Directo

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Sábado por la mañana y he estado metida en la biblioteca por temor a que Ryan entre de nuevo.

He estado de curiosa leyendo novelas juveniles, de esas que te hacen suspirar a cada cinco minutos. Y me he dado cuenta de que mi historia con el Bipolar seria digna de ser una, solo que no sería romántica y el final no está del todo escrito y me aterra como pueda terminar.

Desisto de seguir leyendo cuando el protagonista masculino entra en coma. Tengo demasiadas preocupaciones reales como para empezar a preocuparme por personajes ficticios.

—¿Lía? —Pregunta una suave voz. Es Lulu que viene subiendo las escaleras—. ¿Por qué estás tan temprano aquí?

Suelto un gran suspiro, porque no quiero decirle que me oculto de su ex-cuñado.

Y hablando de eso...

—Estaba aburrida y quise venir a leer —Miento a medias—. Lo siento por cambiar de tema, pero mi madre estuvo ayer aquí y me contó que Ryan y tú hermana no se casaron.

Lulu queda a medio camino, mirándome con pavor. Recupera la compostura y termina de sacar su libreta y libros. Toma asiento frente a mí, prologando mi agonía por saberlo todo.

—Dijiste que no querías saber sobre Ryan, por eso no mencionamos algo. Pero es verdad. Mi hermana no sé caso con él.

—Pe...pero ¿Cómo lo tomaron tus padres? ¿Cómo lo tomaste tú?

Lulu sigue tranquilo, abriendo su libro en la página indicada y el cuaderno en una hoja en blanco.

—Ryan hablo con mis padres poco después de navidad y les contó la verdad: que ellos siempre fueron buenos amigos y que mi hermana siempre estuvo enamorada de otro chico. Yo supe de eso hasta hace poco — ¿Después de Navidad?  ¡Yo solo recuerdo lo que paso días antes de Navidad! ¿Habrá influido la noche que pasamos juntos en la decisión? —. Y respecto a mí, no diré que no fue raro, pero en el fondo siempre supe que Tyler era más que un amigo para mi hermana.

Todavía no puedo creer que ese par se haya casado.

—¿Entonces tus padres no objetaron en la boda ni se molestaron con Ryan?

—Mi madre estaba molesta, pero mi padre no.  Él también intuía que algo pasaba con Tyler. Digo, mi hermana lo mencionaba a cada cinco minutos y solía irse de viaje con él. Además, ella no se veía feliz cuando Ryan le pidió matrimonio —Se encoge de hombros—. Lala era la mujer más feliz del mundo en cuanto vio a Tyler en el altar.

No sé si son hormonas o es el hecho de que al menos alguien fue feliz aquí, pero ahora me entraron unas terribles ganas de llorar. Y aunque sé que no debería, me encuentro envidiando a Lala. No por Tyler, es obvio, sino porque ella ahora es feliz con el hombre que ama.

Lulu sé da cuenta que estoy derramando algunas lágrimas y se acerca a abrazarme.

—Lo siento.

—Está bien, amiga —Me abraza de lado—. No soy quién para tomar decisiones en tú vida, pero deberías hablar con Ryan. Tienen tanto que decirse.

A estas alturas ya no me siento fuerte ni decidida. Tampoco tengo fuerzas para aparentarlo.

—Todavía no sé si quiera hacerlo. Ha sido tanto... —Vuelvo a quebrarme, pero él me sostiene—, no sé qué hacer Lulu.

Él no dice nada, tan solo me abraza con fuerza.

—Haz lo que te haga sentir mejor. También necesitas perdonar para poder sanar. Y no por él, sino por ti.

Asiento con la cabeza, aunque no tenga claro lo que haré. De verdad necesito ver a George.

...

—¡Señorita Lía! —escucho gritar, desconociendo la voz, aunque si el saludo tan distintivo de Teodoro.  Un chico alto, de cabello corto y mejillas rosadas, se acerca corriendo hasta donde estoy—. ¡Está irreconocible!

Bajo las Sábanas [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora