Capítulo II

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Iba a llamar la atención, estaba decidida a hacerlo; vestida con pantalones de cuerina negros, una jacket de cuero negra sobre su blusa blanca lisa, botas negras, su cabello suelto en ondas cayendo en sus hombros y un ligero maquillaje, se fue del hotel manejando con entusiasmo el Camaro como la primera vez que lo condujo. Se sentía deseosa por batir los límites de la velocidad, apretaba el volante esperando que cambiara el semáforo para pasar y su mano derecha descansaba en la palanca de cambios esperando el momento para comenzar a hacer magia. Respiró profundo intentando sosegarse, siguió manejando como una conductora civilizada, debía esperar solo unoa cuántos kilómetros, pronto llegaría al espacio abierto donde se realizaba el evento ilegal, se alegra de la existencia del GPS, no le gustaba mucho leer mapas.

Durante el transcurso de la tarde se había reportado con su jefe, aprovechó para contarle sobre el dato interesante que le dio ese mecánico entrometido y sus opiniones coincidieron, debían aprovechar esa oportunidad para conocer a la mujer misteriosa que le nombró. De paso llamó a su hermana para hacerle saber que había llegado bien a su destino, en ningún momento le dijo dónde estaría—motivos extraoficiales—, pero siempre la dejaba tranquila saber que se encontraba bien, deslumbró a través del parabrisas las luces que sobresalían, escuchaba la música amplificada, aun así sobresalía el ruido los motores acelerando, una verdadera fiesta para Kara. Sonrió empezando a hacer fila detrás de uno color platino que reconoció como un Mazda RX-8, bajó la ventanilla cuando el hombre musculoso se acercaba, debía pagar su entrada, quinientos dólares. Este asintió dándole el aval para que avanzara sin inconvenientes, no se detuvo a mirarlo para saberlo, así lo hizo, comenzó a buscar entre los autos lujosos un espacio para aparcarse y lo consiguió, justo a la par de un elegante Dodge Challenger SRT verde neón con unos grafitis horribles como pintura.

Salió del Camaro dándole un ligero portazo y empezó a contemplar el ambiente; chicas guapas con ropas dimutas restregando sus cuerpos al bailar, otras se besaban como si nada frente a hombres lujuriosos buscando cumplir sus fantasías sexuales, otras solo buscaban a los posibles ganadores para robarles su dinero, esas y muchas cosas más se encontraba. Sonrió para sus adentros pensando cómo a Alex le gustaría pasar un buen rato para ver a las mujeres modelar su casi desnudez. Sin embargo, a Kara no le llamaba la atención una mujer así, se inclinaba por otro tipo, sintió varias miradas posarse sobre ella en el primer segundo que bajó del auto, pero las ignoró para acercarse a tomar una cerveza, entre la amplia variedad tomó Guinness, su cerveza favorita.

—Así que, amante de las carreras prohibidas —distinguió una mano ágil tomando una de la hielera. Kara reconoció esa voz profunda, eran dos veces en un día—, sí que quiere llamar la atención, ¿eh? —giró su cuello para poder conocerla de una vez por todas, qué hacía ahí, se preguntó la agente Danvers.

Se encontró con unos ojos verdes azulados profundos que la miraban un tanto desafiantes; su rostro era precioso, jamás había conocido a una mujer como ella, su tez blanca le indicaba que era de un país frío, o con temperaturas bajas, su cabello castaño oscuro generaba en ella un perfecto contraste, su cuerpo femenino de caderas algo amplias y un busto algo sobresaliente, terminaban por derretir a cualquiera. La agente Danvers sonrió con petulancia tomando un largo trago de su cerveza antes de contestarle.

—Tal vez sí esté buscando llamar la atención —giró por completo su cuerpo quedando justo en frente, notó la pequeña sonrisa burlona que se formaba en sus comisuras.

—¿Ah, sí? —dejó su cerveza dispuesta a ingresar a su espacio personal, por alguna razón se sintió retada. Kara reconocía esa mirada a kilómetros, era la misma que solía poner cuando competía contra Alex en patineta.

—¡Hasta que te encuentro! No sabes cuántos hombres tuve que alejar de mí para encontrarte —esa ojiverde esbelta detuvo sus intenciones para responder y la agente Danvers entreabrió su boca.

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