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Mientras me encuentro observando la escena, logro bloquear dos golpes más con Boden sentado sobre mí. Mis antebrazos están recibiendo la golpiza y a mis moretones les están saliendo moretones.

Sin ningún rescate a la vista, es hora de ponernos serios en esta pelea. Levanto mi trasero y piernas del piso como una gimnasta y las envuelvo alrededor del grueso cuello de Boden, enganchando mis tobillos en su garganta. Impulso mi cuerpo hacia delante, sacudiendo las piernas hacia abajo los ojos de Boden se ensanchan al ser lanzado hacia atrás. Entrelazados, nos movemos como una mecedora. Aterriza sobre su espalda, con las piernas abiertas alrededor de mi cintura. De pronto, me encuentro sentada derecha con mis tobillos envueltos alrededor de su garganta. En el momento en que aterrizamos, entierro mi puño en su entrepierna.

Ahora es su turno de curvarse.

La animada multitud queda en silencio instantáneamente. El único sonido que escucho son los quejidos de Boden. Suena como si tuviera dificultad para respirar.

Sólo para cerciorarme de que se quede de esa manera, salto y lo pateo en la cara. Lo pateo tan fuerte que su cuerpo gira en medio de la tierra. Me preparo para otra patada, esta vez hacia el estómago. Cuando eres lo suficientemente pequeña para tener que subir la mirada cuando quieres ver a todos a tu alrededor, no existe eso de pelear sucio. Ese es mi nuevo lema. Creo que me lo quedaré.

Antes de poder completar mi patada, alguien me toma por las costillas, fijando mis brazos. Mi corazón late fuerte debido a la adrenalina y me encuentro prácticamente jadeando en mi necesidad de sangre. Pateo y le grito a quien sea que me está sosteniendo.

— Tranquila, tranquila— Dice Obi.— Es suficiente— Su voz es como terciopelo rozando contra mis orejas y sus brazos se sienten como bandas de hierro alrededor de mis costillas.— Shhh… Relájate, ya se acabó... Ganaste.

Me guía fuera del círculo y entre la multitud mientras me va tranquilizando, sus brazos nunca relajan su agarre. Miro de la peor manera a Rosé cuando capturo su mirada. Podría haber terminado hecha papilla y ella lo único que habría hecho es haber perdido una apuesta. Todavía parece macabra, con sus músculos tensos y su rostro pálido, como si toda su sangre se hubiese drenado.

— ¿Dónde están mis ganancias?— Pregunta Rosé.

Me doy cuenta que no me está hablando aunque aún continúa mirándome. Es como si quisiera cerciorarse de que lo escuche junto con todos los demás.

— No ganaste— Dice un tipo junto a ella.

Suena contento. Él es quien recolectaba todas las apuestas.

— ¿A qué te refieres? Mi apuesta fue lo más cercano a lo que ocurrió— Gruñe Rosé.

Sus manos están en puños cuando se gira hacia el tipo, y él mismo parece listo para pelear.

— Oye amiga, no apostaste que ella ganaría. Cerca no cuenta…

Sus voces se desvían en el viento mientras Obi prácticamente me arrastra a la cafetería. No sé qué es peor, que Rosé no saltó a defenderme, o que haya apostado que perdería.

La cafetería era una gran cabina abierta con filas de mesas y sillas plegables. Supongo que no tomaría más de media hora doblar todas las mesas y sillas para empacarlas al moverse. Por todo lo que he visto, todo el campamento esta diseñado para ser empacado y movido en menos de media hora.

El lugar se encuentra desierto, aunque en las mesas hay bandejas de comida a medio comer. Supongo que por aquí una pelea es un evento que nadie debe perderse. El agarre de Obi se relaja cuando dejo de luchar. Me guía hacia una mesa en el fondo cercana a la cocina.

Fallen Angel ✞ Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora