CAPITULO 39

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Después de unos días mi padre por fin puede levantarse de la cama con un poco de dificultad, pero no tanto como antes. Mirando hacia la ventana me pide por favor que lo ayudara a caminar un poco afuera del palacio. Obviamente, me ofrecí con mucho gusto, pero primero debía hacer algo antes de acompañarlo en su recorrido. Mientras él se quedó sentado en la cama yo abrí el armario pequeño donde deje guardado el vestido obsequiado por la madre del emperador, lo pongo sobre mí, me doy la vuelta mirando hacía a mi padre para mostrarlo lo bella que soy con él.

Que te parece papá, verdad que me queda muy bien - le pregunto Amy.

Eres tan hermosa al igual que tu madre con ese vestido me recuerda a ella cuando nos conocimos por primera vez en el palacio, yo solo trabajaba en las cosechas y ella recorría todo el lugar entre miradas nos atrapamos uno al otro y así fue surgiendo nuestro amor aunque no nos dejaban estar juntos por mucho tiempo ella cada vez que veía a su padre huía a su alcoba porque no nos querían ver juntos -dijo el padre.

Pero porque papá, si tú nunca fuiste cruel con ella en ningún momento -dijo Amy.

Amy nadie quería que estés con alguien de bajos recursos por la diferencia social que antes tenían en aquellos tiempos, espero que aún no siga así -dijo el padre.

Te puedo asegurar que si aunque el emperador a veces está con las esclavas, eso me parece extraño, él solo debería de estar con las doncellas y emperatrices o no -dijo Amy.

En aquellos tiempos el padre de tu madre hacia lo mismo cuando tu abuela enfermo por eso tu madre huyo junto conmigo para poder vivir felices hasta que se interpuso el emperador en nuestro romance él siempre la quiso como esposa y como ya nunca más la podía tener sabiendo que ya tenía una niña decidió asesinarla a sangre fría la encontré muerta en su lecho sin sus prendas, ya que yo era un esclavo de aquí no pude hacer nada al respecto, pero no quiero hablar sobre eso ahora Amy prefiero salir un poco de este encierro me puedes acompañar hija -dijo el padre.

Si solo espera un momento a que me ponga, esta prenda que me fascina -dijo Amy.

Mi padre mira hacia otro lado mientras yo cerraba bien la ventana para que no me vieran desde afuera mientras quitaba mis prendas dejándolas caer al suelo. Ese vestido de seda que subía por mi piel tan suave y divino quien podría imaginarse una esclava convertida en doncella en un abrir y cerrar de ojos absolutamente nadie, pero así quiero que sea mi destino como el de mi madre ser una hermosa doncella algún día. La sangre de realeza fluye entre mis venas, cualquier persona que me mire lo notaría desde lejos sin preguntar ninguna pregunta absurda, solo con mirar se les quitaría todas las preguntas de sus bocas sin abrir y soltar una sola palabra. Mi padre se levanta de su cama entrelazando nuestros brazos, salimos caminando de la habitación abriendo la puerta principal, sus enormes pasillos sentían cada pisada de mí. Los reflejos de los vidrios dejaban ver la belleza que tengo en mi interior sin mucho que decir, al final del pasillo viene la doncella caminando cuando nos cruzamos para de caminar para decirme.

Vaya, vaya que tenemos aquí una esclava fingiendo ser doncella real ni a eso llegarías en tu vida solo sigue soñando -dijo la doncella.

Porque me molestas yo a ti ni siquiera te miro -dijo Amy.

Es que me parece ridículo que quieras ser algo que nunca vas a llegar, solo eres una pobretona, no sé qué es lo que el emperador ve de ti, que tienes que yo no tenga, solo tienes un buen físico, pero yo soy más bonita que tú -dijo la doncella.

No lo sé, pero debe ser porque eres odiosa y ridícula, tú no tienes nada, él es el que tiene toda la fortuna, sin él no eres nadie santígüela -dijo Amy.

Como te atreves a hablarme de esa manera -dijo la doncella enfadada.

Mientras Amy le dio la espalda caminando junto a su padre saliendo del palacio por la puerta real, bajando las escaleras comenzaron a caminar por el jardín de flores junto a los demás animales del palacio. Mientras los esclavos trabajaban en las cosechas en un día cálido, las mariposas se posaban en las flores, al igual que los pajaritos que cantaban la caminata comenzaba a ser un poco cansadora, así que nos sentamos en las sillas de jardín pasando una hermosa tarde junto a lo que más quiero en esta vida mi padre. En ese momento una esclava deja en la otra mesa  una bandeja su tetera con dos tazas de té, al marcharse se acerca un soldado mirando para todos lados, al parecer algo traía en su mano cuando lo escondió, se marchó sigilosamente sin dejar rastro cuando ya no se distingue su figura. La doncella sale del palacio, se sienta en la silla de jardín, levanta la taza de te para comenzar a beber, pero decidí intervenir antes de que lo haga.

No beba de ese té -dijo Amy.

Porque no puedo beber de mi propio, te acaso quieres apoderarte de todo aquí o que te sucede -dijo la doncella.

Solo le pido que no lo beba -dijo Amy.

Si yo pedí tomar una taza de té en este lugar tomaré mi te y ahora déjame en paz no quiero verte ni un segundo más sal de mi vista quita tu horrible presencia de mí, ahora vete -dijo la doncella.

Comenzó a probar su te dando solo un pequeño sorbo golpeé la taza dejándola caer sobre ella manchando todo su preciado vestido rosado claro. Se levantó de su silla gritando "me quemaste toda con el té imbécil, tanto me odias para hacerme esto estúpida esclava que te crees para hacerme esto a mí que soy una doncella".

MALTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora