Capítulo IX

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Apuntando con sus armas al intruso, se mantenían atentos, caminaba lento y determinado entre las sombras, quitaron el seguro esperando que se acercara un poco más, sus pasos se detuvieron antes que la luz pudiera darle en el rostro. Kara no iba esperar para saber quién era, emprendió su camino hacia la sombra, rodearon a Brian impidiendo cualquier intención de llevárselo. Se trataba de la mujer misteriosa que caminaba a paso lento hacia Kara, desvanecida la oscuridad-que no duró ni viente segundos-, todo se volvía silencioso de pronto cuando comenzó a quitarse el antifaz, la agente Danvers esperando paciente comenzó a reconocer las facciones del rostro. Enseguida se le congeló la sangre y el aliento se quedaba atorado en su garganta.

—¿Alex? —preguntó dudosa, no estaba segura si en realidad era su hermana o una alusinación— Esto debe ser una broma de malísimo gusto. ¿Dónde estás escondida, Sam? —preguntó buscando al rededor con su mirada.

—Hola, Kara —suspiró mirando a su hermana frustrada por la situación. Kara cruzó sus brazos arqueando una ceja—. No, no se trata de ninguna broma. ¿En serio Sam está aquí? —buscó entre los inquilinos ese rostro conocido y que tanto anhelaba volver a ver.

—No —contestó cortante—. Se supone que la envié para cuidar a mi hermana mayor. ¿Qué demonios haces aquí, Alexandra? Necesito que me des explicaciones claras —la señaló molesta.

—Bien, tranquila. Te las daré —suspiró ignorando la mirada expectante de sus tres conocidos—. En realidad no soy doctora, Kara. Trabajo como agente encubierta para la CIA hace más de siete años —sacó sus credenciales de agente y se las entregó a Kara.

—¿Una maldita agente de la CIA? —le reprochó confirmando que eran reales, se los puso de golpe en el pecho- Qué imbécil he sido por creer que en verdad te preocupabas por mí.

—¡Hey, sí me preocupo por ti! Nunca dudes de eso —alzó la voz guardándolas en su jacket—. Simplemente no supe cómo decirte. Te vi luchar muy duro para progresar en el FBI, no quería hacerte sentir mal, o hacerte sentir menos capacitada.

—Lo haces ahora —respondió negando con su cabeza varias veces, se giró a su equipo mirándolos preocupada—. Lena, intenta comunicarte con Sam y los chicos, puede estar en peligro. No quiero ni pensar que todo esto fue una trampa. Necesito tenerlos de vuelta.

—Lo haré, Kara —Lena le dio una última mirada a Alex para alejarse.

—¿Por qué no me dijiste que estaba aquí Sam? —preguntó preocupada tecleando en su móvil.

—¿Por qué la CIA te envió aquí, Alex? No estaba obligada a contarte los detalles de mi misión —seguía estando a la defensiva.

No contestan, Kara —su propio corazón latía desbocado cuando escuchó a Lena se dio cuenta que podría haber mandado a Sam a la boca del lobo—. Volveré a intentarlo, alguno tendrá que contestar.

—Si les pasa algo, no voy a perdonártelo —Alex sabía el carácter qué manejaba su hermana.

—He enviado equipo especial para averiguar si están bien —los tranquilizó, sus ojos se detuvieron en Lena—. ¿Has vuelto a hablar con Lex? Porque deberías considerar que es un blanco fácil también para Jack y sus hombres.

—No le temo a los muertos, yo maté a Jack. Sé que Lex está bien, no debo preocuparme por él —Alex negó varias veces sacando un pequeño dispositivo de su bolsillo—. ¿Acaso esto es un control inhalámbrico de un dron?

—Disculpen, ¿podrían explicarnos? —Barry preguntó intentando no mirar mucho a Alex, siempre le intimidó.

—Esa es una pregunta que nos hacemos todos, Barry. No debería decirles esto, porque es una clasificación secreta de la CIA-Kara rodó los ojos—. El ruso, John Corben, Jack Spheer y unos cuántos criminales más, trabajan para una organización llamada CADMUS, tiene mucho poder —Lena frunció sus labios mirando a la rubia—. No solo quiere el VR de Brian Dox y sus materiales modificados ilegales —recalcó mirándolo. Brian bajó la mirada avergonzado—. Quiere adueñarse del sistema satelital del mundo entero —comenzó a mostrarles imágenes satelitales. En la imagen apareció el moreno casi muerto viviente acomodar su traje, estaba viendo algo más que no podría apreciarse—. ¿Lo ven? Jack Spheer sigue vivo.

Desafío De Velocidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora