Capítulo 1 - La Meseta de los Albores

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Link...

Link...

Abre los ojos...

Del resplandor dorado llegó con una voz espectral, pero en un tono cariñoso, ella solo pedía que abriera los ojos, con su luz. Era una sensación nueva, como si siempre hubiera estado en esa perpetua oscuridad hasta que escuche su voz. Abrí mis ojos, pero esa luz dorada pasó a ser azul, la luz que me rodeaba. El agua a mi alrededor bajaba de nivel dejándome a la intemperie. No sentía frio, aunque estaba mojado levemente.

Despiértate, Link...

La escuche de vuelta. Mire a los costados, pero no había nadie a mi alrededor. Ella me había llamado Link.

¿Ese es mi nombre? Pensé, era un nombre raro, pero no podía decir algo en contra porque mi cabeza estaba en blanco. Me levanté con pesadez, mi cuerpo se sentía tan pesado como si no lo hubiera movido en años. Al estar completamente arqueado termine cayéndome al suelo, era como si mis piernas se hubieran muerto.

Fue cuando sentí que algo trataba de ayudarme. Le mire allí tratando levantarme con si su pequeña figura fuera suficiente. Era igual de extraño como ese lugar, era como un trozo de corteza andante, con una hoja naranja y rota. Parecía ni con su propia existencia, pero aun así trataba de dar todo de sí, ya era muy viejo. Me dio pena verlo así. Entonces lo tomé con cuidado. Alterándolo un poco, haciendo un ruidito gracioso, pero se calmó cuando al instante.

- ¿Estás bien pequeña criatura? -

Dije lo más dulce posible, sintiendo mi garganta rasposa.

- ¡Señor héroe despertó! - se veía emocionado, se movía alegre sobre mi mano. - Que alegría...-

¿Señor héroe? ¿Despertar? Tal vez este pequeño podría mostrarme que era todo eso. Otra vez intente levantarme, pero ahora apoyándome a la pared, mis piernas temblaban. La criatura subida en mi hombro (no pesaba nada) me motivaba a que pudiera levantarme.

Ve al Pedestal

- ¿Dijiste algo?

Giraba su cabeza en constante negativa, mire entonces cerca de lo que era una cosa esa rara que brillaba de un color naranja, el primer paso fue difícil, pero los siguientes a ese hicieron todo más fácil. La criaturita que estaba en mi hombro me felicitaba diciendo que ya estábamos cada vez más cerca.

Al llegar a él, contemple su símbolo extraño, que reacciono a mi lo que hizo se volteara dejando a muestra algo raro, sobresaliendo un objeto de allí. No estaba seguro de hacerlo, le tenía mucha desconfianza.

Toma la tableta Sheikah

Te servirá de guía ahora que saliste de tu letargo

La tome. Lo que hizo que una de las paredes comenzara a abrirse. Mire con cuidado afuera, estaba oscuro, pero afuera había una luz que había desconocido hasta ahora, y quería ir hacia ella. En unos cofres que estaban allí pude conseguir ropa que me quedara, delgada, pero serviría, pero mejor que salir desnudo. Pero si caminar fue difícil también lo seria escalar, tarde un buen tiempo allí, hasta que ya todo era una línea recta al exterior, corrí emocionado ante eso.

No era para menos. Con mis ojos abiertos de tanto asombro y emoción palpable, contemplaba el paisaje que parecía sacado de un sueño. Los colores vivos y vibrantes se entrelazan en una sinfonía visual que desconocía hasta ahora. El aire era puro y fresco, llenando mis pulmones con una nueva sensación de vida. Cada sonido era una melodía desconocida que mis oídos absorbían con gusto. Cautivado por la belleza de este mundo salvaje.

El Novio GerudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora