Capítulo 8

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Lucía.

Leo de manera detallada toda la información que me había dado Dante hace un par de días, luego tener la aprobación de Irina para tomarme un par de días para resolver parte de mi mierda, me puse a trabajar y a leer cada una de las informaciones de las viejas bailarinas y prostitutas que estuvieron en Casa Cereza, hace diez años.

Hago una lista de las mujeres a las cuales podría visitar y tacho aquellas que tienen familia e hijos para pasarlo a otra lista y mandársela a Dante, para que se haga cargo de su protección tal como me lo prometió.

No quiero que suceda otra tragedia como la de Almaz.

Trago ligeramente saliva al ver la carpeta que tiene su información encima de los papeles, era la única que no había abierto y realmente, tengo cierta renuencia a leerla porque sé que si lo hago. Un dolor profundo va a golpearme el pecho, uno que he evitado por años pero al mismo tiempo, siento que se lo debo.

Ella murió por mi culpa.

Almaz era la que menos sabía del burdel realmente, solo trabajaba sin hacer preguntas. Llegó tres años antes que yo y rápidamente se acopló a lo que era la vida de prostituta. Era una chica rara, tenía un par de años más que yo, creo. Rondaba entre los veintidós y veintitrés años. Admito que me daba cierto desconcierto y exasperación que siempre tuviera una sonrisa en sus labios, como si nuestra vida no fuera una mierda suficiente para apagar su brillo.

Siempre sonreía.

Al principio pensé que era una rubia superficial a la cual no le trabajaban las neuronas de manera correcta, no debería haber tenido una sonrisa todo el tiempo en sus labios con toda la mierda en la que estábamos rodeadas.

Siempre fue amable conmigo.

Fue la única vez que alguien fue amable conmigo de manera sincera, luego del incidente con Clark en su oficina donde casi me mata. Almaz, siempre mantenía un ojo en mí y nuestro proxeneta cada vez que estábamos juntos, como si buscara una manera de hacerme saber que en cualquier problema, ella iba a intervenir aunque le importara una mierda si Clark, la mataba por interrumpir el momento.

Internamente, agradecía que se preocupara por mí.

Jamás entendí por qué se empeñaba en ser amable conmigo y cuidarme cuando más de una vez, la traté de la mierda y aún así...¡Sonreía! Pero, luego de esa noche donde ella me reemplazó y luego de su turno, se tomó el tiempo de cuidarme las heridas y golpes de Clark, mi perspectiva de ella cambió.

No era tan idiota y superficial como pensaba.

Al contrario, era demasiado inteligente y perspectiva para lo que deseaba en su futuro, si en algún punto lograba irse de Casa Cereza.

Esa fue otra de mis motivaciones para acabar con esta mierda de una buena vez por todas.

Almaz si merecía una buena vida.

Aún recuerdo esa noche, luego del incidente con Clark.

Me estremezco ligeramente cuando el agua fría me golpea en la espalda, intento no sisear por el dolor pero me es imposible, todo me duele. Mis músculos se relajan un momento mientras que llevo mis rodillas a mi pecho mientras que Almaz sigue echando agua en mi cuerpo con un pequeño vaso y luego talla suavemente mi piel con una esponja suave.

—¿Qué te dijo el médico, Zmeya?—

—Tengo un desgarre en mi útero por las embestidas— respondo secamente— lo demás, son golpes superficiales—

Siseo con dolor cuando la esponja pasa por mi cuello, ni siquiera me avergüenzo de que ella me vea completamente desnuda, Almaz es la única que me ha ayudado mientras que Pantera, sonríe como la perra que es, gozando de todo lo que me ha pasado con Clark.

Ardiente TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora