Lo primero que Park Jimin sintió cuando se introdujo en el bosque aquella mañana, fue la inquietud cubriendo por completo el lugar como si de una pesada manta se tratara. No era normal, en todos los años que llevaba visitando los rincones del bosque casi a diario jamás había percibido una sensación como aquella. Preocupado, se preguntó qué o quién podría haber perturbado la paz del lugar de esa forma.
Incluso la tierra vibraba suavemente bajo sus pies descalzos, latiendo, como expectante.
Despacio, intentando no perturbar más su entorno, Jimin caminó hasta un roble cercano y acarició con cuidado el tronco. Primero con la punta de los dedos, sintiendo la rugosidad en sus yemas, y más tarde colocando la palma sobre la corteza, respirando suavemente y esperando a que su magia hiciera el resto. Jimin había nacido con el don de poder escuchar a la naturaleza, de poder comunicarse con las plantas y con la tierra misma.
—¿Qué ocurre? —Preguntó en un tono bajo y suave.
El viento meció suavemente su cabello castaño, y la brisa trajo consigo los susurros del bosque; había miedo e inquietud en ellos, también algo de rabia. Rabia que, por lo que Jimin consiguió descifrar, estaba dirigida a los humanos. Lo cierto era que el bosque nunca había tenido en gran estima a los humanos, pero en ese momento el desdén hacia ellos era más crudo, más notable. Jimin no podía culparle; la mayoría de los humanos tomaban lo que querían sin pensar en el daño que podían hacer.
Respirando hondo, el joven trató de profundizar la conexión mental con la naturaleza a su alrededor, pero no pudo sacar nada más de información; los humanos habían hecho algo y ahora el bosque tenía miedo de las consecuencias que eso podía tener. No era mucho lo que Jimin podía hacer con tan poco con lo que trabajar. Sin querer presionar demasiado, detuvo su magia y todo quedó en silencio, libre de los agitados susurros.
Pero ahora Jimin estaba preocupado.
Aquella era la primera vez que el bosque se mostraba tan ansioso, así que no podía evitar preguntarse cómo de malo era lo que los humanos de Sigriff habían hecho. No podía tratarse de algo relativamente normal como talar árboles sin conocimiento o cazar animales salvajes; Jimin era consciente que aquellos eran actos que enfurecían al bosque, pero al mismo tiempo no podían ser detenidos. La madera era necesaria para calentar las casas y ningún granjero podía permitir que los lobos o los zorros se dedicaran a aterrorizar a sus animales o alimentarse de estos.
Sería mucho más fácil ayudar si el bosque le hubiera dado más información, pero parecía demasiado sumido en su propio miedo como para ser capaz de comunicarse con él con la misma claridad que lo hacía otras veces. Que Jimin no pudiera utilizar la totalidad de su magia seguramente también era un inconveniente.
Continuó adentrándose entre los árboles, dejando que sus pies vagaran sin un rumbo fijo. No importaba si se perdía; el bosque siempre le conduciría a la salida.
Lejos de disfrutar su paseo como estaba acostumbrado a hacer casi todas las mañanas, Jimin se encontró cada vez más inquieto, contagiándose fácilmente conforme comprobaba su conexión y sólo era capaz de sentir cosas negativas procedentes del bosque. Sabía que no debía indagar tanto y tan seguido, porque no encontraría una respuesta a aquel malestar por mucho que preguntara o tratara de profundizar su conexión; lo único que iba a conseguir sería usar demasiada de su magia y, como resultado, agotarse a sí mismo.
Pero saber todo aquello no evitaba que el joven lo siguiera intentando: aunque él no hubiera nacido en aquellas tierras, su sintonía con la naturaleza era fuerte y tan natural para él como lo era respirar. No tenía que esconder quién o qué era oculto entre la espesura de los árboles, el bosque y sus habitantes no le juzgaría si decidía desahogarse con un cervatillo incauto o con un par de pájaros. Se sentía seguro allí.
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Retribución » Yoonmin
Fiksi Penggemar«Después de años viviendo en un reino extranjero y escondiendo su naturaleza mágica, lo último que Park Jimin se esperaba era encontrarse con una cría de dragón encerrada en las mazmorras del castillo. Sabiendo que sólo la familia real de Yong-gu po...