CAPITULO 9

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Jennie apenas controlaba el temblor de sus dedos mientras tiraba de la blusa para sacarla de su falda. Intentando hacer cada movimiento seductor, tranquilo.

La excitación corría por su cuerpo, pero ése no era motivo para no disfrutar de la experiencia, no tenía ni idea de lo que ellas querían y eso había creado un nerviosismo algo incómodo que notaba por todo su cuerpo, sobre todo en el área entre sus muslos, estaba más mojada de lo que recordaba haber estado en ninguna otra situación sexual y esto le daba miedo.

Cuando el dobladillo de su blusa salió de su falda, ella les lanzó una mirada a través sus párpados semicerrados.
Ellas estaban calientes, sus caras estaban sonrojadas por la excitación, sus ojos brillaban por su necesidad de ella.

Jennie lo adoraba.

Éste era su mayor desafío, el control de estas dos mujeres.

Comenzó a soltar despacio los botones, observando cómo sus ojos seguían cada movimiento, sus manos apretadas formando puños mientras luchaban por mantener el control de sus propios deseos. Una emoción eléctrica corrió por sus venas, la anticipación crecía en olas de conciencia sexual mientras ella realizaba el audaz y burlón strip-tease.
Llevaba solamente puesto un sujetador de media copa bajo su blusa; el encaje semitransparente hacía poco por esconder los aros dorados que perforaban sus pezones, con su camisa desabotonada, era muy poco lo que quedaba escondido de sus profundas miradas.

Al momento, ellas estuvieron de pie a su lado, a sólo unos centímetros de ella mientras el último botón se deslizaba libremente y los bordes de su camisa se separaban. Ella las miró estrechamente, consciente de la tensión sexual y del aura abrasadora de energía que parecía emanar hasta rodearlas.

Ya había estado en tríos antes, no tenía ningún miedo de la experiencia que estaba por venir, pero había algo diferente en Lisa y Chaeyoung.
Una sensación intangible, como la caricia de unos dedos fantasmales que la tocaban y le negaban su capacidad de rechazarlas.

Era experimentada, pero no promiscua. y era bien consciente de su poder como mujer, hasta que llegaron estas dos, con ellas, se sentía nerviosa, inexperta, como una virgen que afronta a su primer amante.

-Eres increíblemente hermosa -dijo Chaeyoung mientras se acercaban.

Jennie se mantuvo quieta mientras las mellizas se colocaban una a cada lado de ella. Eran como dos torres sobre ella, su cabeza apenas llegaba a la altura de sus pechos, haciéndola vulnerable, haciéndole ser consciente, era una sensación a la que no estaba acostumbrada.

-Ven aquí, cariño -Lisa presionó su cabeza contra su pecho, sosteniéndola allí mientras con su otra mano imitaba a Chaeyoung y apartaba su blusa de la carne hinchada de su pecho.

Las dos mujeres gimieron pesadamente mientras revelaban el premio que habían estado buscando.

-Eres una hermosura -suspiró Lisa mientras el dorso de sus dedos acariciaba la curva de su pecho, al tiempo que Chaeyoung ahuecaba el otro en su mano.

El calor de la palma de Chaeyoung quemó a traves del encaje de su medio sostén mientras los dedos de Lisa acariciaban el inflamado pezón del otro pecho. Cuando el pequeño pezón endurecido se hizo más sensible, el peso del aro dorado se hizo más pronunciado, atormentándola con su ligero peso.

Luchó por no jadear, pero aun así pudo sentir una ligera película de transpiración que se había formado en su frente, los temblores de excitación se hacían más difíciles de contener a cada minuto que pasaba, podía sentir que su control amenazaba con derrumbarse y luchó contra eso con cada aliento que tomaba.

-Tan fría y controlada -murmuró Chaeyoung con una sombra de diversión tiñendo su voz mientras sus labios bajaban por su hombro-. ¿Durante cuánto tiempo podrás mantener esa fachada?

𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora