💠[O.8] ghosting the father of my kids

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— Necesitamos detalles!! —demanda Vianey mientras regresa de la cocina con la botella de vino en manos

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— Necesitamos detalles!! —demanda Vianey mientras regresa de la cocina con la botella de vino en manos.

— Cómo se comportó Lisandro con los mellizos? —desea Liz saber.

Mar se termina la copa de vino—. Él fue... educado, amable, cariñoso —va dictando.

Lizzy y Vian comparten miradas emocionadas—. Esas son buenas noticias. La primera prueba de que Lisandro acepte a sus hijos ya pasó —rescata la rubia.

— Supongo.

— Y los niños? Cómo se portaron?— pregunta Lizbeth.

— Rhaegar no se podía despegar de Lisandro. Myrcella mantuvo distancia.

Vianey ríe—. Tus hijos son dos polos opuestos —admira.

La castaña se sirve otra copa de vino—. Como quién dice, a Myrcella no le agradó el verse con su padre —afirma.

La mexicana se fija que ninguno de sus hijos baje a la sala para hablar sin problemas—. Se mostró muy fría y reservada con él. Como si le incomodara estar con Lisandro.

— Te sugiero que le des tiempo, en lo que se acostumbra —propone Vian.

— Nunca es fácil conocer a tu padre después de tanto tiempo ausente en ti toda —reconoce Liz—. Me pasó a mi cuando mi padre pudo conocerme después de que cumplió su sentencia en la cárcel. Yo sé por lo que vivir Myrcella.

Habían pasado unos días después del encuentro de familia. Lisandro y Mar compartieron números de teléfono para estar al contacto por sus hijos, sin embargo, el argentino estaba a la espera de convivir más con los tres pero la mexicana lo dejaba en visto al no saber qué decirle, o simplemente se le olvidaba responder.

No obstante, Lisandro le contó de su situación a su hermana y Tina le aconsejó que fuera directo a donde vive Mar si continuaba ignorándolo. Por lo que con ayuda de Marcus y Scott, fue capaz de sacarles la dirección de la mexicana.

El timbre suena indicando que alguien estaba afuera. Mar se levanta a atender la puerta y al ver al futbolista parado frente a ella, su corazón para de palpitar, siente que su rostro palidece, sus ojos se abren como plato—. Qué haces aquí?! Cómo me encontraste?! —pregunta sorprendida con una pizca de enojo.

— No me respondías los mensajes y me estaba preocupando que te estuviera pasando algo a ti o a los mellizos —. Excusa— o quizá sólo me estabas evitando? —la mira pícaro.

— No estaba... Cómo supiste de mi dirección?! —insiste presionada.

— Tengo mis métodos —responde coqueto.

Mar entrecierra los ojos—. Te hiciste amigo de Marcus o Scott para que te dieran mi dirección —descifra.

— Eso no importa. A lo que vengo es a saber por qué me estas ignorando? —desea saber dolido—. Pensaba que nuestro encuentro había salido muy bien.

— Ya veo, y por eso decidiste venir hasta acá sin mi consentimiento.

— Te dije que me preocupabas el que no me respondieras.

— Bueno, ya me viste que estoy bien. Los mellizos están bien. Puedes irte yendo —. Apresura la morena.

Estaba a punto de cerrar la puerta pero el pie de Lisandro impide la acción—. Al menos puedo ver a nuestros hijos?

Mis hijos ya están dormidos —. Recalca con firmeza.

— Te recuerdo que son mis hijos también —resalta elevando un poco la voz.

— Y luego? Yo los críe sin tu ayuda... —también procede a alzar la voz.

Lisandro controla sus emociones—. Ahora que los conozco, me gustaría ayudarte.

— Mis hijos y yo hemos estado muy bien sin tu ayuda. Gracias!

En eso, unos pasos llegan por detrás de Mar—. Oye, seguimos aquí —avisa Vian.

La mexicana voltea con su amiga—. Disculpa, bajaremos la voz —ofrece disculpándose.

— No, no! Podrían hablar más fuerte? —pide ganándose raras miradas por parte de los padres—. Voy a usar tu licuadora para hacer margaritas y Liz y yo no queremos perdernos de esto —señala. Mar rueda los ojos— gracias, eres la mejor —le da una palmadita en su hombro y se va.

El futbolista retoma la conversación anterior—. Por qué no quieres que nos volvamos a ver? Hice algo mal? —cuestiona ya más tranquilo. —Acaso es por Myrcella?

Mar toma un respiro profundo. No quería echar de cabeza a su propia hija—. Supongo que yo... aún no estaba preparada para volver a verte y menos con mis hijos. Pero ellos merecían conocerte y tienes razón, deben pasar tiempo contigo, si tu estás de acuerdo.

— Claro que estoy de acuerdo —. Afirma el argentino sin dudarlo— tú nomás dime que día y hora nos vemos para salir los cuatro.

Al principio la idea le entusiasmaba a Mar pensando que esto estaba marchando perfecto. Era la oportunidad de reconstruir su relación con el castaño y poder volver quizá retomar lo que dejaron en secundaria. Las ilusiones de Mar fueron elevándose. El obstáculo era que seguía sintiéndose insegura por como podría marchar esto.

Finalmente la mexicana alza la mirada con una leve sonrisa de lado—. Bien, que te parece este domingo? —propone.

Lisandro forma una sonrisa en su rostro—. Muy bien! Yo paso por ustedes y de aquí partimos, te parece?

—Suena bien.

Ambos se quedan parados mirándose fijamente pensando en qué hacer a continuación. No obstante los dos hacen cosas diferentes, Mar lo iba a despedir con su mano, mientras que Licha se iba a acercar sin aún decidir si abrazarla o besarla en la mejilla. Por lo que terminan muy cerca del otro achicando la distancia de sus labios.

Pasan un sinfín de escenarios imaginarios por la mente de los padres olvidándose del mundo exterior. Estaba más que resaltado que poco a poco la chispa de amor estaba reviviendo. Sin embargo, es Mar quien regresa de golpe a la realidad al negar los sentimientos que volvían a ella, por lo que consigue empujar a Lisandro lejos de ella.

— Buenas noches, Lisandro —. se aclara la garganta cerrando la puerta sin dejar que el argentino diga o se oponga.

Recarga su frente en la puerta suspirando por lo que estaba a punto de hacer con el futbolista. En ese momento, Lizbeth llega a asustarla sin querer para pedirle detalles de lo último.

— MAR!! Estaban a punto de...!! —decía emocionada fargirleando.

— Cállate! Te puede escuchar! —reniega con el ceño fruncido.

Regresan a la sala para descansar cuando la rubia también regresa con las margaritas—. Me perdí de algo? —desea saber.

— Mar y Lisandro se iban a besar!!! —replica Liz con ánimos.

— Uyyy!!

La mexicana oculta sus emociones—. No lo iba a besar. Lo nuestro fue un romance de adolescente, es todo —niega con orgullo.

𝐇𝐎𝐍𝐄𝐘 :: 𝗟𝗜𝗦𝗔𝗡𝗗𝗥𝗢 𝗠𝗔𝗥𝗧𝗜𝗡𝗘𝗭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora