Our light.

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Ciertamente hemos presenciado, mientras transcurre nuestro tiempo, como parece que la oscuridad a tomado posesión de la mayor parte de nuestra vida, nuestra realidad, algo que, sin duda alguna, es un hecho que profesa un gran sentimiento de tristeza.

Me gusta creer que en esta vida no todo esta sumergido en un mar de tinta negra, siempre existe un rayito de luz que nos recuerda eso de que, aún en tiempos de percances, habita esperanza en nosotros; esa luz que nace desde el centro de nuestra alma aunque no nos demos cuenta o la quisiéramos ignorar casi por completo.

Esta lucesita está en ti, en mi.

Esa luz se hace presente mediante hechos que pareciese ir desde lo más sencillo e insignificante, pero que en verdad, guarda un valor indispensable y se ha disuelto casi por completo con el transcurrir del tiempo; el reconocer cuando cometemos un error, perdonarnos y pedir perdón; ser amable con otras personas, ofrecer sinceras sonrisas, aceptar la ayuda de los demás y ayudar a quienes puedas, escuchar a quien te habla de sus problemas, y hacerle saber que cuenta contigo...

Estos y mucho otros actos hermosos, aun siendo tan pequeños, son aquellos los que ponen en evidencia el esplendor de nuestra luz, de nuestra humanidad.  Actos que reflejan amor para con los demás y nosotros mismos. Actos que nos hacen creer.

Y Decimos que todo esta perdido. Que la amistad, el amor, la lealtad no existe ¡Claro que existen!, de lo que parece carecer este mundo es de personas dispuestas a asumir aquellos dones.

En este mundo lleno de odio, injusticias, falsos y demás, debemos mirar un poco más allá, fuera del campo ya conocido. Podremos así comprender que existe una esperanza, y esa está aquí, presente y latente en cada uno.

La luz no ha muerto, la luz vive en nosotros, solo nos toca decidir si queremos sacarla a relucir con todas sus fuerzas o, por lo contrario, dejarla escondida de todo y dedicarnos a ser uno más del montón, siendo de esos que constituyen la desgracia o bien, de aquellos que no hacen nada sino que viven de queja en queja.

Nosotros tenemos un precioso don: El libre albedrío. Somos capaces de elegir si queremos propagar más oscuridad y dejar que esta consuma todo a su paso, lo que vemos y esta a su alcance o, despertar la esperanza que esta acurrucadita en nuestro ser, hacer ver la posibilidad existente, ser parte de un cambio en nuestras vidas que nosotros mismos hemos de comenzar a forjar.  Tal vez creamos que no es suficiente, que las adversidades han podido más contra nosotros, y que la oscuridad se ha establecido en un largo reinado que ni siquiera podremos pensar en acabar...

Se como se siente, pues, yo también he deseado rendirme en esos momentos de tristeza; pero, donde hay vida hay esperanza ¿no?

La vida es aquí, la esperanza yace en ti y en mi, solo debemos expandir nuestra llama.

Es una cuestión de elección; quedarse atados de brazos por gusto propio, o hacer algo que contribuya a sentir que existe algo mejor por llegar.

Y sobre todo, creer que este puede ser un lugar mejor.

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