CAPÍTULO 62

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NARRAS TÚ

UN MES DESPUÉS...

Con mi esposa decidimos darles unas vacaciones adelantadas a las chicas, Kashy no estaba en casa se fue a buscar a Liam en la escuela así que estaba en la cocina preparando el almuerzo cuando sentí un dolor agudo en el vientre. Me llevé una mano al abdomen y me doblé por la cintura. ¿Sería posible que ya hubiera llegado el momento? Miré el calendario y vi que faltaban dos semanas para mi fecha probable de parto.

Respiré hondo y traté de calmarme. Tal vez solo fuera un calambre o una contracción de Braxton Hicks. Me apoyé en la encimera y esperé a que el dolor pasara. Pero no pasó. Al contrario, se hizo más intenso y se extendió por mi espalda.

- ¡Ay! -exclamé sin poder evitarlo.

En ese momento, escuché la puerta de entrada abrirse y cerrarse. Era mi esposa y Liam, quienes acababan de llegar de la escuela.

Ambos se acercaron felices pero al verme en ese estado Kashy se acercó preocupada y habló diciendo:

- ¡Cariño! ¿Qué pasa? -me preguntó al verme en ese estado.

- Creo que... creo que los bebés ya vienen -le dije con voz entrecortada.
 
- ¿Qué? ¿Ya? -se alarmó ella al igual que Liam.

- No lo sé... me duele mucho -gemí.

- Vamos, vamos al hospital -dijo ella cogiéndome del brazo y ayudándome a caminar.

Salimos de la casa y nos subimos al coche. Kashy condujo lo más rápido que pudo, mientras yo intentaba respirar y relajarme. Las contracciones se hacían cada vez más frecuentes y más fuertes. Sentía como si me partieran en dos.

- Aguanta, mi amor. Ya casi llegamos -me animaba ella mientras le avisaba a Lauren de lo ocurrido pidiéndole para que le comuniquen a los demás.

Llegamos al hospital y nos dirigimos a urgencias. Una enfermera nos recibió y nos llevó a una sala de monitoreo. Me pusieron unos electrodos en el vientre y me conectaron a una máquina que registraba las contracciones y los latidos de los bebés.

- ¿Cómo te sientes? -me preguntó la enfermera.

- Me duele mucho -le respondí.

- Veamos qué dice el monitor -dijo ella mirando la pantalla.

Estuvo unos minutos observando los datos y luego frunció el ceño.

- ¿Qué pasa? -preguntó mi esposa preocupada.

- Pues... parece que son contracciones falsas -dijo ella.

- ¿Falsas? ¿Cómo que falsas? -repitió ella confundida.

- Sí, falsas. No son las contracciones del parto. Son contracciones irregulares e ineficaces que no dilatan el cuello del útero ni hacen descender al bebé. Es algo normal que puede ocurrir en el último trimestre del embarazo. Se llaman contracciones de Braxton Hicks -explicó ella.

- Pero... ¿y el dolor? -pregunté yo incrédula.

- El dolor es real, pero no significa que vayas a dar a luz. Es una forma de tu cuerpo de prepararse para el parto, pero todavía no es el momento. Lo siento, tendrás que esperar un poco más -dijo ella con una sonrisa compasiva.

Me quedé boquiabierta. No podía creer que todo fuera una falsa alarma. Me sentía avergonzada y frustrada. Había hecho todo ese escándalo para nada. Había hecho perder el tiempo a mi esposa y al personal del hospital. Había ilusionado a toda mi familia con la llegada de los bebés. Y ahora resultaba que todo era un error.

Te Amo Señora McGrath (Katie McGrath & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora