XVII

968 48 28
                                    

Victoria

Sí, estaba hablando con mis amigas. Digo estaba porque Álvaro me acaba de quitar mi teléfono. Según él estoy "escribiendo mucho" y está revisando. Ese es mi temor.

- ¿Para qué quieres que el puto negro ese te siga? - dice enfadado.

- Para que él y los chicos del Madrid me sigan.

- Seguro.

- Y no le digas así, por favor.

- Lo defiendes porque a él se la chupas.

- ¿Volvemos otra vez a eso? - digo ya molesta con la situación.

- ¿y por qué le defiendes? - dice celoso.

- Porque es una persona. ¿Qué tiene qué sea negro? Los negros tienen derecho a la vida, son personas como tú y como yo - digo no muy segura de que él pueda considerarse persona.

- Bueno... - dice dudoso.

- ¿Bueno, qué? Acaso si tú fueras negro, ¿no te gustaría que te respetasen?,  ¿O hubieses preferido que te insulten racialmente a tus espaldas y a tu cara? - digo haciéndole entrar en razón.

- Pero no lo soy - dice el muy despiadado.

- ¿Y qué culpa tienen ellos de ser negros? Las personas somos diferentes. Hay negros buenos o malos, blancos buenos o malos, y así con todos. No se trata de piel, origen, orientación ni ideologías, se trata de la educación que hayas recibido en tu etapa infantil, y si decidiste seguirla o hacer de ella una rebeldía - digo doblando la ropa de la maleta para ir ordenándola en armarios.

- Me suda lo que tú digas. Ese negro no te va a seguir a tí, y sí lo hace, no quiero que habléis. Voy a vigilar tu teléfono - dice poniendo solución a esta conversación.

- ¿Qué? - digo sin poder creérmelo - ¡no puedes hacer eso, Álvaro!, ¡es mi privacidad y en caso de que decidas violarla podría terminar en demanda!

- Primero, no me subas el tono - dice agarrando mi cuello - segundo, atrévete a demandarme, porque te rompo los huesos - dice amenazante. Su mirada asesina y sus puños apretados dicen todo.

- Álvaro, te hablo en serio. No revises mi móvil - le ruego.

- Pues déjame la cuenta de Instagram tuya - dice poniéndome "entre la espada y la pared".

- Bueno, pues vigila mi teléfono - digo agachando mi cabeza, rindiéndome.

Lo único que falta para que tenga claro que él no me ama es que se atreva a profanar mi virgen vulva.

- Perfecto, gracias cariñito - dice burlándose de mí. ¿Tanto disfruta dañando a su pareja? Al menos por el amor que le tengo y el que un día el me tuvo.

Él se va a duchar y yo doblo toda la ropa. Lo más aburrido del universo.

Una vez termino tomo mi móvil y una notificación de Instagram me sorprende.

Vckfa: @camavinga ha comenzado a seguirte.

Oh dios mío, ¡será inoportuno!, me va a regañar Álvaro.

Eduardo Camavinga

No me lo puedo creer. ¡He conseguido contactar con Victoria!. Digo, Vicky. Me encanta como suena, Vicky, Vicky, Vicky. ¿Y en qué sitio sonaría mejor? Bajo sábanas.

Dios mío, estoy muy salido, me está afectando el calor de Marrakech, a donde he venido de vacaciones, en Marruecos.

- Hermanito, vaya cara que tienes. ¿Qué estás viendo en tu teléfono? - dice Sebastião, mi hermano mayor, acercándose a mí para ver mi móvil.

- No mires, no mires - digo apagando la pantalla.

No quiero que vea como stalkeo la cuenta de Vicky. Sería muy bobo si me descubre, encima con esta cara embobada que tengo ahora mismo, hasta él lo ha notado.

- Lo acabaré descubriendo - dice él riendo mientras me apunta con su dedo índice.

- Sí, sí - digo asintiendo como a los bobos, para que me deje en paz y se aleje.

Una vez me deja, aprovecho para añadirla en mejores amigos.

Ella es la única que me faltaba por seguir, sigo a sus amigas Paula, Lorena y Marina. Las cuales tienen contenido con ella, pero su cuenta nunca aparece en las historias destacadas.

Recuerdo las palabras de Antoine y los chicos el otro día en la concentración de la selección francesa.

¿Y si me estoy enamorando? Me da miedo, porque es la primera vez que experimento algo similar. Pero no creo que ella me quiera, tal vez solo me ve como un jugador más de la selección francesa y del Real Madrid.
Cada vez pienso en lo estúpido que es Álvaro, la suerte que tiene y la brutal manera en que la desaprovecha. ¿Quién carajos maltrata a una mujer así? Joder... quisiera tanto sacarla de esa cárcel en la que se encuentra, en Madrid. Que venga de vacaciones conmigo, o simplemente pasar tiempo con ella. Pero no, su novio no la deja salir, no la deja escapar. Payaso de mierda, la quiere solo a su merced, pero luego la golpea y maltrata psicológicamente, le es infiel y todavía le echa cosas en cara.

Juro que algún día intentaré recuperarla. Bueno, nunca fue mía, no puedo recuperar algo que jamás me perteneció. Simplemente, hacer que se sienta libre, querida... se lo merece.

Empiezo a stalkear sus destacadas, bueno, las que me quedan.

Coincido en unas en las que sale posando para fotos. Estas imágenes me deleitan, si esto es un sueño que no me despierte nadie por favor. Las fotos en bikini es lo que más me gusta, y como no, mi imaginación hace de las suyas.

Ooopss, hola erección.

- Mierda, no, no ahora - digo regañándome mentalmente a mí mismo.

Siento a mi hermano Sebastião cerca mía y de un momento a otro toma mi móvil.

- ¡Lo sabía!, ¡te gusta ella, Victoria, la chica de las bufandas esa! - dice él celebrando que consiguió descubrir lo que tanto escondía.

- Cállate, por favor. No le digas nada a nadie - le suplico.

- Que no - dice alargando la 'e' - y otra cosa, hermanito. Anda a meterte en agua fría o a masturbarte, porque no puedes salir así a la calle - dice burlándose de mí.

- No te rías, no sabes lo mucho que me está doliendo ahora mismo - digo intentando lidiar con el sufrimiento este. Maldita Vicky, deja de subir esas cosas.

- Sí lo sé - dice soltando probablemente las carcajadas más fuertes de mi vida. O al menos las que más fuerte he escuchado.

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora