X

1K 48 30
                                    

Victoria

Álvaro y yo llevamos ya semanas saliendo, y pensé que él iba a estar todo el día conmigo hoy, pero no es así. Porque sus amigos le acaban de llamar.

- Mi amor, voy a la discoteca con mis amigos - dice sonriendony dejando un beso en mi mejilla.

- ¿Y yo? - digo atónita.

- Emm, vete a ver una peli a casa.

- Bueno, vale, pásalo bien.

No me lo puedo creer, me ha dejado sola, ¡Y encima no ha pagado la cena!

Joder.

Eduardo no me ha visto marcharme sola, gracias a Dios.

Voy sola caminando a casa, donde me pongo el pijama y me dispongo a tumbarme bajo las sábanas.

Cada vez que miro el reloj más me agobio.

12 de la noche.

1 de la mañana.

2 de la mañana.

3 de la mañana.

4 de la mañana.

5 de la mañana.

Sigo sin poder dormir, y escucho la puerta principal abrirse, seguro que es Álvaro, porque escucho unos pasos tambaleantes que hacen crujir la madera del suelo.

Siento una sombra con la figura de Álvaro irrumpir en la habitación en la que yo descanso.

- ¿Álvaro? - me levanto de la cama.

Él tiene los ojos rojos, está lleno de... ¿Chupetones?, marcas con pintalabios, tiene perfume a mujer, y obviamente, está bebido.

- ¿Has estado con otras mujeres? - digo con los ojos llorosos.

- Eso no te importa - exclama un poco fuerte.

- Álvaro, solo dímelo, por f - no puedo continuar hablando porque me da un golpe en mi mejilla.

- ¡Te dije que eso no es de tu incumbencia! - me grita.

- Pero Álvaro, yo te quiero... - digo sollozando mientras solo mi mejilla, que supongo que ahora estará colorada.

- Y yo también - dice acercándose a mí - pero si tú no me das lo que pido,  ¿qué quieres que haga?

No pienso decirle que soy virgen. Pero seguro que un chico con rastas que conozco también lo es.

- Y déjame dormir - dice de mala gana.

- Perdón - digo agachando la cabeza.

- ¡Que te calles, mujer! - dice sosteniendo fuertemente mis brazos con rabia.

- Por favor, Álvaro, para, me estás haciendo daño - digo derramando unas pequeñas lágrimas.

- ¡¿Vas a aprender a callarte?! - dice dándome otra cachetada en la otra mejilla - ¡Deja de llorar ya, y no me molestes! - asiento con mi cabeza y él me suelta.

Me tumbo junto a él en la cama. Cuando él cae rendido, yo rompo en un sollozo que no puede hacerse sonar, si no, me volverá a golpear.

(...)

Mis tres amigas, como no, me han invitado al entreno del Real Madrid. He aceptado, desde lo de ayer, sigo teniéndole un miedo terrible a Álvaro, y he aprovechado que se quedó durmiendo para venir con ellas. Eso sí, con mangas largas. Me agarró tan fuerte ayer que me dejó marcas en mis muñecas.

- ¿Vicky? - dice Marina.

- Dime.

- ¿Tía, qué te pasa? - dice Lorena.

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora