IX

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Sus ojos... sus cálidos y oscuros ojos eran idénticos a los de Momo al momento de ser asesinada, en ellos no había rastro de vida. O eso temió por unos segundos, en su segundo pestañeó y aquella vida había vuelto, pero acompañada de dolor y de un grito desgarrador que resonó por cada rincón del oscuro bosque que los rodeaba. Las manos cubrían sus orejas mientras caía de rodillas sin dejar de sacar la voz más profunda de su interior.

Shouto estaba desecho, temblaba sin poder acercarse a la pequeña serpiente que tanto sufría. Las piernas no le respondían, ni siquiera su voz, solo salían pequeños susurros irreconocibles y desesperados por llamar su atención.

Estaba a solo unos pasos de él, pero no lograba acercarse. El aire a su alrededor, la tensión y el temor que desprendía su cuerpo era como aquel cuerpo que pertenecía a La séptima muerte y no a Izuku.

- ...Izuku... -trató nuevamente, logrando decir el nombre.

El grito sangrante del joven se cortó en un instaste, dejando solo el ruido de los árboles meciéndose. Las ramas crujiendo y el aislado ruido de los animales a su alrededor.

Él dejo su cabeza sobre el césped, alejando las manos de sus orejas para aferrarse al suelo.

- Dabi, ¿qué fue lo que hiciste? -preguntó Keigo, cuestionándolo.

Él no alcanzó a responde, la cabeza de Izuku solo se giró en su dirección mostrando aquella fría mirada ausente de sentimientos. Ojos verdes oscuros que congelaron su alma.

En solo un instante, él se puso de pie corriendo a una velocidad sorprendente, pero aquello no fue lo que lo asusto, fue el objetivo que mostraba su mirada. Lo iba a matar. Por el rabillo de su ojo pudo ver como Keigo y Dabi reaccionaba, pero por su lejanía les era imposible poder detener el ataque de Izuku. Por su parte, el odio que trasmitían esos ojos lo hizo volver al día de su muerte, cuando le había cortado la garganta y dejado en el suelo para que se desangrara mientras era observado.

La séptima muerte había regresado.

No reaccionó, Izuku lo iba a asesinar.

Todo sucedió en cámara lenta, como avanzaba, su reacción de odio y su ataque sorpresivo.

Había olvidado por unos segundos que él alguna vez fue su enemigo.

Espero el ataque confiado de poder detenerlo, esperaba poder arreglar lo sucedido, lo que estuviera fuera de lugar y poder explicar lo que ocurría en aquella nueva vida. Una donde ambos eran cercanos al punto de dormir en la misma cama, donde podían entablar una conversación mundana en la que sus opiniones coincidieran. La vida tranquila y cotidiana que llevaban.

No quería volver a ser el enemigo de Izuku.

Lo esquivó, creyó que alejarse era la mejor opción, pero eso no lo detuvo. Un segundo ataque más fuerte lastimo su mejilla, lo hizo retroceder unos pasos aturdido de que aquel temeroso hombre que vio hace solo unos minutos atrás fuera capaz de no dudar en lastimarlo. Su miedo había desaparecido.

- Por favor, espera -trató de razonar-. Tenemos que hablar.

- Jamás hablaría con alguien como tú.

Shouto hizo una mueca.

Sus palabras le dolieron.

- Déjame explicarte... ¡detente! -aquel golpe estuvo cerca de lastimarlo gravemente.

- Cállate, bastardo.

- ¡Izuku, es suficiente! -gritó Dabi interponiéndose entre ambos.

Él solo dudo unos segundos para esquivar de manera profesional a su amigo quitándole una pequeña daga imperial que estaba sujeta a su muslo, se acercó nuevamente para volver a lastimarlo. Esta vez en serio.

VENIDERO - BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora