— Pero mami, tenía entrenamiento de fútbol! —se queja Rhaegar entrando al auto.— Y yo mis prácticas de baile. ¿Por qué nos sacaste de la escuela temprano? —desea Myrcella saber.
Mar debatía en si ocultar la sorpresa a sus hijos o decirles de una vez que se iban a ver con su padre. Resulta que Tina logró organizar esta reunión de familia hasta el día de hoy pues seguía diciendo que su hermano estaba "ocupado", pero Mar intuía que ella realidad era que no se encontraba listo para conocer de sus hijos haciéndola sentir culpable y decepcionada, casi a tal punto de retractarse.
No obstante, sus amigas le insistieron en que en cualquier momento tenía que suceder, fuera por las buenas o las malas. Así que lo mejor era que se reencontraran formalmente y sin sorpresas indeseadas.
— Muy bien. Quería que esto fuese sorpresa, pero creo que no es correcto darles una sorpresa así de grande —explica Mar en el camino.
— Mami, ¿qué sucede? —pregunta Myrcella.
Toma un pesado suspiro para soltar la sopa— vamos en camino a conocer a su padre —confiesa.
Los mellizos no emiten ningún tipo de sonido limitándose a mirarse entre ellos sin saber cómo reaccionar poniendo a Mar nerviosa—. ¿De verdad? —quiere Rhaegar corroborar que su mamá no bromea.
— Sí, Rhaegar. Organicé el encuentro y el día de hoy es su día de suerte. Verán a su padre por primera vez.
Rhaegar sintió emoción pero al mismo tiempo temor— ¿crees que nos quiera? —desea saber.
— Su padre es una buena persona —Mar desconocía de cómo Lisandro iba a reaccionar.
El niño chilló de la alegría—. ¡Ya quiero conocerlo! Espero hablar con él de fútbol todo el tiempo —expresa entusiasmado.
Del otro lado Myrcella se mantenía extrañamente callada—. ¿Todo bien, Myrcella?
La pequeña alza la mirada—. Nada, supongo que me pone feliz el ver a papá —dice con tranquilidad sin mostrar señales de que estuviera emocionada al respecto.
Mar deja pasar aquel comportamiento extraño de su hija disponiéndose a manejar hasta el parque donde acordaron verse. Terminando de estacionarse, la mexicana comienza a sentir leves nervios; hace años que no se veía con Lisandro cara a cara lo cual estaba la posición de que el chico que se había enamorado haya cambiado. El pensar aquello la hizo sentirse mal y arrepentida, si tan sólo su padre la hubiera dejado decirle al argentino, la situación sería una diferente.
— ¡Mami, estoy ansioso por conocer a papá! —revela de nuevo Rhaegar quitándose el cinturón, haciendo que Mar se libere de sus pensamientos.
— Si, hijo. Lo sé —afirma la morena saliendo del auto para ayudar a sus hijos.
Del otro lado, Lisandro Martínez logró diferenciar a lo lejos la silueta de Mar y compañía. ¡Dios! No ha cambiado nada. ¡Sigue igual de hermosa! Pensó el del United. Se quedó con la mirada fija en ellos sin mover ni un sólo dedo, claramente estaba pasmado de ver a quién fue el amor de su vida. Estaba igualmente emocionado y ansioso por finalmente hablar con la mexicana y conocer a sus hijos.
Reconoce que cuando Tina le mencionó que Mar quería hablar con él respecto a sus hijos, el temor consumió al castaño sin saber cómo reaccionar. Por lo que un día antes se le vio nervioso por la reunión. Sin embargo, Agathe le estuvo preguntando por su actitud a lo que Licha se limitó a contarle la verdad. Estos momentos no importaba ella, sino Mar y sus hijos. Habrá tiempo para planearle en cómo decirle.
La morena visualiza a Lisandro sentado en una mesa con la mirada fija en ella, lo que provoca que sus piernas le tiemblen. Toma a sus hijos por las manos para dirigirse al argentino e iniciar con el reencuentro.
Cuando ambos se acercan, sus respiraciones nerviosas se conectan, sus ojos les es imposible separarse de la mirada del otro, y sus mentes se nublan por la presión.
— Hola... —los dos se saludan al mismo tiempo por lo que liberan una risa apenada por interrumpir al otro desviando la mirada.
Mar es quien rescata la conversación— quiero que conozcas a Myrcella y Rhaegar —suelta a sus hijos para que se acerquen al futbolista.
Lisandro desprende una enorme sonrisa al ver a sus hijos. Primero se fija en la niña quien era igualita a su madre pero con los ojos marrones. Después observa al niño quien era un completo clon suyo, sólo que con los ojos azules de Mar. Toma ambos hombros de sus hijos para acercarlos más a él.
— Ustedes han sido el mejor regalo de mi vida —confiesa sin pensarlo—. ¿Puedo abrazarlos? —pide precavido a Mar a lo que ella asiente.
Los tres se envuelven en un abrazo mezclado de emociones positivas. Los mellizos por fin conocen de su padre y Lisandro finalmente se hace de sus hijos.
— No puedo esperar a conocer a cada uno de ustedes —expresa una vez separados.
Rhaegar es quién habla primero—. En un honor por fin conocerte, papá —saca una pequeña lagrima.
El argentino ríe en bajo por la ternura— el honor es mío de verte, Rhaegar.
El chiquillo vuelve a abrazar a su padre emocionado de por fin tener uno. Licha le devuelve el abrazo sintiendo una alegría paternal hacia el niño. Una vez que se desprenden, gira su atención a la pequeña quien mantenía una pequeña y tímida sonrisa. Cabe resaltar que era la que menos sentía asombro al conocer de su padre.
— Myrcella, eres igual de bella que tu mamá —decide el atleta lanzarle un cumplido para interactuar y conectar con ella.
Sin embargo, Myrcella no compartía los mismos sentimientos que Rhaegar—. Gracias —dice en corto.
Quería abrazarla individualmente al igual que hizo con el pequeño, pero Lisandro notó la inconformidad y alejo de su hija. Su postura lo decía todo. Ya habrá tiempo para convivir más con ella y así le daría una oportunidad.
Se incorpora para hablar con la mexicana—. Nuestros hijos son perfectos, Mar. —Revela honesto.
— Si, lo son —responde Mar reservada también.
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𝐇𝐎𝐍𝐄𝐘 :: 𝗟𝗜𝗦𝗔𝗡𝗗𝗥𝗢 𝗠𝗔𝗥𝗧𝗜𝗡𝗘𝗭
RomanceEl nuevo fichaje estrella del Manchester United ha llegado por fin, el defensa central top Lisandro Martínez consigue llegar al conjunto Red Devil con altas expectativas, y en compañía de su novia y hermana, pareciera que la vida le estuviera sonrie...