CAPITULO 7

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Salí del río para ir directamente al palacio a hablar con el emperador. Cuando llegue a las escaleras había dos soldados vigilando la entrada. Poniéndose enfrente de mí sin dejarme hablar el propósito del porqué vine empujándome para que me vaya. Pero justo en ese momento se asoma el emperador miro unos segundo y se marchó dejando venir a una de sus sirvientas del palacio para decirles a los soldados:

"Su majestad dio la orden de dejar pasar a la esclava hasta su trono acompañada de un soldado".

Los soldados quedaron sorprendidos de que su emperador quiera ver a una esclava en el palacio porque para ellos nosotros ensuciamos lo purificado que está el lugar. Porque no quieren que nuestra pobreza se le pegue a su emperador. En fin los soldados se quitaron delante de mí y me dejaron subir las escaleras que son infinitas. Detrás de mí viene un soldado para que yo no quiera hacer nada de malo. Escuche que él murmuraba diciendo que hermosas piernas. De seguro me miraba de arriba abajo, pero eso no me tenía que importar. Solo que no me toquen en ningún momento con sus sucias manos mi hermosa piel. Llegue a la puerta de entrada que estaba abierta. El soldado entra delante de mí.

"Su majestad, la esclava, desea verlo", dijo el soldado.

"Hágala pasar, pero recuerde lo que tiene que hacer antes de que se acerque ami", dijo el emperador.

"Si su majestad. No se preocupe", dijo el soldado.

Entre a la sala en donde el emperador estaba sentado en el trono con las dos doncellas sentadas al lado de él. Una de ellas le estaba dando de comer fruta en la boca y la otra solo lo abrazaba detrás de él poniendo sus manos sobre su pecho. Del otro lado estaba una esclava abanicando al emperador para que no tenga ni una gota de sudor como nosotros en las cosechas que parecemos que tenemos el río encima de nosotros de tanto trabajar debajo el rayo de sol sin agua ni comida. El soldado que estaba enfrente de mí quiso comenzar a manosearme para ver que yo no traiga nada con que matar al emperador. Comencé a resistirme.

¡No me toques maldito!, dijo Amy.

Lo empujé y cayó al suelo, no quise hacer eso, pero me dio mucho miedo que me salieron así mis reflejos, pensé que después de eso querían abusar de mí y tirarme al río como hicieron con las demás esclavas, el emperador hace la mano hacia la derecha pidiendo que la esclava quien lo abanicaba pare se levanta de su trono para acercarse y decirle al soldado con una expresión enojada ¡levántate! A mí me agarro del cabello como cuando era niña, jalándolo hacia abajo, quedando de rodillas ante el del dolor que me produce.

¡Así es como las debes de tratar para que se arrodillen ante ti!, dijo el emperador.

Por favor emperador, esa no fue mi intención, no quise empujarlo, solo me defendí, dijo Amy.

Ja, ja, ja eres más divertida de lo que pensaba, superas a cualquier zorra que traigo a mi habitación, dijo el emperador.

Se agacha junto conmigo mirándome a los ojos, acercando su rostro a un costado del mío para decirme al oído.

No quiere probar los placeres que un hombre te puede dar porque yo sé que en el fondo lo quieres, ¡respóndeme!.

No señor quiero ser pura, solo venía a hablar con usted su majestad, dijo Amy.

Las doncellas quedaron mirando toda la secuencia y decían por favor aléjate de ella, huele muy mal, se te puede pegar su mugre de seguro, se baña junto a los cerdos y utiliza de jabón su excremento, rompí en llanto en los pies del emperador y comenzaron a reírse de mí diciendo barbaridades hay por favor llévenla devuelta junto con los cerdos así se puede lavar su horrible rostro con lodo putrefacto no ven que la madre cerda no la puede venir a buscar porque no existe ja, ja, ja.

¡Ya basta, malditas zorras!, dijo Amy.

Quedaron sorprendidas por como me dirigí ante ellas y por levantar la voz ante el emperador, él dio orden a que me mojaran con un balde de agua helada delante de ellos para divertirse con mi sufrimiento ¡bañe a esta cerda! Decían las doncellas señalándome muy enfadadas se acercaron al emperador y le dijeron que tendrían que azotarme por lo mal educada que soy ante la realeza, pero el emperador dijo que con mojarla en agua helada es suficiente por ahora cuando me mojaron sentí uno frío terrible y solo tenía una prenda para vestir así que me levante toda llena de agua mi ropa se me pego al cuerpo dejando ver mi intimidad mucho más notable que cuando tengo la ropa más agrandada, ya que no uso brasier el emperador me quedo viendo con unos ojos más diferentes que los de antes al igual que los soldados que están a su servicio y es que tengo un desarrollo de una chica más adulta para mi edad de catorce años que pensaran que soy mucho más grande salí corriendo y llorando del palacio, pero el emperador me sujeto detrás de mí pasando su mano en mi pecho diciéndome al oído.

Hueles mucho mejor de lo que dijeron las doncellas. Debe ser que te tienen envidia porque eres muy bonita. Quisiera tenerte en mi lecho al igual que tuve a tu madre esa noche -dijo el emperador.

Por favor emperador, suélteme. Solo soy una jovencita que busca ver devuelta a su padre para saber que el este bien -dijo Amy.

Yo te puedo asegurar que él está muy bien al igual que tu preciosa. Me das asco y a la vez me despiertas un deseo que no puedo dejar de tocarte -dijo el emperador.

Por favor su majestad tenga piedad de mí -dijo Amy.

Me soltó y me dijo: "vete, pero en cualquier momento vas a ser mía en mi propio lecho. Aunque te resistas, vas a ser mía algún día".

MALTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora