Capítulo 4

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Como cualquier persona normal, Jimin se preguntó cómo habían hecho los príncipes y su pequeño ejército para llegar a Sigriff desde Yong-gu en menos de dos días.

Y como cualquier persona con la capacidad de transformarse en dragón, el príncipe Yoongi le respondió:

—Volando.

Y ya. Como si fuera la cosa más normal del mundo.

Jimin podría haber hecho una lista larguísima de razones porqué un simple mestizo como él veía aquello tan increíble, pero se centró en lo que acababan de decirle.

Porque si habían llegado volando, era obvio que se marcharían de la misma manera.

Así que ahí estaba Jimin, al amanecer, observando a cuatro dragones siendo minuciosamente preparados para el transporte de un pequeño ejército sobre sus lomos.

Los cuatro dragones tenían formas parecidas; de color oscuro, con una pincelada ligera de azul en sus escamas, sus cuellos eran largos y estilizados, recordándole a un cisne. Cuerpos largos y fuertes, con patas nudosas y garras enormes y letales. Colas alargadas y puntiagudas, con las escamas haciéndose más y más pequeñas en la punta.

Las variaciones más claras que Jimin podía comprobar eran sus diferentes tamaños y la forma de sus alas, además del tamaño de sus colas. De los cuatro, el príncipe Yoongi era el más pequeño, lo cual solo significaba que los otros tres eran masivos. Y por lo que Eunji le había estado explicando esos días, ellos ni siquiera podían decir ser el dragón más grande de entre sus hermanos, ya que según la pequeña ese era su hermano Taehyung. No quería ni imaginarse lo inmenso que debía ser si sus hermanos ya eran de un tamaño tan colosal.

Si Eunji había sido ligeramente más grande que un caballo, estos podían fácilmente rodear con sus cuerpos un castillo entero. Su madre le había hablado una vez de un animal marino de proporciones gigantescas, y Jimin se imaginaba que la familia real de Yong-gu en su forma maldita no tenía nada que envidiarles a esas ballenas.

Los soldados les estaban atando gruesas cuerdas alrededor del cuello, de las cuales salían dos cuerdas más en paralelo que se unían entre ellas con complicados nudos. Se suponía que esas cuerdas ayudarían a los soldados a mantenerse sobre los lomos de los dragones, pensamiento que puso a Jimin un poco nervioso; montar sobre Eunji había parecido fácil porque su tamaño hacía fácil el sujetarse, pero sus hermanos... no, no se veía muy seguro.

Un alto soldado, que parecía haber notado su nerviosismo, se acercó a él con una sonrisa amistosa.

—No debe preocuparse, joven, los príncipes son muy cuidadosos cuando se trata del transporte. No le pasará nada siempre que se sujete bien a las cuerdas.

Jimin asintió, aún no muy convencido. El soldado se quedó con él dándole conversación y él no pudo evitar sonreírle con agradecimiento. Hoseok se acercó a ellos al poco tiempo, sonriendo de forma deslumbrante.

—El príncipe Yoongi quiere que vayas con nosotros —le dijo—, dice que eso haría a la princesa Eunji muy feliz.

El soldado pareció sorprendido.

—Pero si el príncipe no deja...

—¡Chanyeol! —Se oyó la voz del general, llamándole— ¡Deja de chafardear como una señora y ven a formar!

Con un sonrojo debido al regaño, el joven soldado les sonrió apenado y se marchó después de una leve reverencia.

Jimin miró a Hoseok con la duda pintada en la cara.

—¿Qué quería decir?

—¿Hmm?

—¿Qué es lo que el príncipe Yoongi no deja hacer?

Retribución » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora