CAPITULO 2

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Lalisa Manoban iba a ser su muerte.

Jennie Kim introdujo el último de los gráficos que ella había pedido en el archivo de datos y suspiró de aburrimiento. La tarde se extendía delante de ella y había rebajas en Brighton, la exclusiva tienda de zapatos de la ciudad.

Escaparse de la oficina se estaba convirtiendo cada vez en más difícil de hacer, ella juraría que Lisa tenía cámaras ocultas en la oficina para grabar el tiempo que ella pasaba fuera del escritorio.

Tenía una hora para almorzar y sólo una hora, eso apenas era suficiente para ir a su cafetería favorita y encargar un capuchino, mucho menos para comer o salir de compras. Trabajar para Jesse había sido mucho más fácil. ¿Qué le había hecho pensar que podría tolerar trabajar para Manoban?

Por supuesto, había tratado de oponerse al cambio, pero fue en vano. Jesse había estado regocijadamente satisfecha de tenerla fuera de su oficina.

Ella resopló.

Esa nueva hacha de batalla que había contratado probablemente le hacía también los archivos. La mujer estaba demasiado mimada, especialmente tras casarse con Terrie.

Pensar en Terrie hacía que una tristeza agridulce la recorriera, estaba tan ocupada que ya no se veían como antes.

—Jennie, necesito el archivo Charter —Lisa entró desde su oficina, con un ceño en su cara mientras la miraba
fijamente.

Ella alzó una ceja con fría inquisición.

—El contrato Charter salió la semana pasada.

Se giró hacia el ordenador y guardó la información antes de recoger el archivo en el que ella había estado trabajando y colocarlo a un lado del escritorio junto con otra docena.

Prácticamente podía oír a Lisa rechinando los dientes.

—¿Te he preguntado cuando salió? —le preguntó suavemente—. No lo creo.

Y ahora esa voz… Jennie se tensó para controlar el estremecimiento que quería recorrer su médula espinal. Requirió todo su control, pero mantuvo sus movimientos lisos, lánguidos, mientras salía del programa y se recostaba en su silla antes de girar para encontrarse con su mirada de nuevo.

Cruzó sus piernas perezosamente, ignorando el temblor de excitación cuando la mirada de Lisa se deslizó a la carne cubierta de seda y se calentó con una llama de lujuria. Y si no estaba equivocada parecía que Lisa estaba definitivamente excitada.

Mantener su expresión tranquila ante el súbito parpadeo de fuego en los ojos de ella no fue fácil. Sus duros rasgos estaban casi salvajemente delineados, la llena curva de su labio inferior apretándose mientras su mirada se elevaba a la de ella de nuevo.

Jennie alzó lentamente una ceja, más que consciente de que el perfecto arco que la ceja en forma de ala formaba le haría ponerse furiosa. Si Lisa estaba furiosa, estaba fuera de control, a una Lisa fuera de control ella lo podría manejar, la calmada, y decidida Lisa había enviado una gran agitación rozando a través de su sistema.

Las cejas de Lisa se juntaron en un ceño mientras sus ojos se oscurecían por largos segundos. Luego, como la calma que precede a la tormenta, su expresión se aclaró, esto podría ser interesante, ella se forzó a sí misma a permanecer relajada mientras la cara de Lisa se endurecía.

—El archivo Charter —dijo cuidadosamente—. Ahora.

Ella suspiró con paciencia exagerada.

—Muy bien, aunque no entiendo para qué necesitas un contrato que obviamente salió hace una semana. Además, el dueño es un gusano, no te gustaría.

𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora