Hicieron falta un par de días para acabar de limpiar todo el jardín y, aunque ahora se veía muy pobre con sólo los árboles y el césped, Jimin les aseguró que una vez plantaran los esquejes de arbustos y algunas matas de flores todo volvería a verse precioso.
Como Yoongi se había negado categóricamente a que usara sus poderes para acelerar el proceso, era obvio que tomaría algo de tiempo para que el jardín recuperara su vieja gloria. A ellos no les importaba el tiempo que tardara, siempre y cuando pudieran cuidar del jardín como se suponía que tenía que hacerse.
Habían sido unos días entretenidos y amenos, pero ahora tocaba esperar a que los sirvientes encontraran las plantas y arbustos que habían decidido plantar para poder continuar. Mientras tanto, Yoongi quiso aprovechar para retomar las prácticas de magia de Eunji, así que después del desayuno, se dirigió a la villa interior junto a sus hermanas.
Era una zona cercana al palacio que usaban para practicar sus transformaciones; era un espacio amplio, adoquinado, y lo suficientemente alejado como para evitar que se causara algún daño a la estructura principal en caso de accidente. En su tiempo, solía haber miembros de la corte presentes durante las prácticas por si alguno de los príncipes era incapaz de controlar la transformación.
En la actualidad, todos los hijos del Rey Jaeyong ya habían dominado sus transformaciones, de modo que la presencia de los miembros de la corte dejó de ser necesaria. Teóricamente, a Eunji le habrían enseñado a transformarse cuando tuviera entre diez y doce años, pero Yoongi y Yoonji decidieron que eso era demasiado tiempo.
Al ser una mujer, sus entrenamientos para dominar su forma maldita no serían tan comunes como lo eran para los varones de la familia, ya que a las mujeres tenían prohibido aprender a pelear. Sunmi era la única excepción a esto, y solamente porque su madre provenía de una larga estirpe de guerreros y hubiera sido una deshonra para sus ancestros que ella no aprendiera al menos un poco del arte del combate.
Sus otras hermanas no sabrían pelear aunque su vida estuviera en juego, y si sabían transformarse a su forma dragón era solamente porque esta estaba altamente ligada a su magia, y era necesario aprender a canalizar esa magia para evitar complicaciones o accidentes.
Ninguna quería acabar como Yoonji, siendo incapaz de usar su propia magia.
Su hermana era muy joven cuando la secuestraron, apenas estaba asimilando su magia en aquel entonces. El trauma y la conmoción habían activado su magia por un instante, pero nunca más fue capaz de canalizarla. Según explicó la propia Yoonji tiempo después, había sentido como si algo explotara en su interior, pero jamás pudo sentir nada de magia dentro de ella después de aquello. Y, por lo tanto, tampoco podía transformarse en dragón.
Yoongi no quería que la historia se repitiera, así que cuando Eunji cumplió los seis años, le pidió permiso a su padre para poder enseñarle a controlar su magia y, por lo tanto, a usar su forma maldita. La corte no estuvo de acuerdo, pero Yoongi insistió y, quizá porque también temía que la historia se repitiera, su padre terminó accediendo.
Eunji, por su parte, no había querido volver a transformarse en dragón desde que volvieron a Yong-gu. Él no había querido presionarla debido a todo lo que había pasado en Sigriff, pero tampoco quería que la niña descuidara su control de magia. Porque podía ser la fortuna del reino, pero eso no significaba que fuera intocable. Sólo era una niña, un blanco fácil como había quedado demostrado y, aunque él daría su vida por ella de ser necesario, prefería tenerla preparada para defenderse si llegaba el caso.
La pequeña, sin embargo, no estaba mucho por la labor.
—¿Puedo ir a jugar con Jiminie? —Preguntó, haciendo un puchero.
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Retribución » Yoonmin
Hayran Kurgu«Después de años viviendo en un reino extranjero y escondiendo su naturaleza mágica, lo último que Park Jimin se esperaba era encontrarse con una cría de dragón encerrada en las mazmorras del castillo. Sabiendo que sólo la familia real de Yong-gu po...