Capítulo 2 "Él no quiere verte"

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Dedicado a @26aLELOPEz07  gracias cariño, porque siempre estás, eres una estrellita constante.

PERSPECTIVA DE HARRY

—¡¿Qué mierda?! ¡Louis! ¡Louis!

Me acerqué de nuevo, tomé el cuerpo lánguido de mi esposo y alejé las sábanas para que el aire circulara mejor. Toqué su frente para revisar su temperatura y fue un alivio constatar que no. Pero todavía tenía miedo y no entendía por qué Louis había gritado al verme, no soy feo, obviamente; así que descarté esa posibilidad.

Acerqué mi oído a su pecho para escuchar sus latidos y el "dub-lub" que siempre me adormecía se escuchó débil. Fue desesperante que él luciera tan tranquilo, con los ojitos cerrados, después de haber gritado algo que no entendí, tuve la sensación de encontrarnos en el ojo de un huracán, aparente calma antes de que llegara algo peor.

—Lou...Lou, mi amor ¿qué tienes? —esta vez lo sacudí un poco, ni siquiera fui consciente de que yo había comenzado a sollozar pero creo que mi miedo estaba justificado —¡Louis! Louis, ¿qué te pasa? Amor, si estás molesto por lo de anoche, te prometo que lo arreglaré, pero, no despierta...

Sacudí un poco más fuerte su cuerpo, él seguía inmóvil, con su mente muy lejos de mí, le llamé en diferentes tonos, desde los gritos hasta los susurros de amor que hace mucho no le daba. ¡Joder!

Después le hablé cerca del oído, incluso pellizqué su barriga, todo, sin obtener resultado alguno, porque mi Louis no reaccionaba.

Su pulso se sentía débil y sus labios estaban perdiendo ese tono rojo sandía que siempre los bañaba, creo que jamás le dije que eso es una de tantas cosas que me gustaban de él, me lo guardé para mí. ¡Estúpido!

Supe que no era una broma, sino algo muy extraño estaba sucediéndole a mi esposo. Lo tomé entre mis brazos al estilo nupcial y corrí con él hasta el elevador. Su cuerpo tan glorioso no fue una carga, apenas y noté que su peso nunca cambiaba desde que nos conocimos y tuve un mal presentimiento.

Durante todo ese trayecto, no dejé de intentar despertarlo, movía su rostro con cuidado y con mi propia nariz tocaba la mejilla de mi Louis, que cada vez se enfriaba más, a pesar de la manta que lo cubría.

—Dios, por favor, por favor... —susurré cuando por fin estábamos en el auto para dirigirnos al hospital, el chirrido de los neumáticos sonaba estridente para cualquiera que escuchara, pero poco me importaba eso, toda mi atención estaba en el hombre a mi lado, lo miré de reojo, vi su cabeza ladeada y sus ojitos cerrados, por un momento pensé que iba a evaporarse y el solo pensamiento me hizo estremecer, yo me casé para toda la vida, no para ser viudo —¡Louis, despierta! Por favor, amor, amor...¡Joder, no puedes hacerme esto, Louis!

(...)

Miré mi reloj por séptima vez, y pensé cuántas veces habría hecho lo mismo mi esposo, esperándome sin que yo apareciera. La culpa es una perra, realmente y en ese momento me estaba consumiendo.

Los sesenta minutos que pasaron desde la última vez que le grité a las enfermeras hasta que el médico salió, me parecieron eternos.

—¡¿Afasia?! —grité, como si aquella palabra me revelara todo, y en realidad, no lo hacía. El doctor Mikkelsen, un tipo entrado en años; había dicho que ése parecía ser el pronóstico de lo que pasaba con Louis —¡¿Qué... qué es eso?! No entiendo nada, ¡¿qué carajos le pasó a mi esposo?!

—Usaré palabras más fáciles —decidió el médico, viendo la terrible confusión de mi rostro —su esposo presenta un problema causado por un daño en las partes del cerebro responsables del lenguaje. No puedo asegurar ningún diagnóstico hasta que hagamos una tomografía y una resonancia magnética, aunque eso no es lo que realmente me preocupa.

Regresa, Louis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora