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Hyunjin no sabía cuanto tiempo había pasado desde la última vez que tuvo una mascota.

El último animal que vivió en su pequeña casa, era un perrito de nombre Kkami, que falleció hace unos... 5 años.

Aunque el pelinegro ya haya superado esa trágica ocasión, nunca volvió a pensar en que podría tener un nuevo compañero que viviera con él.

La mayoría de sus amigos le habían dicho que debería tener otra mascota, así no estaba tan solo y así la casa no se sentiría tan vacía.

Porque sí, Hyunjin vivía en una casa de tamaño promedio, pero tenía pocos muebles y eso lo hacía un lugar frío y vacío desde el punto de vista de sus conocidos.

Tampoco tenía muchas ventanas, y además de que siempre tenía el aire acondicionado prendido. Cualquiera que había entrado a esa casa, había dicho que tendría que abrigarse aunque haga demasiado calor.

La vida de Hyunjin era normal. Estudiaba en una universidad de artes, ya que al joven le encantaba de una manera encantadora la danza.

No había una manera de explicar lo que amaba bailar.

Aparte de ser bueno para su salud, Hyunjin veía la danza como su lugar seguro, era su manera de desahogarse, su manera de expresar sus sentimientos sin hablar, y aquellos que entendían el arte, podían entender tambien lo que trataba de decir mediante los movimientos de su cuerpo.

Además de la danza, Hyunjin tenía otros tipos de gustos y pasatiempos.

Cuando se sentía alterado, escuchaba música, cuando se sentía estresado, pintaba, pero no lo hacía con alguna imágen en mente, simplemente cerraba los ojos y dejaba que su mano se moviera sola.

También le gustaba cantar, aunque no lo hacía muy seguido, mucho menos en frente de personas, pero las pocas que han podido escucharlo dijeron que se sintieron en el cielo y alababan de mil formas hermosas la voz angelical que tenía.

¿Qué le gustaba a Hyunjin?

Si te refieres a preferencias, tiene un millón, pero siempre fueron variadas.

Comenzemos por lo básico, el color favorito de Hyunjin era el blanco, su comida favorita era el sushi, y su fruta favorita era la sandía. Le gustaban los animales, no había ninguno que le desagradara.

Pero los gatos...

Según Hyunjin, los gatos eran unos animales bastante molestos y engreídos.

No los detestaba... bueno, quizás un poco.

Una vez había tenido un gato que había encontrado en la calle. Hyunjin no pudo explicar de ninguna manera como su casa pasó de ser una muy tranquila y relajada a ser el mismísimo infierno.

Prefiero no dar detalles, decía éste cuando le preguntaban sobre su antigua mascota.

Mascota la cual se lo dió a su amigo Minho, ya que éste era todo lo contrario, amaba de una manera increíble a aquellos pequeños. Incluso tenía una habitación gigante exclusivamente para sus 3 gatitos -incluyendo el que le dió Hyunjin-.

Realmente le desagradaba mucho aquellos animales, pero no solamente por el pequeño que tuvo hace un año, sino porque la mayoría de veces que interactuó con alguno de ellos, casi le arrancan los ojos.

Pero Hyunjin tambien se negaba a tener un perro o una perra de mascota.

¿Por qué? Se preguntarán.

Es porque el pelinegro simplemente se acordaría de su pequeño Kkami, que aunque haya superado su muerte, los recuerdos se le venían a la mente en un par de milisegundos en cuanto veía a algún perro cualquiera pasear con su dueño y mover la cola de un lado a otro mientras sacaba la lengua emocionado porque lo habían sacado a pasear.

Entonces hasta el momento, Hyunjin estaba seguro de que no tendría una mascota hasta dentro de un buen tiempo.

Y ni hablar de un gato, directamente jamás tendría uno en toda su vida.

O quizás si...

630 Palabras <3

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