Wednesday solo tuvo que hacerse a un lado cuando las personas se comenzaron a aglomerar alrededor de la rubia, se ofreció a llamar una ambulancia con su mejor expresión de sorpresa y desconcierto, al final fue el gerente quien se hizo cargo de hacer la llamada. "Deberíamos llamar a su madre" dijo una de las camareras entre el barullo. En realidad no hay tanta gente en la pequeña cafetería, pero todos los comensales parecen estar preocupados por la chica. La pelinegra no tiene que esperar mucho hasta que una mujer irrumpa en el lugar.
Luce mayor, por supuesto, pero es en definitiva aquella a quien vio en su visión del Valle de Godric. Algunos se alejan en cuanto la ven y Wednesday los imita, prefiere mantenerse al margen.
- ¿Qué le sucedió a mi bebé? – Cuestiona acercándose a la chica que se incorpora lentamente. Alguien puso un algodón mojado con alcohol en la nariz de la chica y parece que funcionó, tiene rasgos ligeramente parecidos a su madre biológica.- Oh cielo ¿Te encuentras bien?
- Si mamá... eso creo.- Wednesday toma nota de la situación, la rubia se desmayó cuando le dijo el apellido de su padre ¿Habrá algún hechizo detrás de sus desmayos?
No sucede mucho después de la llegada de Sinclair madre, ni siquiera puede escuchar lo que sucede en realidad. La mejor recompensa de su excursión es una fotografía clara de la joven Lupin, fue tomada con su teléfono celular justo antes de que salgan de la cafetería. Ella se presentó como Enid antes así que ese debe ser el nombre que usa ahora, porque no hay una Andrómeda registrada, y cuando investigó a los Sinclair no encontró ningún Enid.
De regreso en el pequeño apartamento decide limpiar una pared del pequeño dormitorio y usarla como la nueva pizarra, imprimió la foto en un cibercafé y también compró tachuelas para poder recopilar la información de nuevo. Ahora tiene un rostro para la hija de los Lupin, podría llamarlos para que vengan por ella ahora, pero ese desmayo fue extraño y la forma en que la madre pareció estar nerviosa al encontrarla así no son buenos augurios. Si "Enid" resulta estar bajo una maldición será muy peligroso hacer un movimiento tan repentino.
Wednesday sabe que el mejor lugar para empezar una búsqueda suelen ser los más evidentes. Enid Sinclair tiene una página en cada red social popular usada por muggles, hay cientos de fotografías desde que tiene al menos dieciséis años hasta una publicada ayer mismo. Los buscadores profesionales que suele utilizar no pueden buscar en este tipo de aplicaciones, si los nombres coinciden puede hacerlo o aparecen de forma aleatoria en cualquier buscador, pero Wednesday fue tan arrogante como la pareja de magos que la contrató y prefirió sus métodos rebuscados en lugar de intentar con algo básico. Descarga cuatro fotografías en las que se etiquetan ubicaciones para agregarlas a su nuevo mapa.
Enid Sinclair estudia arquitectura en la Universidad de San Francisco, tiene un empleo de medio tiempo en la cafetería Mich's ubicada frente a su casa, viaja en autobús y tren ya que no pasó su prueba de manejo hace cuatro años y no volvió a tomarla, acude cada semana a un grupo de baile cerca de su casa y hay tres personas recurrentes en sus fotografías. El siguiente paso lógico es conocer la rutina del objetivo para proceder con la extracción.
Mantener un ojo en los Sinclair será sencillo si tiene a la joven en la mira, piensa Wednesday. Necesita averigua sobre hechizos para saber a qué se enfrenta así que le envía una carta a un viejo cliente del mundo mágico explicando las circunstancias del objetivo con la esperanza de que los efectos le resulten conocidos. Conoce algunas maldiciones y hechizos simples, pero no es ninguno de los que ella ha visto.
Al siguiente día Wednesday se da cuenta con satisfacción que es sencillo colarse a clases universitarias. Robó una identificación de estudiante en el metro cuando la persona estaba casi dormida y la clonó en un cibercafé de mala reputación donde no hicieron preguntas, así que ella tiene ahora una ID con su sombre y fotografía. Fueron solo un par de profesores quienes se mostraron escépticos al recibir una estudiante cuando el curso está por terminar, pero dejaron de hacer preguntas en cuanto ella mostró la carta "firmada" por la administración de la Universidad de Nueva York.