💠[1.2] the one who rushed things

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Agathe logró descifrar en dónde trabajaba Tina pues luego de la discusión que tuvo con Lisandro, aprendió varias cosas con respecto de esta misteriosa mexicana quien era la mamá de los hijos de su novio. Ante la explicación que le dio el argentino, la neerlandesa pidió conocer de Marlene, a lo que Licha accedió pero la morena había cortado contacto alguno con él. Así que le pidió paciencia en lo que Mar se relaja pero Agathe ya no podía esperar más, la curiosidad la mataba. 

Por lo que se propuso a ir ella misma a hablar con la mexicana para arreglar estos asuntos por su cuenta y descubrir cuales eran sus intenciones con su pareja pues se le hacía sospechoso que de repente salieran dos niños luego de bastante tiempo. 

Una vez en la entrada, su cuñada es quien la reconoce quedando sorprendida y un poco incómoda ante la presencia de la neerlandesa—. Agathe? Qué haces aquí? —desea saber la argentina. 

La ojiazul se pone firme— busco de Mar. Lisandro me dijo que trabaja justo aquí contigo. 

Tina busca qué decirle—. Escucha, Mar está en una junta ahora mismo. Creo que tendrás que venir otro día. 

—Cuánto tiempo se tardará?

—Yo que sé! Apenas inició. 

—Bueno, entonces la esperaré —toma asiento acomodándose de su ropa. 

La menor de los Martínez bufa en bajo y rueda sus ojos reflejando lo mal que le cae la pareja de su hermano. Abandona de Agathe para ir en busca de Mar para avisarle de la intrusa en el cuarto. La reacción de la mexicana no es la mejor pues estaba a nada de estallar de furia y nerviosismo. Seguido de quejarse de la neerlandesa. 

—Mar, créeme! Esa mujer está loca y nada se le escapa —advierte Tina—. Con decirte que le tomó una semana en creer que yo era la hermana de Licha por estar cegada por los celos! —detalla. 

Azota sus cosas a su escritorio con frustración—. Bueno, una cosa está clara: Ella cree que busco regresar con tu hermano, cosa que no va a suceder.

—Por qué no? —cuestiona Tina con un puchero y triste.

La morena se sorprende por su reacción—. Éramos dos adolescentes enamorados, inmaduros que no teníamos ni idea de responsabilidades —excusa—. Además, tu hermano tiene novia y no pienso tener problemas con esa chica que me da bastantes malas vibras. 

—Siento ser quien te dé estas malas noticias, pero Agathe no se va a mover de ahí hasta hablar contigo —advierte. 

Mar desvía su mirada a su reloj—. Bien! Ella quiere repuestas. Pues se las daré! —reclama sarcástica preparando su bolso para salir. 

Tina intenta detenerla estando consiente de lo que ambas chicas eran capaz. Tenía miedo de que el mundo fuera a estallar ante el choque de personalidades de las dos. Sin embargo, se asombra al ver muy calmada a Mar cuando habla con Agathe. 

—Agathe Nouwen, cierto? —la mexicana alza una ceja para llamar la atención de la europea—. Escuché que buscabas de mí. Pues aquí estoy.

Agathe sintió cierto nerviosismo al encararse a Mar pero ocultó sus emociones para mostrarse impotente ante ella—. Así es. Me parece que tenemos asuntos pendientes—. No obstante es su voz que delata las inseguridades de la neerlandesa. 

Esboza una pequeña sonrisa de lado—. Muy bien! Pues vendrás conmigo que ya se me hace tarde —ordena Mar dirigiéndose a la salida para eventualmente ir a su auto, seguido de indicarle a la castaña que ingrese al vehículo ya que irán a recoger a los mellizos de la escuela. 

— Vamos por ellos ahora mismo?! —pregunta Agathe asombrada sin dejar ver a simple vista que aún no se acostumbraba a estar presente con los hijos de su novio. 

— Oh! Tienes un problema? Porque que yo sepa te urgía hablar conmigo y lamentablemente me agarraste un poco apresurada. Sino podemos dejar esta plática para otro día. 

No obstante, Agathe descubrió lo que Mar intentaba hacer—. No hay ningún inconveniente, podemos irlo hablando durante el camino —responde. 

Enciende el auto y con ello, ambas chicas se van en camino a la escuela de los mellizos—. Qué es lo qué deseas saber? —pregunta Mar sin dejar de ver la carretera. 

La castaña planea su pregunta—. Sí son hijos de mi novio? —cuestiona. 

No podía creer lo decepcionaba que estaba al ser esa la primera pregunta—. Acaso no has visto a mi hijo?

—Sólo quería asegurarme —se queja— pero, cuándo pasó?!

—En nuestra graduación de secundaria, decidí tener sexo con tu querido novio —se atreve a responder para desquitarse. 

Agathe forma una O con su boca reflejando lo ofendida que se sintió ante la contestación de Mar— cómo te atreves...!

—Oye! Tus eras quien quería respuestas. O me equivoco? —dice burlona. 

—No! No! Te estás burlando de mi y aprovechando de la situación! —demanda—. Yo vine en son de paz...

—JA! "En son de paz"?! Ahora sólo hablas puras tonterías —interrumpe Mar—. Si mal no recuerdo, yo no soy la stalker desesperada.

Con eso tuvo para que Agathe guardara silencio por unos minutos hasta que llegaron a la línea para recoger a los niños—. Vine porque quería conocerte pero hasta ahora, ya sé el tipo de chica que eres —recalca con voz asqueada. 

—Disculpa que no fue lo que esperabas —Mar no le importaba la opinión de Agathe. 

De repente, Agathe encontró con qué fastidiar a la mexicana— puedes restregarme todo lo que quieras, pero te aseguro que esa sonrisita burlona se te va a quitar cuando te des cuenta que eventualmente pronto seré la futura madrastra de tus queridos hijos —defiende satisfecha. 

Mar desvía la mirada ante el comentario de Agathe. Tenía razón. Si Lisandro seguía con Agathe, ella se convertiría en la madrastra de los pequeños. 

Finalmente los mellizos entran al carro quedando atónitos al ver de Agathe quien los saluda sonriente. Mar lleva a la neerlandesa a su casa para acabar con esta pesadilla de una vez por todas y antes de que esta salga del auto, le dedica unas últimas palabras que hacen sospechar mucho a la mexicana. 

—Veremos quién gana.

𝐇𝐎𝐍𝐄𝐘 :: 𝗟𝗜𝗦𝗔𝗡𝗗𝗥𝗢 𝗠𝗔𝗥𝗧𝗜𝗡𝗘𝗭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora