26- Día dos

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Lynn Hadyn

La vida en la caverna de los asesinos no era normal, todo el tiempo estaba repleto de dolor y sangre. Pues cada día era como una travesía.

—Hadyn, toma esto... Debes de darle el valor que se merece —masculló mi mentor.

—¿De qué va?

—Este es el poder de la muerte —dijo seguido de un silencio—. Cada demonio tiene su don, como bien sabemos, tu deber es conseguir que un inhumano ingiera esta sustancia. No sabrás qué pasará con el sujeto, de no ser que hagas trampa... y como bien sabes, no nos gustan las malas jugadas, ¿verdad, Hadyn?

No he gesticulado en ni un movimiento. El mentor me jaló con su brazo por mí cuello, pasábamos por el frente de las cabañas. El suelo estaba tapizado por montones de ramas y hojas secas, poca escarcha de nieve difuminaba la tierra con lo blanco de esta. Era el único lugar de San Diego en el que aún nevaba, eso se debía a que cada inhumano necesitaba del frío para centrarse en sus objetivos.

Lo seguí rodeando el campamento, dónde en el centro estaba una fogata encendida, era rodeada por demonios en medio de un ritual.

—¿Esto matará a quien se lo tome?

Mostré algo que a simple vista era invisible, pero para mí en la visión bermeja era como una célula de gran tamaño. El mentor asintió.

—No puedes decirle que lo matarás, tendrás que hacerlo cuando el demonio esté en plena misión del día, al menos cinco inhumanos deben ver tu acto, y sobre todo...cuando lo mates con esta dosis vas a arrastrar su cuerpo a la fogata y dejar que se queme. Después verás las consecuencias.

—Entendido.

Entre cada misión había desafíos a cumplir.

—Ahora, Jonathan Wright ya está en práctica, su guía se ha enfermado y me pidió darle su misión.

—¿Y Kat?

—Paige no se ha reportado en todo el día, cada vez se la ve más distante.

El mentor deslizó sus labios en una línea, él se detuvo haciéndome quedar en una pieza cuando puso su brazo por enfrente de mi pecho.

—Escuché que tendrás una pelea con uno de los forestales —Mi silencio lo tomó como un sí—. ¿Y estás seguro de que esa pelea sea buena idea?

—Quiero—

—Hadyn, no puedes jugar con el tiempo.

—Lo sé.

—Si inicias esa pelea hay una probabilidad de que termine como no quieres, y no habrá forma de regresar el tiempo.

—Estoy seguro que voy a combatir.

—Rixton y su tribu han estado practicando todo el día, ellos no se detienen por nada.

—Me queda aceptar las consecuencias, quiero dar un final a esto. Fui yo quien inició esta guerra, y también seré yo él que la termine.

Aceptó con su cabeza retomando su camino, lo alcancé viendo como algunas manadas entrenaban con arcos en tableros. Subimos tres escalones a mí cabaña, donde pasé la mayoría de mi vida, dentro.

—¿Jannet es parte del plan? —habló y me giré con una ceja levantada, él lo sabía todo como si me vigilará cada que yo me iba lejos—. Sabes que cometiste un error tanto como ella, no quieres conocer a Pab-zu en persona, ¿verdad?

—No quiero.

—¿Entonces por qué iniciar una pelea que simplemente puedes ignorar?

—Porque no dejo las cosas a la mitad, y Jannet no puede morir por el idiota de Rixton.

Lynn: El demonio de los cuervos © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora