía con la misma intensidad con la que lo amaba.