CAPITULO 15

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Lisa desconectó su teléfono móvil lentamente después de una breve discusión con Jesse.

Por lo menos sabía dónde estaba Jennie, sabía que estaba a salvo.
Su mandíbula se tensó de irritación ante la negativa furiosa de Jesse de dejarle hablar con ella.

-Si quieres discutir sobre esa pequeña bruja, entonces llama a mi esposa -lanzó-. Quizá ella pueda hablar de manera razonable -lo que quería decir que Jennie estaba allí, al menos. Y evidentemente, de nuevo había introducido el miedo a Jennie en el corazón de Jesse. Era una de las pocas personas capaces de hacerlo.
Al otro lado del cuarto, Rosé miraba fijamente el amanecer de manera silenciosa, pensativa.

-La mujer es un dolor en el culo -finalmente resopló-. Nos has hecho enamorarnos de un monstruo del control con problemas de compromiso.

Lisa se estremeció, pero sonrió.
No estaba contenta con Jennie en ese momento, a decir verdad, pero tampoco estaba exactamente preocupada.

-Y ella piensa que somos unas pervertidas depravadas con problemas de compartir -le recordó a su hermana con una risa-. Al menos ella es racional y está a salvo, podemos tratar con el resto.

Controló su risa mientras Chaeyoung giraba hacia ella con el ceño fruncido.

-Esa mujer nunca es racional -gruñó-. Vil, burlona, psicótica quizá, pero nunca racional.

-¿Y nosotras lo somos? -Lisa estaba tratando duramente de contener su diversión-. Quizá haga falta alguien ligeramente descentrado para apreciar la relación en la que se está metiendo, Chaeyoung, dale tiempo, volverá a ser ella misma pronto.

-Sí, eso es lo que me preocupa -Chaeyoung introdujo sus manos en los bolsillos del vaquero y sacudió la cabeza con exasperación.

- Diablos, ella casi me asusta.

Lisa rió ante eso.

Jennie aterrorizaba malditamente casi a cada persona que conocía. Podía ponerlas de rodillas con sólo una mirada, o destrozarles con unas pocas palabras cuidadosamente escogidas. Ella los desafiaría, los divertiría, los enfurecería hasta más allá del límite; y ella se encontraba a sí misma deseándola como ninguna otra cosa.

-Déjale retirarse a su guarida -dijo finalmente encogiéndose de hombros- . Un día o dos y empezará a ver que la pérdida de control no es un problema tan grande como cree, querrá más entonces, Jennie es aventurera, Chaeyoung, y ha probado la satisfacción ahora, volverá.

Chaeyoung dudó mientras se apartaba de la ventana, encaminándose hacia la puerta. Miró hacia Lisa de manera meditabunda mientras una mueca cruzaba su cara.

-Sí, pero, ¿a quién de las dos herirá cuando lo haga? -gruñó-. Le gusta Jesse, admite que lo hace, y la tiene aterrorizada, eso no es un buen signo, Lisa.

Lisa rió ante eso mientras golpeaba a su hermana en el hombro.

-No, el simple dolor es demasiado fácil para ella, la castración es más de su estilo, quizá deberíamos esconder nuestros cuchillos durante un tiempo.

-O mantenerla a ella atada -gruñó Chaeyoung-. Me gusta mucho más atada y a nuestra merced, estar a merced de Jennie puede ser aterrador.

Lisa contuvo un estremecimiento.

-Ni siquiera lo pienses -no podía imaginarse el horror de eso- Diablos, me voy a trabajar, déjale hacer sus pucheros y volver a buscarnos, maldita sea yo si me dedico a cazarla ni una vez más.

Chaeyoung gruñó.

-Sí, con un cuchillo, vigila mi espalda, hermana, y yo vigilaré la tuya; de otra manera, las dos seremos sacrificadas a la furia de la dulce Jennie.

𝐏𝐄𝐑𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora