Epílogo

19 4 0
                                    

¿Alguna vez te has puesto a pensar que dentro de tus posibilidades habrá alguien que se atreva a perder la vida por ti? Siempre hay un porcentaje, que va repartido a ti, pero ¿por qué merecías vivir al costo de que jamás volverás a ver a él?

—Edwin Hadyn Anderson —Un directivo le entregó el certificado a Edwin antes de subir al foro.

Un Hadyn.

—Elizabeth Ballastros, un fuerte aplauso para ella.

La chica sacudió su vestido dorado esquivando a algunos compañeros, subió las escaleras, los maestros le tendieron la mano, ella las estrujó agarrando el certificado en lo que el resto aplaudía.

—Lynn Nathan Hadyn Anderson, muchas felicidades por además sacar el puesto numero uno en aprovechamiento. Un fuerte aplauso para Lynn, suba al foro.

Un nudo se trenzó en mi garganta. Nadie aplaudió, eran contados.

Nunca escuché los pasos de él subiendo al foro, solo estaba el viento vacío recorriendo el teatro. Un señor tomó su lugar subiendo al foro, era el padre de Lynn quien no sonreía. Entre sus manos llevaba un portafolio. Se colocó frente al micrófono poniendo sus gafas en su nariz, carraspeó afinándose.

—Pido una disculpa por la ausencia de Lynn, me dejó las palabras que iba a leer para todos ustedes —explicó George con una voz suave y tenue, intenté sonreír y no pude—. Felicidades por haber terminado la preparatoria. Hoy concluimos un paso más, ese ahora definirá la vida de cada uno de nosotros, nunca se arrepientan de lo que son y de lo que hacen por seguir —Silencio—. Esto es para Jannet: Por ser la mejor compañera de estudio, por soportar cada uno de mis caprichos. Has hechizado mi corazón, robaste casa anhelo de mi razón, me arrebataste esas palabras que jamás pude decir y sobre todo, luchaste cada segundo que te lo pedí. No sabemos cuando dejaremos este mundo, así que, sigue disfrutando de cada bosque como te enseñé, recorre el mundo y deja ir el pasado. Junto a esos momentos que no volveremos a retomar, y que la muerte no nos deja volver a recordar. Gracias por su atención, disfruten de este logro que quedará en nosotros, hasta vernos de nuevo. Lynn Hadyn.

Hubo aplausos seguidos de mas hasta formar un coro. Todos se levantan en su lugar, gritando y aplaudiendo. El señor Hadyn bajó las escaleras, con el portafolio enrollado. Fui la única que no se levantó.

—Alcemos nuestras manos, por Lynn, que ya no está con nosotros pero que tendremos en el corazón.

El director tomó con fuerza un diploma mientras todos seguían la indicación gritando: Por Lynn.

—Un fuerte aplauso para Neyda Jannet Hall Collins, por quedar en tercer lugar en conducta, por favor suba a dar algunas palabras.

Todos se volvieron a sentar buscándome entre los alumnos. Me levanté lentamente y pasé toda la segunda fila a mi izquierda hasta subir los escalones. Acerqué el micrófono a mi boca, sin papeles, yo sola con un nudo en mi garganta.

—Soy Jannet —corregí—. Brindemos por haber terminado nuestra generación, por pasar los problemas junto a los demás y sobre todo por aquellos que ya no están con nosotros —Un sollozó se me escapó—. Recordemos apreciar el tiempo, dejar de ver como las horas pasan mientras no hacemos nada, disfrutemos de quien queremos. Todo es prestado en esta vida. A mi... se encargó de arrebatarme a alguien. No olviden amar sin miedo, recorrer con orgullo y sobre todo... vivir por ustedes. Gracias.

( ... )

Llegó la hora del baile, el auditorio estaba lleno en familias en agrupaciones, los alumnos solo esperaban la señal.

—¡Ellos son los alumnos de ultimo grado!

Mis compañeros entraban al aula, los hombres a la izquierda y las mujeres a la derecha, cada uno con su pareja. Frente a mí estaba Edwin con Elizabeth. Íbamos a entrar a las canchas con un vals dirigido en espirales, las cabezas de ese par se juntaron con alegría bailando.

Lynn: El demonio de los cuervos © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora