EXTRA

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Keigo y Touya 

Era reconfortante saber todo lo que ocurriría desde ahora en adelante como todo un vidente, los sucesos importantes, las malas y buenas decisiones, que hacer y que no, y sobre todo conocer los sentimientos de la persona que más le gustaba.

Un suceso importante para recordar era el que acabaría con la relación mas reconfortante que alguna vez había tenido. Una mujer inteligente, hermosa y manipuladora lo había cegado por la lujuria que trasmitían esos ojos dorados que lo observaban con una finalidad lasciva hicieron que olvidara lo más importante aquel día. El cumpleaños de su novio. Touya esa misma noche se había escapado por su infidelidad desapareciendo por largos años convirtiéndose en unos de los enemigos más fuerte que alguna vez conoció.

Todo se había repetido exactamente como recordaba, la misma mujer de ojos dorados, su invitación carnal y el alcohol.

Por supuesto, no asistió.

Al contrario de ir a aquella fiesta, se limitó a usar su tiempo libre para buscar el regalo perfecto que haría que Touya jamás lo dejara. Sentía su amor y su forma de querer pasar todo el tiempo posible a su lado. Ambos se amaban y agradecía tener la oportunidad de cambiar las malas decisiones que alguna vez tomó por ser débil y cobarde.

Siendo ya mayoría de edad y ser el capitán mas joven del último tiempo, Keigo trabajó duro para crear y obtener el regalo de Touya, fue difícil, pero gracias a la ayuda de Shouto y su suplica hacia la emperatriz para concertar una hora con el joyero real, el maestro Iwa, para obtener exclusividad en las sortijas a juego que deseaba para su novio. Tenia el dinero, lo que quería era que aquellas sortijas jamás se le viera a ninguna otra persona, solo a ellos dos y el joyero real lo lograría.

Poseía de una buena memoria y estaba orgulloso de eso, pero en cierta forma se sentía nervioso. Lo que estaba por hacer jamás había sucedido antes, no conocía la reacción de Touya al recibir tal regalo. Y claro, era un verdadero hijo de puta al no tratarlo como correspondía en su vida anterior, la cago y lo sabia, por eso que esta vida seria distinta. Lo trataría como el rey que merecía ser y él sería el esclavo encargado de hacerlo realidad. Sin embargo, cuando fue a su habitación con la cajita que guardaba las argollas, su puerta estaba entreabierta y pudo notar a un segundo hombre a parte de Touya quien seguía sentado en su escritorio.

- ¿Por qué te sigues negando? -le pregunto el hombre de brazos cruzados apoyando en una esquina del escritorio.

¿Quién era ese hombre?

- Ya sabes porqué. No sigas.

Se hubiera sentido feliz por las palabras directas y cortantes de Touya hacia el misterioso hombre, pero su tono de su voz era divertido, casi amigable.

No le gustaba para nada.

- Es tu cumpleaños, Touya -prosiguió el intruso-. Él ni siquiera te ha felicitado, ¿verdad?

Su corazón se detuvo.

Sabia que hablaba de él, pero lo que más lo incomodo fue que ese hombre de identidad desconocida dijera su nombre de nacimiento y no Dabi como todo el mundo lo conocía.

¿Quién era ese bastardo?

La sorpresa que estuvo preparando durante todo un mes hasta el momento había sido perfecta, haber olvidado su cumpleaños era parte de la gran sorpresa donde acabaría con Touya aceptado su solicitud de matrimonio seguido de una noche de pasión que tanto había soñado.

- Keigo ahora es capitán -se excusó su novio, colocándose de pie-. Él tiene otras cosas en las que pensar.

- ¿Más importantes que tu cumpleaños? -estaba a punto de entrar para acabarlo a golpes-. No importa lo que digas, recién graduado. Keigo es un idiota por no acompañarte en tu graduación y cumpleaños. El que lo hayan aceptado como capitán unos años antes no lo hace un santo.

VENIDERO - BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora