CAPITULO 7

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Terrie no tenía ningún problema.

Jennie casi le resultó gracioso cuando comprendió que su amiga había seguido a Lisa y a Chaeyoung decidida a protegerla de cualquier plan que tuvieran. La emergencia había sido simplemente una excusa para conseguir sacarla de sus brazos y meterla en casa, de esta manera Terrie podría asegurarse de que Jennie sabía donde se metía.

Estaba furiosa, pero una diminuta parte de su ser estaba asombrada y temerosa de que se hubieran arreglado para enloquecerla tan eficazmente.

Nunca le había pasado antes, era la primera vez, sería gracioso si no estuviera tan condenadamente enfadada.

—Puedes dormir aquí —Terrie la condujo a la habitación de invitados casi una hora después y tras un discurso argumentando las ventajas que tenía el que Jennie pasara allí la noche.

Hubiera preferido conducir hasta su casa que permanecer en una cama extraña, pero cuando Terrie mostró ese herido gesto de dolor le fue imposible decir que no. Habían sido amigas durante mucho tiempo, habían estado demasiado unidas como para permitir que algo destruyera aquella amistad.

—Te traeré uno de mis camisones —dijo Terrie suavemente cuando Jennie se sentó fatigada sobre la cama

—.Ya sabes donde está todo lo demás.

—Terrie, en realidad esto no es necesario —suspiró Jennie—. De verdad que preferiría simplemente irme a casa.

—Y yo preferiría que dejaras de esconderte de mí —dijo Terrie con ese tono de voz herido que tanto odiaba—. Apenas me has hablado en estos últimos meses.

—Jesse te mantiene bastante ocupada —dijo Jennie encogiéndose de hombros—. Y hemos hecho cosas, hemos salido a cenar y a tomar algo.

Jennie deslizó la vista por el dormitorio, evitando la mirada de Terrie,no quería que su amiga supiera cuanto había echado de menos las charlas nocturnas o las periódicas visitas al salón de tatuajes y piercing. Terrie era una de sus pocas amigas que disfrutaba con esas excursiones.

—Todo muy correcto y muy frío —dijo Terrie sentándose de golpe en el borde de la cama—. ¿Estás molesta?

—No estoy molesta —se rió entre dientes.

— Tu mujer rechazó mi petición de parar mi transferencia a Manoban —suspiró, admitiendo que en ese momento podía haberse disparado un tiro en el pie.

Terrie suspiró rudamente ante eso.

—Bueno...

Girando la cabeza, Jennie la miró interrogante.

—¿Qué?

Terrie echó un vistazo hacia la puerta.

—No puedes repetir ni una palabra de lo que te diga, se supone que no sé nada.

Jennie puso los ojos en blanco.

—Sí, sí, sí —agitó la mano expresivamente—. Lo prometo, con lo del dedo meñique y todas esas cosas. Ahora suéltalo.

—Lisa la puso como condición para la fusión —dijo suavemente, como si temiera que las paredes tuvieran oídos—. Recuerdo que les oí hablar una tarde antes de la boda, Jesse se asombró ante la petición, hasta que Lisa, uhh… — sofocó una risa.

—¿Qué? —Jennie pudo sentir como en ese momento se acrecentaban sus nervios.

—Bueno, Lisa le informó bastante claramente que si Chaeyoung y ella no te jodían pronto, sus vaginas se iban a pudrir por la falta de uso —Terrie luchaba por contener la risa—. Me hizo mucha gracia, entonces, Jesse hizo algún extraño comentario sobre las mellizas y sus vínculos, y volvieron a hablar sobre la fusión, pero sentí que había algo oculto allí, Lisa no está jugando, Jennie, pretende compartirte con Chaeyoung.

𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora