Capítulo I

571 43 10
                                    

Crecer en un mundo tan competitivo hicieron que se esforzara para ser la número uno en todo. No importaba con quién estuviera riñada, siempre intentaba destacar y salir sin ningún rasguño de las misiones que se le asignaba. De hecho, la única carrera que no le interesó ganar era conseguir un rango mayor en su trabajo, ser jefa inmediata lo consideraba aburrido. Ella quería seguir yendo a combatir cuerpo a cuerpo con los malos, no sentarse por horas en la oficina y esperar a que sus compañeros resolvieran el problema. Kara Danvers se definía a sí misma como una completa "adicta" a la adrenalina pura, trabajar como agente del FBI abarcaba solo una pequeña parte de esa "adicción", su verdadera pasión estaba detrás del volante, dominando los cambios, acelerador y frenos. Solía recordar como su abuelo le gustaba llevarla a las carreras profesionales, podía sentarse durante horas en una gradería observando embelesada la pista y los autos deportivos. Era muy diferente a su hermana mayor, Alex, aunque le gustaban las carreras, no le apasionaba como a ella, prefería encerrarse con sus padres en un laboratorio y aprender todo sobre Bio ingeniería o medicina. Lo único que compartían-a parte de su sangre-, era su gusto por las mujeres, porque ni siquiera en el aspecto físico se parecían. Kara era rubia, poseía unos ojos azules grisáceos, alta, cuerpo esbelto y tonificado, era muy atractiva. Alex, en cambio, tenía el cabello castaño, ojos avellana, alta y una figura esbelta, también atractiva, bastante distintas en muchos aspectos.

Perdieron a sus padres en un accidente de laboratorio recién empezando sus vidas independientes, dicho accidente hizo que unificaran más sus lazos, siempre velaban por el bienestar de la otra, como una verdadera familia. Eso sí, seguían siendo independientes, cada una vivía en su propia casa, solo se reunían cuando deseaban salir a tomar algo en algún bar, o cuando se atrevía a darle una reprimenda por aparecer con alguna herida grave en el hospital que trabajaba como doctora, aun así, la amaba, era su única familia que le quedaba.

Llevaba unos meses pensando que modificaciones podía comprar para seguir mejorando su auto, un Nissan GT-R color blanco que, le había costado casi la mitad de sus ahorros para poder tenerlo en su garaje- no precisamente nuevo-, quería correr con él, o por lo menos soñar que lo haría. Salió de su ensoñación ingresando a las instalaciones del FBI, casi sin pestañear estaba siendo abordada por dos compañeros suyos, parecían no traer buenas noticias, suponía que era respecto a un caso que venían tratando de resolver. Estaban tras la pista de un criminal que le encantaba robar autos deportivos de último modelo y que transportaba toneladas de droga, pasaba las fronteras como si fuera un fantasma en Francia. La Interpol debía encargarse, pero esta misma les pidió colaboración y no se negaron a apoyarlos. Kara se sentía molesta de que no le asignaron el caso, en su lugar mandaron a James Olsen, un hombre de color insulso e insoportable, no era para nada racista, pero no lo soportaba.

-¿Qué tenemos para hoy? -preguntó tomando la carpeta que le extendía uno para revisarla-, ¿alguna novedad trajo Olsen?

-No, nada -comentó el agente apellidado como Díaz-, el jefe está muy molesto, James no hizo más que perjudicar el caso -Kara rodó los ojos negando con su cabeza.

-Sí, pensamos lo mismo -apoyó Colson a su derecha-, debieron enviarte a ti, Danvers.

-Al parecer no piensa igual que ustedes, caballeros -negó con su cabeza esperando que la agente Lee de datos, se les uniera -¿Listo para escuchar otro fracaso más de Olsen? -les preguntó sin ser condescendiente.

-Creo que siento un poquito de lástima por él -respondió la agente Lee haciéndola casi reír, nadie quería a James en el FBI.

-Mejor entremos, apuesto que el jefe vendrá muy contento -comentó Díaz con sarcasmo, entrando por la gran enorme puerta de vidrio trató de no rodar los ojos frente al susodicho.

Desafío De Velocidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora