Capítulo 2

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¿Era esto un castigo del Dios Dragón por haber desobedecido a sus hermanos? ¿Se había portado tan mal que el Dios había creído que una regañina o encerrarla en su habitación todas las tardes a estudiar no sería suficiente? Tal vez el Gran Dragón había pensado que necesitaba una verdadera lección por haberse portado tan mal.

Y Eunji juraba que nunca, jamás, desobedecería a Jiji cuando esta le dijera algo. Prometía ser buena y obedecer a sus hermanos, incluso si le parecía aburrido o no quería hacerlo en aquel momento. Juraba que no volvería a saltarse sus clases de caligrafía ni se escaparía en las noches para ver el mar como solía hacer con su papá. Prometía ser una niña buena y obediente a partir de entonces.

Sería todo lo que el Dios Dragón y sus hermanos quisieran, pero por favor, que la dejasen volver a casa. Que se acabara ese horrible castigo y la dejasen volver con Jiji y Yoonie.

No podía llorar en su forma de dragón, y ni siquiera podía quejarse demasiado si no quería que los hombres malos le chillaran y le pincharan las alas con los palos largos que no recordaba como se llamaban. Pero por dentro lloraba, lloraba y rezaba constantemente a las Casas del Cielo para que aquello terminara. Ella sólo quería ver el cielo estrellado reflejarse en el mar como hacía con su papá porque lo echaba de menos. Y sus hermanos siempre estaban tan ocupados...escaparse e ir solita como una niña grande era lo mejor que se le había ocurrido.

Pero había hecho mal, ahora lo entendía. Estaba mal y merecía un castigo, pero ya no podía más. Tenía tanto miedo que, aunque su magia era cada vez más inestable, se estaba forzando a seguir en su forma maldita. Cada día era más difícil y, a veces, sentía que su cuerpo se movía sólo, como si otra persona lo controlara. Ella sabía que no era bueno estar tanto tiempo transformada, pero si como dragón ya le habían hecho tantas cosas malas, ¿qué le harían siendo sólo una niña? No quería arriesgarse; Jiji siempre le decía que su forma maldita le salvaría en un apuro y estaba demasiado asustada como para arriesgarse.

Los hombres malos que se la habían llevado solían burlarse de ella muy a menudo; Eunji no entendía su idioma ni las cosas que decían, pero sabía que eran burlas por la forma en la que la señalaban e imitaban sus gemidos de dolor buscando piedad. Eran malos y feos y Eunji estaría feliz de ver cómo Yoonie les hacía papilla.

Porque Yoonie vendría a por ella, sabía que lo haría. Confiaba en su hermano mayor con su vida, y aunque también confiaba en sus otros hermanos, ninguno se comparaba a Yoonie o Jiji. Ellos eran más hermanos suyos que los demás porque tenían la misma mamá, aunque Eunji no la había conocido porque murió cuando ella era aún un bebé. Yoonie decía que su mamá era la mujer más bonita del mundo y que la protegía desde la Casa del Cielo, junto al Dios Dragón. Y Yoonie nunca le mentía... bueno quizá lo hacía cuando le decía que su cena no llevaba brócoli, pero esas eran mentiras blancas, como las llamaba Jiji.

Tenía que esperar a que Yoonie fuera a salvarla, pero ¿cuánto más tendría que esperar? Le dolía todo el cuerpo y el hilo con pinchos con el que habían envuelto sus alas no le dejaba moverse mucho. Le dolía el hocico por la argolla que sólo le quitaban cuando le lanzaban comida, y la cadena en su cuello cada vez parecía más apretada. Empezaba a tener miedo de que dejara una cicatriz tan grande que ni transformándose desapareciera. Joohyun decía que las mujeres con cicatrices no eran bonitas, y ella no quería ser fea. Tae y Baek siempre le decían que ella era la niña más bonita de todas, no podía dejar que eso cambiara.

Escuchó ruidos fuera de su celda y se encogió de forma inconsciente. No quería que le hicieran más daño, y había aprendido que si se quedaba quietecita los hombres malos la molestaban menos, solo se reían y decían cosas que ella no entendía y luego se iban y la dejaban tranquila. Esperaba que ahora pasara lo mismo.

Retribución » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora