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Abrió los ojos y lo primero que pudo ver, fué una linda cabellera rubia que era iluminada por los brillantes rayos de sol que se colaban por la ventana de la sala.

Aunque no los pudo abrir completamente ya que gracias a esos rayos de sol sus ojos comenzaron a arder ligeramente.

Estiró sus brazos y piernas mientras daba un profundo bostezo, todo esto tratando de no despertar al híbrido que aún estaba entre los brazos de Morfeo.

Miró un poco su alrededor y se dió cuenta que Minho aún no había despertado, así que se levantó con cuidado de no despertar al rubio y se dirigió al baño. Ya saben, para hacer sus necesidades.

Terminó y se lavó la cara con agua — despues de lavarse las manos obviamente —, apagó la luz y cerró la puerta abandonando el baño para dirigirse hacia la cocina. El desayuno era lo menos que podía hacer.

Llegó y se posó en frente de la mesada, miró y examinó todas las ollas y sartenes que había en frente de él, y pensó que podría hacer unos panqueques, aunque, si Minho no tenía harina, el no saldría a comprar una, tenía mucha pereza.

Buscó entre los cajones donde su amigo guardaba los ingredientes para cocinar y como no pudo visualizar ningún paquete de harina, pasó al plan B.

¿Cuál era? Ni idea, no había pensado en otra opción por si no llegaba a haber harina.

Suspiró y volvió a observar los utensilios.

Pensó que podría hacer huevo frito con tocino, así que se dirigió a la heladera con la esperanza de que estén los ingredientes que él necesitaba. En el caso de que no haya tocino, tenía la esperanza de que al menos haya huevos, porque comer solamente uno de desayuno ya le bastaba, los demás ni idea.

Abrió la heladera y casi se cae de cola al piso al ver que Minho solamente tenía una botella de agua, una manzana podrida y una caja de leche vencida hace 5 años.

No pensó que fuera tan así, osea, sabía que su amigo no servía para vivir solo, incluso bromeaban los dos sobre el basurero que tendría en la heladera, pero no pensó que fuera tan literal...

Pensó un momento y se decidió, cerró la puerta del electrodoméstico y fué a la sala de estar en busca de su ropa, aunque en realidad tenía que buscar su camiseta solamente. ¿Qué creían? ¿Que por dormir en casa ajena no se quitaría la camiseta? Error, era la casa de su mejor amigo, así que la confianza ya estaba en otros límites. Límites los cuales no quiero mencionar...

Vió que su prenda se encontraba en el sillón donde dormía, salvo por un pequeño detalle, Felix estaba durmiendo con la camiseta entre sus brazos, incluso creía que la estaba oliendo, y no se equivocaba.

Iba a quitársela hasta que se dió cuenta que lo despertaría, por lo tanto se dirigió a la habitación de Minho para quitarle alguna camiseta que el tenga.

Fué hasta su armario y abrió una de sus puertas, buscó específicamente en donde estaban las camisetas y miró detalladamente cada una, pues no podía elegir cualquiera, salir de casa es salir de casa aunque sea a un supermercado, y quién sabe, quizás conseguía el número de alguna chica o algún chico atractivo.

Buscó durante unos 2 minutos, hasta que encontro una que realmente le gustó, una camisa blanca oversize que tenía dibujado en el medio una especie de ramo hecha de hermosos tulipanes blancos, probablemente se la quede él luego de ésto.

Salió del cuarto, cerrando la puerta, y se dirigió nuevamente al sofá en busca de sus zapatillas. Según recordaba, las había dejado en el piso en frente de la mesita que estaba colocada a un lado del mueble.

ʟɪᴛᴛʟᴇ ᴄᴀᴛ!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora