Capítulo 4

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Supermercado...

Han pasado días desde que Luna se había acoplado a su antiguo departamento, tuvo que terminar de desempacar las cosas que le faltaban y comprar algunos víveres que hacían falta. Poco a poco trataba de asimilar sobre su supuesta separación con Onew, pues trataba de comunicarse con él para poder llegar a un acuerdo pero el muy cobarde jamás le ha contestado a sus llamadas. Tenía que aceptar que su matrimonio ya no daba más, pero le iba a costar mucho. Más por las opiniones de sus padres y las de los demás.

Luna detuvo su carrito en la sección de frutas y verduras, estaba pensando qué verduras comprar para preparar el almuerzo de hoy. Sus pensamientos fueron interrumpidos por algo duro que cayó al suelo. Luna miró a su lado izquierdo y vio que un celular estaba tirado en el suelo y a una mujer que estaba de espaldas . De inmediato recogió el celular para entregárselo.

— Disculpe señorita, se le cayó esto.— dijo Luna extendiéndolo.

Para su sorpresa, la mujer se volteó, revelando su hermosa cara y esbelto cuerpo. A Luna casi se le cae la quijada al reconocer a Victoria, se veía naturalmente bien sin una gota de maquillaje, su pelo estaba recogido en una cola de caballo alborotado y su ropa no era provocativa como aquella noche en el club, llevaba puesta su ropa deportiva.

— ¿E-Es tuyo?— preguntó Luna tímidamente.

— Oh.— Victoria tomó su celular sorprendida.— Sí, es mío. Muchas gracias.— contestó guardándolo en su bolso.

— Al parecer nos volvimos a encontrar y en estas circunstancias.

Victoria se rió leve.— Lamento que me hayas encontrado así... no pensé que me fueras a reconocer.

— Bueno, una bailarina de un club nocturno debe de tener sus ventajas para ser reconocida.— intentó bromear.— Pero sin maquillaje te ves bien.

— Gracias.— contestó bajando la mirada.— ¿Y cómo has estado? Ya sabes... lo de tu caso...

— Lo que está haciendo una mujer casada después de descubrir la infidelidad de su marido, aceptar que ya fue.

— Perdón...— dijo comenzando a sentirse culpable.

— Mejor no hay que hablar de eso porque no quiero volver a ponerme sensible.— le pidió.— Mejor dime qué hace una bailarina exótica comprando en un supermercado.

— Estoy comprando algunos alimentos para preparar el almuerzo de hoy.

— ¿Vives sola?

Victoria negó.— Vivo con Krystal y Sulli, una bailarina del club y mi representante. Yo soy la que se encarga de hacer los mandados, también las bailarinas exóticas tenemos necesidades.

— Claro.— Luna rió con nerviosismo.

— Pero no te pongas así, sé que soy hermosa pero no muerdo.— bromeó.

Luna se sonrojó.— ¿Y quién te dijo que te tengo miedo por tu belleza?— se defendió.

— Eres tierna.— dijo entre risas.

— No, no lo soy.— contestó haciendo un puchero, pero la risa de Victoria le jugó en su contra y no pudo evitar reírse de vuelta.— Está bien... puedo serlo, pero un poquito.

— Bueno, al menos te hice sonreír.

— No sabes cuánto te lo agradezco, porque lo necesitaba.

— No te dejes caer por alguien que no te merece, es todo lo que te puedo decir.

— ¿Eh?

Victoria sonrió leve.— Me voy, tengo cosas que hacer.

Luna la vio alejarse, pero esta vez no la iba a dejar pasar por desapercibido.

She Will Be Loved [Luntoria]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora