Capítulo 4 - Una misión de Infiltración en el Clan Yiga

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Entonces a la cercanía vieron la luz de dos antorchas acercándose. Eran dos miembros del Clan Yiga con antorchas en sus manos caminando hacia el gran bullicio que habían provocado con su monstruoso guardián.

- ¿Tienes un arma?

Dijo el Gerudo susurrando.

- Tengo esto.

Y el rubio saco una espada que daba una luz de un color amarillezco, como si hubieran atrapado al rayo más puro en esa espada. Acerco su mano sintiendo cada vez más cerca los cosquilleos de la electricidad.

- Te vas a electrocutar.

Alejando la espada del Gerudo.

- ¿Que es esa luz?

Escucharon alguien del Clan Yiga decir eso. Se dieron cuenta que al sacar la espada de su funda su luz había llamado la atención del enemigo.

- Apártate, me encargo de esto.

Y alzo la espada lista para atacar, cuando vio al hombre delgado por el umbral de la puerta le golpeo con el filo, mandando grandes cargas de electricidad al cuerpo del enemigo. Y tomando el mango con fuerza le dio un duro golpe en la cabeza que lo dejo en el suelo. El compañero de ese dejo su antorcha en el suelo, dando un largo salto para atrás donde desenvaino su arma, era circular con puntas muy filosas, agarrándolo por el mando, listo para atacar.

Una vez Link vio la postura descuidada relajo los músculos, y como si fuera una oportunidad el otro corrió con velocidad a su objetivo, pero olvidándose de esquivar el ataque de la espada que lo mando de lado, vencido y con el cuerpo electrificado.

- Deberíamos ponernos sus ropas.

Dijo Ganondorf mientras ataba a los dos hombres a una roca y Link metía cualquier material que tuvieran a su alforja.

- No creo que su ropa me quede ya me estoy congelando y perdona grandulón, pero tienes un cuerpo más grande que estos dos.

- ¿Enserio?

- Si, tienes un cuerpo muy fuerte.

Ganondorf nunca había recibido esa clase de alago a su figura lo que lo hizo sentir algo raro, no algo malo era algo que le gustaba como si fueran las palabras del rubio las que le gustaban.

- Avancemos.

Link miro cada parte de la estructura natural de desierto por si había arqueros, protegiendo la que era la única entrada.

- Toma este arco.

Ganondorf tomo el arco de viajero entre sus manos sintiéndose que tenía un arco con las que las niñas jugaban y en vez de flechas usaban ramas, lo pensó por lo pequeño que era.

- Esto se va a romper.

- No es mi culpa que seas grande.

Dijo Link mientras sacaba el arco de caballero, que era su ultimo arco.

- Yo a la izquierda tú a la derecha.

El Gerudo asintió. Cuando cruzaron el umbral se encontraron en una sala donde estaban varias estatuas que llegaban hasta el techo que tenían el rostro cubierto con una tela con el estampado del símbolo del clan que era el mismo que salía en su tableta, pero invertido, también como es la decoración de la Aldea Kakariko.

- Bueno, parece no haber nadie.

Como sombras tres miembros salieron saltando con sus arcos apuntando a los dos, pero del susto que le provocaron a Ganondorf termino golpeando a uno con el arco, el arco se rompió al choque, pero aquel chico termino siendo expulsado hacia la pared más cercana, desmayándose en una posición humillante.

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