EPISODIO 4

2K 305 25
                                    


Estaba listo para salir de casa cuando mi madre me detuvo en la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba listo para salir de casa cuando mi madre me detuvo en la puerta.

- Por cierto, Noah, a partir de mañana empieza mi turno nocturno. No olvides recoger a Nina de la casa de tu tía Marie.

- De acuerdo – respondí

Antes de salir  sentí el pequeño cosquilleo de una pata peluda en mi pierna, al mirar al piso me topé con los ojos amarillos de Mochi mirándome fijamente. No pude evitar recordar al chico nuevo, ambas criaturas tenían una similitud un tanto escalofriante.

Teníamos Educación Física a primeras horas de la mañana, por eso me apresure a llegar a los vestidores, si tenía suerte los del básquet probablemente aún no habían llegado al gimnasio, así que tendría los vestidores para mi solo.

Al abrir la puerta me topé con una silueta familiar, era ese chico otra vez, estaba desvistiéndose para cambiarse al uniforme deportivo. Eran pocas las ocasiones en dónde me sentía tan incómodo que me costaba hablar, pero ahí estaba él, mirándome tan tranquilo como si una simple mosca hubiera pasado delante suyo.

- Hola... - dije con voz temblorosa.

Fue un pequeño saludo, pero tal vez mi voz no fue lo suficientemente alta ya que no respondió. Traté de ignorarlo, así que busqué un casillero y me propuse a solo concentrarme en mi mismo. Me molestó un poco que no me devolviera el saludo; después de todo, somos compañeros de escritorio y se supone que al menos debemos saludarnos ¿o me equivoco?

Saque mi uniforme deportivo y poco a poco fui desabotonando mi camisa, mire de reojo al chico nuevo que se desvestía al lado mío. No pude evitar notar el cuerpo bien tonificado que tenía, no había nada de grasa en su abdomen y sus pectorales resultaban bastante, los músculos de sus brazos se acentuaban cada vez que flexionaba los codos y se podían notar las venas sobresalir de sus manos. A primera vista no parecía alguien fuerte y su altura no ayudaba mucho, pero se notaba todo el esfuerzo que había puesto en fortalecer su cuerpo; a diferencia de mi, que era puro huesos y solo unos centímetros más alto. Era incómodo desvestirme delante de él y terminar comparando nuestros cuerpos, pero no podía evitar regresar la mirada cada tanto y admirar ese bien construido cuerpo. Debí de ser muy obvio ya que de repente se me quedó mirando, así que avergonzado aparte la mirada.

- ¡L-lo siento! No es como si te estuviera espiando o algo...

No podía creer lo que acaba de decir, básicamente me había expuesto tratando de ocultar lo obvio. Trate de no mirarle a la cara para que no notara cuan avergonzado estaba, pero de repente me preguntó algo que no esperaba.

- ¿Te duele?

- ¿Eh? – respondí confundido.

- Esas ampollas en tu abdomen se ven dolorosas.

No había notado mi cuerpo expuesto ante él hasta que lo mencionó; era cierto, esas quemaduras de cigarrillo aún no habían terminado de sanar. Rápidamente me puse un polo y traté de desviar la conversación.

- Jeje... son picaduras de mosquito, con el verano me salen mucho, jeje... no es para tanto.

Mi mal hábito de reír fingidamente cuando mentía me delataba por completo, pero el chico nuevo pareció entender que no quería hablar de ello, así que no preguntó más.

Estaba muy preocupado, después de haber visto esas marcas en mi cuerpo y haberme escuchado llorar en el almacén eran suficientes pruebas para sospechar que estaba siendo acosado. No quería que fuera a algún profesor a decirle o que; peor aún, terminaran llamando a mi mamá por esta situación. Decidí armarme de valor y evitar que el chico nuevo hablara, así que mi siguiente misión sería acercarme a él. 


CONTINUARÁ... 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Arte de la GentilezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora