Capítulo 31

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Lucía.

Juro por el amor de Lucifer que mataré a mi hermana.

Cuando la necesito, no aparece.

Cuando no la necesito, se aparece en el momento más inoportuno.

Y no me refiero precisamente al hecho de que acaba de interrumpir mi momento sexual con Cole.

Hago más referencia al hecho de que acaba de pasar lo que precisamente, no quería.

Que más personas supieran de la existencia de Lara.

Porque le estaría sumando más puntos para que se quedara en mi vida, aunque internamente, hay una pequeña, pero minúscula parte de mí, que desea el hecho de que ella se quede.

Sin embargo, esa pequeña parte de esperanza se muere en el momento en que recuerdo de donde viene su sangre y de donde viene la mía, que me es imposible no verla y pensar en algunas cosas que perdí por quedarme a cargo de los herederos Ricci.

Los Ricci, son la peor de las plagas, se expanden y expanden hasta que no encuentras forma de sacarlos de tu vida, se aferran a quedarse ahí, para hacerte infeliz, por la simple razón de que no tienes el mismo pensamiento retrógrada que ellos.

Sé que Lara, no tiene ni una pizca de culpa de la mierda que son nuestros padres, pero cuando comencé a valerme por mi misma y me convertí en asesina, me dije a mi misma que por nada del mundo, volvería a decir que tengo parientes de sangre o que la relación del apellido Ricci, era una mera coincidencia de mis raíces italianas.

Así como morí para ellos, ellos murieron para mí en el momento en que puse un pie fuera de esa casa.

Aunque sigo sin comprender, porque mierdas el destino está empeñado a que entable relación con mi pasando de sangre, en especial con Lara, la única de los herederos Ricci, con las que tuve una de las conexiones más puras y sinceras para ser hermanas.

Es algo que no quiero comprender, en realidad.

Solo quiero que se vaya de mi vida, porque tenerla en ella, es ver uno de los fantasmas de mi pasado, ese que me recuerda la mujer sumisa y obediente que era con tal de complacer los caprichos de mis padres, con el fin de conseguir una pizca de su atención.

¿Conseguí algo de su atención al convertirme en una mujer sumisa que no tenía ni voz, ni voto por elección de ella misma?

Por supuesto que no.

Al contrario, al convertirme en aquello que tanto querían, las exigencias crecían al punto en que terminé en las manos de Clark.

Sí, me corrieron de su casa.

Sí, fue mi elección venderme a Clark por primera vez.

Sí, acepté cada mierda enferma que le pasaba por la mente, porque era la única persona que me prestaba atención. Porque finalmente, tuve la atención que merecía al tener el sistema de mis padres.

No conocía otra forma de sobrevivir que no fuera por medio de su educación, misma que me dieron para ser aquello por lo que Clark, quedó obsesionado.

Mirada gacha. Posición sumisa. Obedecer sin preguntar, Lucía.

Vivimos para servir a nuestros maridos que se nos fué asignado en este destino, esa siempre será nuestra finalidad.

Tienes que aprender a vivir con ello, Lucía, porque a nadie, pero absolutamente a nadie, le interesará que es lo que quieres y desear dar.

Solo les interesa lo que les pueden y quieren que les des, Lucía.

Ardiente TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora