EPISODIO 6

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Hacía mucho calor en el ambiente, pero no era el verano incontrolable que nos abrumaba desde hace unas semanas. Eran las miradas y susurros de los estudiantes, el entrenador incómodo que no estaba seguro si decir algo en tremenda situación, era el pequeño niño nuevo que con gran valentía se paraba frente al gigante de la escuela, el líder de los bravucones.

- ¡Oigan ustedes dos! Ya dejen de perder el tiempo, debemos terminar la clase -  exclamó el profesor

Ryu dejó  el balón en las manos de Kenzo y caminó hacia la salida del gimnasio mientras bostezaba. Kenzo lo miraba de reojo mientras se alejaba. 

- ¿Quién se cree ese enano? - dijo mientras apretaba el balón.

Ni siquiera los miembros del mismo equipo eran capaces de hablarle así a su capitán, pero este chico; que era mucho más pequeño que él y sin la más mínima idea de lo que podía pasar, le hizo frente. Estaba atónito, pero al mismo tiempo la genialidad de esa situación me llenaba de satisfacción, Ryu era increíble.

Después de la clase de E.F todos nos alistamos para regresar al salón. Al entrar por la puerta vi a Kenzo y sus amigos sentados en mi asiento; me estaban esperando. Uno de ellos me vio y me movió la mano como si tratara de avisarme algo.

- Por fin llegas, Kenzo tienes sed, ve a comprar algo – dijo uno de ellos.

Kenzo parecía de mal humor por lo que había pasado, así que lo mejor era no provocarlo, por eso salí corriendo del salón a buscar las bebidas.

Fui corriendo hasta la tiendita de la escuela, le pedí a la señora que me diera unas bebidas a crédito ya que el equipo de básquet ya me había quitado todo el dinero que tenía para esa semana.

- Por favor, solo por esta vez, prometo pagarle pronto – supliqué

- Todavía no pagas las bebidas de la semana pasada.

- Lo sé, pero le aseguro que esta vez tendré todo el dinero, se lo ruego.

Puse la mejor cara de perrito mojado en la lluvia que pude; ni siquiera a mi mamá le había rogado así antes.

- Bien, bien, te daré unas cajas de leche, pero no pidas más.

- ¡muchas gracias!

Dejó las 3 cajas en el mostrado y antes de que me fuera me dijo:

- Deja de comprarle cosas a tus compañeros si no puedes pagarlo y si te molestan dile a algún profesor.

Solo pude asentir con la cabeza, así que tomé las cajas y me fui corriendo hacia el salón. Si fuera posible solucionar el problema con solo decirle a un profesor entonces no estaría en esta situación, pero dadas las circunstancias lo único que me quedaba era obedecer las órdenes de Kenzo si no quería recibir una paliza más tarde.

Entré al salón y apenas vio las cajas de leche, Kenzo tomó una y me la lanzó a la cara.

- ¡¿te quieres burlar de mí?! - exclamó

- Lo siento... - dije casi mecánicamente.

Los alumnos que estaban en el salón se quedaron mirando, todos estaban incómodos y algunos murmuraban.

- ¿por qué están en nuestro salón? Deberían irse.

- No les da vergüenza molestar a otros como niños pequeños.

- Es fácil acosar a otros cuando estas en grupo.

Kenzo escucho los murmullos y rápidamente volteó a mirarlos con furia.

- ¡¿Hay algún problema?!¡¿alguien más quiere ir a comprarme las bebidas?! - exclamó.

Todos desviaron la mirada, algunos salieron del salón.

- "siempre y cuando el del problema no sea yo, entonces está bien, no es necesario complicarse las cosas"

Posiblemente es eso lo que pensaban mis compañeros de clase. Entonces lo comprobé una vez más; estaba solo, nadie iba a ayudarme y mientras apretaba los dientes estaba listo para aguantar lo que me esperaba.

Kenzo tomó las cajas de leche, las abrió y comenzó a regar el contenido en mi asiento. Todas mis cosas se mojaron. Sus amigos se burlaban mientras yo me quedé mirando la escena estático, deseando que terminara rápido.

- Será mejor que lo limpies si no quieres que tus cosas apesten a leche - dijo uno de sus amigos.

Después del espectáculo, el equipo de básquet se sentó en unas carpetas más adelante mío; traté de recomponerme, así que primero levanté las cajas del piso, pero vi unas zapatillas negras, levanté la mirada y Ryu estaba ahí, mirándome. Rápidamente me paré, vi sus cosas y me di cuenta que también se habían mojado en el ataque, así que avergonzado me disculpé.

- ¡Lo siento! Ahora lo limpio.

Trate de secar uno de sus cuadernos con el filo de mi chompa, pero rápidamente escuche su fría voz.

- No toques mis cosas.

Me detuve como un carro que frena en seco y apreté el cuaderno, estaba tan avergonzado que no podía mirarle a la cara, las palabras apenas salían correctamente.

- L-lo siento...y-yo...p-perdón...

Podía sentir mi voz entrecortarse, estaba a punto de llorar. Ryu tomó el cuaderno mojado de mis manos y miró a su alrededor, vio a Kenzo sentado de espaldas conversando y riendo con sus amigos. De repente, tiró el cuaderno mojado directamente a su nuca, Kenzo volteó furiosamente mientras se tocaba el cuello.

- ¡Ups! Se me fue la mano, lo siento. Estaba tratando de que cayera en la basura, aunque... creo que cayó perfectamente – dijo Ryu con una sonrisa burlona.



continuará...


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El Arte de la GentilezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora