PRÓLOGO

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Hola Jaded♡, ¿cómo andan las cosas?”

Las palabras aparecieron en la pantalla del ordenador, y en los labios de Jennie se dibujó una sonrisa divertida.

Lentas, Wicked♡. Muy lentas,

Tecleó ella, bufando con el eufemismo.

La vida cibernética que ella llevaba era completamente opuesta a la vida real de la que escapaba todas las tardes que tenía la posibilidad, las mismas personas, las mismas fiestas, la misma mierda. Ella se había aburrido de las interminables rondas hacía meses, Por qué se había aburrido, aún no lo había resuelto.

¿Tu jefa sigue haciendo sus propios archivos?”

Eso era una broma que había hecho en los chat-room en los que participaba.

Había contado la historia el primer día que había ocurrido cada uno había parecido intimidado por su logro.
Ella personalmente había esperado al menos una discusión con Jesse Wyman entonces.

No había esperado que ella realmente hiciera sus propios archivos de mierda.

demonios si lo sé” tecleó ella finalmente. “Pienso que ella me despidió hoy.”

Trasladarla, despedirla, era la misma cosa, le gustaba trabajar con Wyman.
No era exactamente desafiante pero le dejaba mucho tiempo para ir de compras.

“¿Despedida?” Las palabras centellaron. “Ella no se atrevería a despedirte.

Ella se rió de ella misma, hubo días en que Wyman había querido matarla, pero había resistido al impulso con más autocontrol del que ella pensó que tenía por supuesto, la boda que planeaba su amiga Terrie lo tenía bastante cansada, eso o las visitas de ella a su oficina por la tarde.

dice que es un traslado, me envió al infierno, Wicked.” Ella suspiró con el pensamiento.

La fusión entre Manoban y Delacourte había sido más que una sorpresa el mes pasado. Incluso mayor fue la sorpresa de que ella ahora sería la ayudante personal de Lalisa Manoban.

“¿Trasladada?” Las preguntas cortas eran tan típicas de Wicked. Ella casi podía sentir su impaciencia. “¿Al Infierno?

Al Infierno,” suspiró ella. “Mi nueva jefe es Lucifer. Esto no va a ser divertido. Ahí se van todas mis horas de recreo...

Ella tecleó sintiéndose ofendida.

Lalisa Manoban no era su idea de jefa perfecta.

Espero que ella esconda al menos algo de sentido del humor bajo ese ceño fruncido que tiene. Apuesto que no sabe la diferencia entre un ménage y una margarita. ¿A quién le diré todas mis bromas sucias?”

****

Lisa frunció el ceño.

Esa desgraciada.

¿Lucifer, verdad? ¿No conocía la diferencia entre un ménage y una margarita? Ella murmuró una serie de maldiciones volátiles cuando se alejó del ordenador y comenzó a caminar furiosamente.

Sabionda, pequeña sabandija viperina.

Ella podía enseñarle un jodido ménage que recordaría hasta su siguiente vida si seguía con esta mierda.

Jennie no tenía ningún sentido del decoro y le había mostrado cero respeto cada vez que ella se aparecía por la oficina de Jesse.

𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora