Cuando despertó, lo hizo adolorido y desorientado.
Lo primero que notó, a parte de lo entumecido que estaba su cuerpo, era el olor en sus sábanas. Donde normalmente despertaba envuelto en el olor del agua de romero que Abigail usaba para lavar la ropa, el perfume de estas sábanas era más pesado y fuerte, recordándole a los recargados perfumes que usaban las mujeres. No le gustó para nada.
Al tratar de levantarse, se dio cuenta que tenía varias vendas en los brazos y en el hombro izquierdo. Se llevó la mano a la zona y siseó ligeramente al notar el dolor punzante. Algo perdido, miró a su alrededor solo para encontrarse dentro de una tienda de lona de tamaño medio. Vio a un hombre inclinado sobre la pequeña mesa que había al otro extremo de la tienda, moliendo algo en un mortero.
—Umm... ¿hola?
—Soy Park Jungsoo. —Se presentó el hombre, sin girarse.
Tardó unos instantes en darse cuenta de que le hablaba en coreano, lo cual lo descolocó un poco debido a los años que hacía que no escuchaba su lengua madre.
—¡Oh! Ah... soy Park Jimin, encan...
—Llevas dos días inconsciente debido a un drenaje masivo de tu magia y energía. —Continuó hablando, ignorándole— Y en cuanto a tus heridas, seguramente te las hicieron cuando intentaste escapar con la princesa Eunji.
Jimin parpadeó, aun intentando procesarlo todo. El que, asumía, era el médico que le había curado y vendado las heridas siguió con su labor, todavía sin dignarse a mirarle.
—No noté cuando me las hicieron.
—Debió ser la adrenalina —comentó sin mucho interés—, a los soldados les sucede muy a menudo. Tuviste suerte de que no fueron graves, joven. Ahora lo que debes hacer es reposar y mantenerlas limpias, sería un problema si alguna se infectara.
—Claro, gracias...
—Y yo de ti me quitaría esa horrible cosa en tu cuello —le reprendió, mirándole por primera vez, pero con el ceño fruncido—. Podrá valer una fortuna, pero te dejará seco en cuanto uses un poco de magia.
—Yo...
—Claro, es tu decisión. Si crees que dos días no han sido suficientes, entonces quédatelo.
Dicho esto, el doctor se levantó del taburete, hizo una cuasi reverencia, y se marchó de la tienda sin decir nada más. Jimin solo pudo mantenerse sentado en la cama, preguntándose qué acababa de pasar exactamente. Se rascó la cabeza, confuso, tratando de recordar si su falta de uso con el idioma había hecho que dijera algo inadecuado.
Con la pequeña dragona había sido más fácil porque ella no podía contestarle y, además, la situación no era la más adecuada para andar preocupándose por mostrarle respeto a un miembro de la realeza.
¿Debería haberle hablado al médico de una manera más formal? Era un desconocido, quizá...
—No se lo tengas en cuenta, Jungsoo es un hombre ocupado y le gusta ir directo al grano.
Dando un suave brinco por la sorpresa, Jimin vio como un joven hombre se acercaba hasta la mesa donde el médico había estado trabajando, curioseando.
Ver el hanbok azul celeste con el dragón bordado en la parte frontal hizo que Jimin se sentara con la espalda recta como una tabla, lo cual no pasó desapercibido para el que, sabía ahora, era uno de los príncipes. El hombre rio suavemente, llevándose las manos a la espalda y acercándose hasta su cama.
—Relaja tu postura, Park Jimin, no queremos que tus heridas se abran —le dijo de forma amable—. Jungsoo se enfadará conmigo si eso pasa. Y créeme, es un hombre temible cuando lo hace.
ESTÁS LEYENDO
Retribución » Yoonmin
Fiksi Penggemar«Después de años viviendo en un reino extranjero y escondiendo su naturaleza mágica, lo último que Park Jimin se esperaba era encontrarse con una cría de dragón encerrada en las mazmorras del castillo. Sabiendo que sólo la familia real de Yong-gu po...