- La solución no está entre estas cuatro paredes, señores -escuchó decir a Natsuo-. Debe haber otro método.
- Las fuerzas militares están haciendo su máximo esfuerzo, su alteza. Los aldeanos están migrando a los otros reinos con temor a los mercenarios.
- Esto solo disminuye nuestra fuerza ante los otros continentes.
- ¡Señores, estamos hablando de la seguridad de nuestro imperio! -intervino Natsuo-. No metan política en esto.
- El último lugar que ha sido atacado por esta banda se encuentra al norte, su alteza.
- Shouto, ¿qué crees que debemos hacer? -preguntó el príncipe sin obtener respuesta-. ¿Shouto?
Diez pares de ojos se fijaron en un ausente príncipe parado a un lado de la ventana observando concentrado el paisaje del palacio. El capitán Keigo que estaba cerca le dio un leve golpecito en su brazo para llamar su atención. Sus ojos primero se posaron en Keigo luego en la mesa de gobernantes de imperio atento a una respuesta que él desconocía. Y al no obtenerla, Natsuo al apiadarse de su distraído hermano le repitió su pregunta.
- Si tenemos confirmación de que el enemigo esta al norte, es mejor enviar nuestra mejor tropa para apresarlos -opinó sin interés.
- No están en el norte, señor. Bueno, al menos no los que lo dirigen -refirió un gobernante-. Alguien de confianza me informó que los líderes de aquel grupo se dirigen al sur.
- ¿Al sur? -repitió Shouto, prestando atención-. ¿Qué tan al sur?
- A un pequeño pueblo casi en la frontera, no muy lejos de aquí.
- Cada día están más cerca -comentó otro gobernante-. Casi llegan a la puerta de nuestro hogar.
- Es una lastima que el emperador no se encuentre.
- ¿Qué hay en el sur, Shouto? -preguntó Natsuo, notando aquella inquietud en él. Ignorando el comentario despectivo de su subordinado.
- Keigo, hace cinco noches dijiste algo sobre un grupo que partió al pueblo de Galius al sur, ¿no es así?
- El grupo de Katsuki, señor -confirmó el capitán sus sospechas.
Lo que significaba que Eijiro e Izuku estaban con él de vuelta en aquel mugroso y lamentable orfanato.
- Me haré cargo desde aquí -le comentó Shouto a su hermano.
- ¿No es mejor esperar al emperador? -preguntó el mismo gobernante que mostraba más interés en la falta de Enji Todoroki que en le problema en cuestión-. Quiero decir, ustedes aún no son los emperadores. Mi propuesta es esperar al verdadero gobernante para arreglar este asunto.
- Apresen al regente Weiuf, por cargos de insubordinación y por falta de respeto ante la familia imperial-ordenó Natsuo a los guardias que custodiaban la asamblea-. Shouto, no pierdas tiempo y ve.
De eso ya hace seis horas, cabalgaba junto a Keigo y sus tropas hacia el pueblo de Galius. Aún había luz natural, los caballos no mostraban cansancio aún y sus soldados iban tan firmes como su capitán.
Lo primero que pudo vislumbrar fueron pequeños hileras de humo cubriendo el cielo a lo lejos, y a medida que más se acercaban gritos de aldeanos y sonidos de metal chocando le indicaban que ya había comenzado la lucha.
Fueron exactamente cuarenta y tres días en donde Izuku no volvió a hablar con él, o siquiera a mirarlo. Había solicitado un puesto junto a Eijiro entre las filas del capitán Katsuki y no había que dudar para saber que serian aceptados, el mejor estratega y el mejor en combate cuerpo a cuerpo entre las tropas del mejor combatiente con espada. Un grupo temible que ahora mismo estaba siendo atacado por unos mercenarios que una vez conoció y no les tomo importancia solo por el hecho de que ya no eran liderados por Izuku. Esta vez él estaba de su lado y en riesgo de salir lastimado.
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VENIDERO - BNHA
Fanfiction¿Reencarnación? No, esto no era reencarnación. Se trataba de una segunda oportunidad, una para poder vengar a todos los que fueron asesinados por él. El hombre más despiadado que alguna vez conoció. Izuku, la maldita séptima muerte. *** Nueva hist...