Ardiente Tentación

Capítulo 18

Lucía.

Sorprendida.

Es la forma en que mi cuerpo reacciona ante la acción de Cole, donde ha tomado mi rostro para estampar su boca contra la mía y por una vez en mi vida, no sé cómo reaccionar al beso que me ha robado un hombre.

Menos este hombre en particular...

No puedo creer que haya hecho esto.

Me cuesta creer que él ha dado el paso a diferencia de mí, que he tratado de alejarlo y entre más lo hago, más se pega a mí como si buscara una manera en que no lo dejara. Los recuerdos de la barbacoa en la casa de los Morgan, llegan a mi mente y nuevamente, el deseo de degustar los labios de Cole, me recorre en todo el cuerpo de forma que me estremezco.

Esto...

No está bien.

Más, sus labios son tan suaves y...

Buenos.

Demasiados buenos para ser manchados por mí...

Pero...

No quiero dejar de sentirlos.

La respiración se me entrecorta un momento ante la sensación de suavidad de sus labios, Cole parece también impresionado por lo que acaba de hacer, pero no se retracta, mucho menos se acobarda en su acción.

Al contrario, comienza a moverlos suavemente sobre mi boca antes de separarlos y sus ojos azules se encuentran con los míos llenos de sorpresa, no se detiene.

No lo hace.

Y no quiero que lo haga.

Sus labios vuelven a tantear los míos de forma suave y corta, como si buscara memorizar cada centímetro de mi boca, los chupa un momento antes de que vuelva a besarme de forma más pasional, pero no deja de sentirse como la caricia de una pluma contra mis labios.

Nuestras respiraciones comienzan a entrecortarse de forma sincrónica hasta que sus labios, vuelven a posarse de nuevo en los míos y tantearlos, como si buscara primero recorrerlos hasta el último milímetro.

Hasta que finalmente, obtiene una respuesta mía.

Una de mis manos sube hacia su nuca de forma lenta y concisa para tirar suavemente de él, para que me bese de nuevo de forma más pasional, como si ambos no tuviéramos las ganas desde hace tiempo de besarnos.

Mierda.

Besa demasiado bien.

Los labios de Cole, se mueven de forma rítmica a los míos y sus manos dejan de mi rostro para deslizarlas por mis brazos hasta llegar a mi espalda, pegándome más a él y nuestros labios no se sueltan, creo que no tienen la intención de no soltarse nuevamente.

Al menos por un rato.

Mis dedos tiemblan un poco antes de que mis manos se aferran a los lados de su rostro, las suyas toman mi cintura para pegarme a él y no puedo evitar ponerme de puntillas, alcanzando mejor su boca, mis brazos van hacia su cuello para que no se despegue de nuevo de mí.

Un gemido bajo y ronco sale de su boca cuando mi lengua separa sus labios, para jugar con la suya antes de que ambos, comencemos una pequeña lucha por el dominio del beso que nos arranca una sonrisa a la par.

Nuevamente, una de mis manos se pierde en las hebras de su cabello para que se pegue a mí por un par de segundos antes de que decida dejarlo ir, por la falta de aire y miro sus labios hinchados al igual que deben estar los míos por el beso.