Capítulo 18 (Final)

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Aquel día el sol se podía ver hermosamente en el cielo, estaba totalmente despejado, las personas no paraban de llegar al cuartel, venían de todas partes, con el firme propósito de dejar todo en el campo de batalla, todo por su patria, construir un mundo mejor para sus hijos, sus ñietos.

_ Es tan raro verte así, ese traje siempre te quedó hermoso.

_ Hasta yo me siento extraño... Tú siempre te viste genial con ese traje de piloto... ¿Estás emocionado por volver a a subir en un avión?

_ La verdad si_ sonrió mirando a su novio como si lo estuviera admirando_ Te voy a extrañar tanto.

_ No más que yo_ se acercó quedando muy cerca del castaño_ Te amo mucho_ se sacó el anillo de su mano, agarró la de su novio_ Cambiemos de anillos, yo llevaré el tuyo y tú el mío. Así que cada que lo mires sabrás que estoy contigo y no dolerá tanto la distancia.

_ Pensaré en ti cada que vea el sol aparecer o cuando la luna salga... Te diré un te amo que viajará con el viento hasta llegar a ti.

_ Y lo seguirás haciendo cuando volvamos.

¡Todos los soldados presentense en su formación!

_ Ya es hora...

_ Sí..._ suspiró sin querer soltar su mano, el pelinegro trató de apartarse primero, le sonrió y empezó alejarse. Aún al dar unos cuantos pasos se detuvo y volteó a ver a su novio quien seguía mirándolo.

Corrió de regreso a él enredando sus brazos en el cuello del castaño besándose con mucho amor, como si fuera el último beso, sabía que si lo miraba de nuevo no lograría irse.

_ Te amo...

No le dio tiempo a responder y corrió hacía donde se encontraban los de marina, se formó un nudo en su garganta pero ya habían tomado una decisión y debían resistir para volver a estar juntos.

Todos los militares esa tarde partieron a los diferentes lugares de confrontación pero sobre todo en las partes mas vulnerables para evitar que el invasor siga adelante.

Como lo habían deducido estuvieron dos meses en constante entrenamiento, armas, el manejo de las maquinas, su resistencia, era muy duro pero no podían tirar la toalla, cada dos semanas Zhan trataba de conseguir un permiso para usar el teléfono y poder comunicarse con Yibo a veces tenían suerte y podían hablar y otras apenas se podían decir hola porque la comunicación se cortaba.

Al menos podían escuchar su voz y eso era suficiente, tampoco había manera de enviar cartas ya que no había forma de hacerlas llegar, en conclusión se extrañaban tanto pero sonreían mirando aquél anillo en su mano, sabiendo que en algún lado esa persona estaba pensando en él.

_ Volvemos a cielo Yibo _  ánimo a su amigo.

_ Nuevamente... Sentiré que puedo volar_  subió al avión colocando todo en su lugar para iniciar con el despegue.

Luego de cumplirse tres meses ambos volvieron al frente de guerra, Zhan recordó porque esto no le gustaba, el ambiente era desolador cada que iban los soldados solo regresaban unos cuantos, lo peor de todo es que la flota marina era reducida cada que la batalla se desataba.

Solo se podía respirar el humo que se producía al disparar lo cañones, el cielo estaba cubierto por una capa gris que no permitia ver el sol.

Alisten cañones... No se den por vencidos.

Señor nos estamos quedando sin municiones

Debemos replegarnos

No podemos retroceder. ¡Avancen!

Amor de mil años (Yizhan) FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora